Pekín/AFP/Xinhua
China efectuó este martes el primer lanzamiento mundial de un satélite de comunicación cuántica, anunció un medio estatal, un avance tecnológico para Pekín que busca construir un sistema inviolable de comunicaciones codificadas.
El lanzamiento tuvo lugar a las 1:40 de la madrugada, hora local, en el desierto de Gobi (norte), anunció la agencia oficial Xinhua, y llega cuando Estados Unidos, Japón y otras naciones desean también imponerse en esta tecnología en pleno auge.
China invirtió ingentes recursos financieros en este maratón tecnológico, una de las numerosas inversiones de Pekín en la investigación científica puntera, que abarca desde la explotación minera de los asteroides a las manipulaciones genéticas.
El objetivo del satélite, bautizado Mozi en honor a un filósofo chino de siglo V a.C., será demostrar el interés de la tecnología cuántica en las comunicaciones de larga distancia.
A diferencia de los métodos clásicos de transmisión segura, el sistema utiliza fotones (una «partícula elemental» del campo electromagnético) para enviar las claves de encriptado necesarias para decodificar la información.
Los datos contenidos en estos fotones son imposibles de interceptar, ya que cualquier intento de espionaje provocaría su autodestrucción, afirma Xinhua.
Aunque los científicos han demostrado la eficacia de la técnica para transmitir mensajes en distancias relativamente cortas, los obstáculos técnicos sitúan fuera del alcance hasta el momento las comunicaciones a larga distancia.
El récord actual se sitúa entorno a los 300 kilómetros, según un artículo de la revista científica Nature.
El satélite intentará enviar datos cifrados entre Pekín y Urumqi, la capital de la región de Xinjiang (noroeste) situada a casi 2.500 kilómetros de distancia.
La operación necesitará que el satélite esté orientado de una manera extremadamente precisa hacia las estaciones receptoras situadas en la Tierra, según Xinhua.
«Será como lanzar una moneda desde un avión que vuela a 100 kilómetros de altura y esperar que caiga exactamente en la ranura de un cerdito hucha en rotación», explicó a la agencia el responsable del proyecto, Wang Jianyu.
Desarrollar esta nueva tecnología es un objetivo crucial para Pekín, que la incluyó en su nuevo plan quinquenal publicado en marzo.
«Este satélite (…) marca un cambio en el papel de China. De ser una seguidora en materia de desarrollo de tecnologías de la información clásicas a uno de los líderes en los futuros logros del sector», indicó Pan Jianwei, responsable del satélite, citado por Xinhua.
China «puede esperar la creación de una red mundial de comunicaciones cuánticas hacia 2030», declaró.
Pekín ya había declarado que la tecnología cuántica representaba una de sus prioridades nacionales.
China planea poner en órbita más satélites de comunicación cuántica luego del exitoso lanzamiento del satélite Experimentos Cuánticos a Escala Espacial (QUESS), de acuerdo con el científico en jefe del proyecto.
Las revelaciones del exconsultor estadounidense Edward Snowden sobre las operaciones de espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos reforzaron la voluntad china de desarrollar tecnologías imposibles de piratear.
La comunicación cuántica es ultra segura pues un fotón cuántico no puede ser separado ni duplicado. Por ello, es imposible intervenir, interceptar o atacar la información que transmite.
China también forma parte del grupo de algunos países que trabajan en la creación del primer «ordenador cuántico» del mundo.
Esta máquina, con la ayuda de las propiedades de las partículas subatómicas, podría efectuar cálculos a velocidades mucho más rápidas que los obtenidos con la tecnología actual.
Enfoque de China
«Si el nuevo satélite opera bien, China seguirá con los proyectos Micius-2 y Micius-3», dijo el científico en jefe de QUESS, Pan Jianwei.
China se está esforzando para establecer la primera red de comunicación cuántica global de la historia para alrededor del año 2030, mediante el enlace de una constelación de satélites conformada por decenas de satélites cuánticos y de redes de comunicación cuántica terrestres, dijo Pan.
Con base en esta red, China será capaz de establecer internet cuántica altamente segura, una industria de comunicación cuántica y una nueva generación de sistemas de seguridad de información, de acuerdo con los científicos.
Debido a que el QUESS es un satélite de órbita baja con cobertura limitada, sólo puede ser utilizado para una comunicación cuántica de satélite a tierra durante la noche para evitar la interferencia de la luz solar. Se necesitarían más satélites cuánticos para lograr una comunicación cuántica altamente eficiente a escala mundial, explicó Pan.
Para fines de este año, China completará y pondrá en operación la primera red de comunicación cuántica segura del mundo, la red Beijing-Shanghai.
La red de 2.000 kilómetros será usada para la transmisión segura de datos en las áreas de asuntos militares, finanzas y gobierno.
Hasta ahora, varios bancos en China han sido los primeros usuarios de la encriptación cuántica.
No obstante, los científicos dicen que se requerirá otra década o más para que la comunicación cuántica alcance a los usuarios individuales. Esto involucrará esfuerzos intensos para modernizar la infraestructura de internet y el establecimiento de los estándares de la industria.
Por otro lado, los científicos chinos esperan mayores usos de la tecnología cuántica en el futuro, incluidas computadoras cuánticas, dispositivos utilizados para almacenamiento y transferencia de energía, así como mediciones físicas y médicas ultraprecisas.
El lanzamiento exitoso de QUESS marca la delantera de China en la fuerte competencia global en tecnología cuántica.
En marzo, la Unión Europea anunció su iniciativa sobre tecnología cuántica con una inversión de mil millones de euros (alrededor de 1.100 millones de dólares), que tiene programado iniciar en 2018.
Pan señaló que China impulsará la cooperación internacional en investigación de tecnología de información cuántica. El primer proyecto probará la comunicación cuántica transcontinental entre China y Austria, agregó el científico.