Andrea Sosa Cabrios
Ciudad de México/dpa
Verónica Castro fue un ícono de las telenovelas mexicanas en la década de 1980, con su sensualidad y sus ojos verdes. A los 65 años, que cumplió ayer, está a punto de romper con una larga ausencia en la pantalla con una serie de Netflix.
Castro, conocida como “La chaparrita” (bajita) por su estatura de 1,54, consiguió un fuerte impulso para su incipiente carrera en 1970 cuando el diario “El Heraldo” la eligió “El rostro del año”.
Después de cinco décadas ha probado todo. Hizo fotonovelas, radio, televisión, cine y teatro. Bailó, grabó discos y se cayó de un elefante en un reality show del que era conductora.
En el camino se graduó en relaciones internacionales, tuvo dos hijos -el cantante Cristian Castro y Michel-, sufrió desencantos amorosos, rompió con su televisora de toda la vida y se convirtió en abuela.
Ahora la protagonista de “Los ricos también lloran”, “El derecho de nacer” y “Rosa salvaje”, está grabando la serie “La casa de las flores” del mexicano Manolo Caro, que estrenará Netflix en 2018.
“Ya intenté de todo, hice de todo, pero me faltaba una serie”, dijo la actriz, que se llama Verónica Judith Sáinz Castro. “Estoy muy emocionada y agradecida porque es una gran oportunidad que tengo que aprovechar”, afirmó.
Castro, nacida en Ciudad de México el 19 de octubre de 1952, grabó 13 telenovelas en México, cuatro en Argentina y una en Italia, con las que hizo suspirar también a rusos, chinos y japoneses.
Su primera aparición en una telenovela, con un papel secundario, fue en 1969 en “Yo no creo en los hombres”. Filmó también 20 películas y 30 programas de televisión, actuó en 15 obras de teatro y grabó 25 discos.
Su debut en teatro fue en “Romeo y Julieta” en 1970. En el cine debutó como amiga de la protagonista en “Mi mesera” en 1973.
Al mismo tiempo que afianzaba su carrera y finalizaba sus estudios en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) quedó embarazada en 1974 de Cristian, fruto de una relación con el actor Manuel “El Loco” Valdés, hermano de Ramón Valdés, el “Don Ramón” de “El Chavo del Ocho”.
“Me costó trabajo hacer la carrera y de repente quedar embarazada. En la UNAM, sin dinero, prácticamente estábamos saliendo adelante y de repente me pescó el embarazo, muy despistada, muy chavita”, dijo la actriz el año pasado a la escritora Elena Poniatowska, Premio Cervantes 2013.
“Michel, mi segundo hijo (1981), es hijo del empresario Enrique Niembro. Él ya fue después, con más conciencia y con una estabilidad, ya no me hacía falta nada”, relató.
Con Cristian pequeño consiguió en 1979 su primer papel estelar en una telenovela como Mariana Villarreal en “Los ricos también lloran”. Fue un éxito mundial. Se exportó a unos 120 países y se tradujo a más de 20 idiomas. También cantaba el tema central, “Aprendí a llorar”.
En el filme “El arte de engañar” (1970), con Julio Alemán, la explosiva “chaparrita” hizo su primer y único semidesnudo. Otras de sus películas fueron “Cuando quiero llorar, no lloro” (1972) y “Chiquita pero picosa” (1986).
Hacia finales de la década de 1990 su trabajo empezó a ser cada vez más intermitente. En 2003 volvió a la televisión después de casi siete años como conductora del reality show “Big Brother VIP”.
Al año siguiente sufrió un accidente en el programa al entrar montada en un elefante. Siguió adelante con la transmisión, pero tuvo lesiones en la espalda, el cuello y la cadera que la obligaron a someterse a cirugías y a la colocación de implantes de titanio.
A nivel familiar la actriz ha tenido algunos desencuentros con su hijo Cristian, sobre todo por la afición de su primogénito a casarse y divorciarse.
Después de “Los exitosos Pérez” (2009-2010), donde interpretó a la dueña de un canal de televisión, ya no volvió a ser llamada por Televisa, la casa que había impulsado su carrera.
La serie de Netflix marcará ahora su retorno a la pantalla. El regreso de la mano de Caro, director de “No sé si cortarme las venas o dejármelas largas”, la tiene ilusionada. En teatro seguía activa y el año pasado presentó “Aplauso (un musical para una estrella)”.
Según adelantó la plataforma de streaming, la serie es sobre una familia disfuncional de clase alta, dueña de un negocio de flores, en la que el padre tiene dos casas simultáneas y decide integrar al núcleo familiar a los hijos de su amante cuando ella muere.
A Verónica Castro “la van a ver muy diferente, eso sí”, dijo el director. “Creo hay que basarse un poco en las cosas que te puede dar un actor o a esas cualidades brillantes, y en este caso su picardía, su simpatía, es indudable”.
Aunque la actriz ya no está en primera línea, sigue siendo popular en México. “Cuando sienta que la gente ya no quiere verme o la prensa ya no me busque, ese será el momento cuando decida irme”, dijo al diario “Reforma”. “Lo traté de hacer, pero no me dejaron, por eso sigo aquí”.
Debe estar conectado para enviar un comentario.