Vladimir Baiza
@DiarioCoLatino
Otoniel Guevara, dirige la iniciativa editorial “La Chifurnia Libros”, que encarna el compromiso de este poeta y escritor por la palabra, el significante y la esencia que cada libro encierra y que ninguna distancia por muy remota que esta sea, se convierta en un obstáculo para los afanosos lectores.
Ex coordinador del Suplemento Cultural 3 mil de Diario Co Latino, el poeta expresa sus anhelos y retos sobre la editorial La Chifurnia Libros, abordamos el tema obligado de siempre: los libros, los proyectos editoriales y ese mundo emergente y cambiante en la región centroamericana.
– ¿Cómo surgió la idea de ¿”La Chifurnia”?, ¿como destelló, sello o figura editorial? ¿Podrías explicar el concepto, más allá de la precariedad y la distancia que evoca una chifurnia?
Tras el paso fallido por la editorial del Estado en el gobierno de Mauricio Funes, cuando se disolvió aquel proyecto encabezado por Breni Cuenca, sentí una deuda personal con los autores a quienes anduve sonsacando para que me confiaran sus libros.
Mi proyecto era ambicioso, pretendía buscar los libros que durante décadas habían estado engavetados e incluso los que no habían nacido. Perfilé varias colecciones nuevas y, en fin, me puse a soñar y nos despertaron de cuajo.
Fue cuando comencé a imprimir los cuadernos que dieron origen a La Chifurnia. El nombre se debe a que nuestro interés es que la lectura llegue hasta los lugares más abandonados de la tierra.
– ¿Cuánto tiempo hace desde el primer título publicado por esta editorial, cuál fue su nombre?
Los primeros cuatro cuadernos fueron poemarios míos, porque el formato se me antojó idóneo para publicar mis poemas a manera de documento, dado que las computadoras y las memorias suelen quemarse o arruinarse y se llevan el trabajo de años. Ya con los primeros ejemplares en la mano pensé que sería bonito publicar los poemas inéditos de los compañeros; así surgieron los poemarios de Kenny Rodríguez, Manuel Barrera, Aída Párraga, Luis Borja,
David Juárez, el tuyo y los de otros compañeros poetas. Esa colección se llamó “Palabra de Alto Riesgo”, y llegó a tener 27 títulos de autores salvadoreños. De eso se cumplen justo 11 años, fue en diciembre de 2011.
De inmediato comencé otra colección “Amaranthus”, de formato más pequeño, ahí se lograron sacar 20 títulos, siempre de autores nacionales.
– ¿Por qué insistir en la poesía?, recuerdo aquello de la Canasta Básica de la Cultura Salvadoreña… o algo así era el nombre y que debía incluir muchos poemarios entre los artículos denominados de primera necesidad…
Porque -la poesía es la única prueba de la existencia del hombre-, como concluyera Luis Cardoza y Aragón. Todos necesitamos y respiramos por la poesía, que nos sustrae de la monotonía y nos arroja a trascender la función de autómatas. Y porque nuestras sociedades han vivido condenadas a la peor de las miserias: la de no tener sueños.
Por eso le propusimos a varias instituciones, incluyendo la Asamblea Legislativa, incluir en la “Canasta Básica” de cada salvadoreño unas cuantas libras de libros; algunos kilos de poesía, dos o tres manojos de historia y algo más.
– Si pudieras esbozarnos las diferentes etapas por las que este trabajo editorial ha transitado, por ejemplo, como apoyo a los Encuentros de Poesía, como proyectos independientes, las colecciones o agrupamientos que has hecho bajo tus propios gustos o criterios; ¿Cómo lo plantearías, como una serie de ciclos o un desarrollo lineal?
Hay dos etapas claramente diferenciadas: antes y después del “holocausto”. El holocausto fue la pérdida de todos los archivos que hasta octubre de 2018 contabilizaba, lo cual representaba más de 350 títulos de poesía. Se perdió eso, todos mis poemas y más de 35 mil fotos de poetas y eventos. Lo que se me vino a la mente cuando eso sucedió fue comenzar de nuevo antes de entrar en depresión. Inmediatamente le escribí a un centenar de poetas amigos explicándoles los sucesos y solicitándoles nuevas colaboraciones. Tuve una buena respuesta y ahí comenzó la segunda etapa, con la Colección “Eternoretornógrafo”, de poesía del mundo.
