Por Nicolas Revise
Pekín/AFP
China y Estados Unidos intentaban este martes limar sus diferencias en el último día del llamado Diálogo Estratégico y Económico, marcado por las tensiones en el mar de China meridional, los derechos humanos y la situación de los intercambios comerciales
Durante los dos primeros días de esta cita anual, las dos primeras potencias mundiales abordaron temas más consensuales como el clima, la condena del programa nuclear norcoreano, el antiterrorismo o el virus del Ébola.
La relación entre China y Estados Unidos es «la más importante en el mundo», dijo el secretario de Estado norteamericano John Kerry antes de reunirse con el presidente chino Xi Jinping.
Aunque Kerry y el consejero de estado Yang Jiechi, responsable de la diplomacia china, afirmaron ante la prensa la cordialidad de su encuentro, no han faltado los temas de discordia.
Uno de ellos es la tensión en el mar de China Meridional, del que China reclama una soberanía casi total a pesar de las protestas de sus vecinos. La cuestión fue abordada «en profundidad», dijo Kerry.
«Reiteré el apoyo fundamental de Estados Unidos para una solución pacífica y negociada», explicó Kerry, y expresó la «preocupación» Washington frente a «cualquier iniciativa unilateral», una alusión a la «militarización» y a la construcción por parte de China de infraestructuras en varios islotes disputados con sus vecinos.
Por su parte Yang Jiechi dijo que China «quiere que Estados Unidos cumpla su promesa y no tome posición en las discusiones territoriales» de la región.
Junto él, John Kerry criticó por otra parte la nueva ley china que restringe las actividades de las más de mil oenegés extranjeras en el país.
«He transmitido al consejero de Estado Yang Jiechi nuestra preocupación sobre la ley aprobada recientemente sobre la gestión de actividades de las oenegés extranjeras», afirmó.
El jefe de la diplomacia estadounidense también expresó a China «la preocupación internacional sobre las restricciones crecientes de la libertad de religión y expresión» en China.
La nueva ley china sobre oenegés, adoptada casi por unanimidad en abril por el parlamento chino -controlado por el partido comunista- amplía el poder de la policía sobre estas organizaciones.
Según tres relatores especiales de la ONU para los derechos humanos «las disposiciones extremamente amplias y vagas» de la ley «podrán ser utilizadas como instrumentos para intimidar, incluso ahogar cualquier opinión o punto de vista divergente en el país».
«Quiero destacar la importancia de autorizar a estas organizaciones a seguir teniendo su papel en el país», reafirmó Kerry.
«También expresé la preocupación internacional sobre las crecientes restricciones a la libertad religiosa y de expresión», añadió el responsable estadounidense, que alude a los numerosos incidentes entre las autoridades y las comunidades religiosas del país así como a la ola de represión que afecta a abogados y periodistas chinos.
Yang Jiechi replicó que los chinos «disfrutan, según la ley» de libertad religiosa, igual que de las demás libertades».
También este martes Kerry, acompañado por Jacob Lew, el secretario de Estados de Comercio, abogó por «levantar las barreras» a las empresas estadounidenses y europeas para acceder al mercado chino.
Lew había criticado el lunes a China, líder mundial del acero, pidiendo que reduzca la sobrecapacidad de sus acerías que según él «deforman y perjudican» el mercado mundial de este metal.