Por Leonel Herrera*
El Juzgado Primero de Paz de San Salvador decretó instrucción formal con detención provisional contra Eugenio Chicas, resolución que consuma la persecución judicial contra el ex presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Desde la perspectiva jurídica, el proceso penal contra Chicas es irregular porque se realiza de manera paralela al proceso civil sobre supuesto enriquecimiento ilícito sobre el cual aún no existe una condena definitiva, debido a una apelación pendiente de resolver en la Sala de lo Civil de la Corte Suprema de Justicia (CSJ).
Además, el nuevo proceso tiene una injustificada reserva de información y la audiencia inicial se desarrolló bajo un fuerte operativo policial, según informaron medios periodísticos que fueron impedidos de acceder al recinto judicial.
La cuestionada decisión judicial confirma que se trata de un caso político, tal como lo denunció el propio Chicas en su llegada al acto de intimación un día antes de la audiencia inicial. El sádico tribunal ni siquiera quiso otorgar las medidas sustitutivas a la prisión preventiva solicitadas por la defensa, con el claro objetivo de mantenerlo en la cárcel.
Esto evidencia que en el país no existe un sistema judicial independiente que garantice el debido proceso y aplique correctamente la justicia. Lo que hay es un instrumento de manipulación de la justicia al servicio de la política de persecución judicial del actual gobierno.
Lo mismo sucede con la Fiscalía General de la República (FGR). La instancia encargada de hacer valer la legalidad, investigar los delitos y defender los intereses del Estado y de la sociedad actúa como brazo legal del régimen para perseguir penalmente a críticos de la gestión gubernamental, ya sean políticos opositores, defensores de derechos humanos o activistas ambientales.
La Fiscalía es una “fábrica de delitos” contra quienes incomodan al tirano o representan un obstáculo para cualquier proyecto gubernamental. Esto se confirma también con la criminalización de los líderes ambientalistas de Santa Marta y ADES, la detención de Fidel Zavala, la persecución contra los dirigentes de la Alianza El Salvador en Paz, entre otros casos.
Como señalé en un artículo anterior, el caso de Eugenio Chicas tiene que ver con la venganza personal de Nayib Bukele, su calidad de testigo en la defensa de los ambientalistas antimineros y su crítica frente a los abusos de poder, la corrupción campante, las violaciones de derechos humanos y los retrocesos democráticos que sufre el país.
https://www.diariocolatino.com/que-hay-detras-de-la-detencion-de-eugenio-chicas/
Sólo una respuesta valiente y digna de toda la ciudadanía podría arrebatar al ex presidente del TSE de las garras de este régimen autoritario y ponerlo a salvo de los vejámenes que suceden en las cárceles salvadoreñas.
La misma advertencia sobre la persecución contra Fidel Zavala: sin una fuerte presión ciudadana, este joven que es ejemplo de valentía y dignidad podría ser asesinado en prisión para callarlo, para mandar un mensaje de intimidación para que nadie más se atreva a denunciar y para eliminar a un testigo clave de los juicios en los que tarde o temprano rendirán cuentas los delincuentes que se sienten impunes por el poder total que actualmente ostentan.
*Periodista y activista social.