En la primera etapa se articularon varias colecciones: Palabra de Alto Riesgo, Amaranthus, Hipatya (de mujeres poetas latinas residentes en Estados Unidos), Playa Sucia (ligada al Festival de Poesía de Puerto Rico), Amílcar Colocho (que publicaba a los poetas invitados a los festivales que organizábamos en El Salvador) y la Monseñor Romero, donde se publicaron alrededor de 100 libros de los poetas que participaron en el Festival de Centenario de nacimiento del santo mártir. La segunda época cuenta con 12 colecciones que abarcan poesía y narrativa. Aquí ya llevamos alrededor de 250 títulos publicados.
– ¿A qué figuras, poetas, escritores, que consideres importantes o sobresalientes has logrado publicar en La Chifurnia, si podés dar cuenta de algunos de ellos?… ¿sus logros, su trabajo, su nacionalidad?
Hay muchos, quizás los más sobresalientes sean Hugo Mujica, Jorge Boccanera, Miguel Barnet, Alfredo Fressia, Juan Carlos Mestre, Alfonso Kijadurías, Francisco Morales Santos, Leonel Alvarado, Silvia Favaretto, Saúl Ibargoyen, Nicole Cage, Juan Ramón Saravia… son muchos y contabilizan muchos premios y reconocimientos y básicamente son latinos y europeos.
– ¿Cómo seleccionas los autores, definen ellos sus orientaciones o el montaje final de su trabajo, aportan ideas, cuál es el plus o apoyos que les brindas?
Trabajamos juntos en la medida de las posibilidades, pero la mayor parte del tiempo trabajo personalmente en casi todo el proceso, incluso en la propuesta de los títulos de cada libro. Casi siempre los autores están de acuerdo conmigo.
A excepción de algunas convocatorias, es La Chifurnia la que solicita materiales. Por razones presupuestarias no aceptamos colaboraciones.
– ¿Cuáles son los formatos finales disponibles al público, plaquettes, libros, tamaños, etc.? ¿Cuántos títulos llevas publicados bajo este sello editorial, autores, cantidad de libros, etc.?
El formato más utilizado es el tamaño media carta, el 90% de nuestros libros lo tienen. Luego tenemos los libros pockets, que son un cuarto de carta, y algunas ediciones especiales que son cuadradas, de 7 por 7 pulgadas. Esas son las más usadas.
– ¿Podrías definir el objetivo o tu visión de una editorial y si La Chifurnia está orientada en ese sentido?, ¿Cuál es la gran apuesta y la perspectiva de este esfuerzo en la sociedad centroamericana siempre polarizada, llena de contradicciones y autoritarismo?
Nos sentimos comprometidos con la formación de lectores de poesía en nuestra región. Nacimos con la idea de ser una editorial centroamericana y nos gusta pensar que podemos enamorar de la lectura a muchas personas.
La gran apuesta es generar inquietud con nuestros libros, obligar al lector a la relectura, generar más sed en el sediento.
– ¿Cómo ves el panorama literario y editorial salvadoreño en el presente y qué perspectivas o vaticinios das? ¿Podrías extrapolar tu comentario a la literatura hondureña, centroamericana, en la región?
Estamos frente a una crisis inédita. Las buenas lecturas existen, pero son despreciadas con jactancia por la mayor parte de jóvenes. Hay una crisis general de identidades, una badbunnización viral y delirante. La región puede ser salvada por los libros y eso lo saben los tiranos, por eso los sacan de circulación y meten mano en lo que los niños leen.
Una comunidad que lee, lucha. La perspectiva que veo es que los libros corren el peligro de ser guillotinados, por el centro.
– ¿Es esta editorial un poco viajera o trashumante, en el sentido de verse afectada o influída por los desplazamientos forzados o casi forzados, a los que nos vemos obligados en este pedazo del planeta?
Nos gusta andar de feria en feria, de mano en mano, de boca en boca. Para lograrlo hay que poner la vida en ello.
– ¿Cuál es el proyecto que actualmente trabaja Editorial La Chifurnia?, ¿nuevos títulos, nuevos autores y colecciones? Si pudieras brindarnos un adelanto para los lectores.
No hay un mes en que no presentemos novedades. Trabajamos en nuevas colecciones, nuevos libros, nuevos autores, nuevos espacios, nuevos aliados. Siempre hace falta financiamiento, pero por proyectos no nos quedaremos pobres.Te quedo debiendo cualquier adelanto. Nos da un placer intenso cumplir más que prometer, entregar antes que anunciar.