a Karla Mayeli Ayala, agente PNC desaparecida.
Amiga, madre y esposa,
víctima de la delincuencia
incrustada en el gobierno
o feminicidio, de los muchos
que hay en el país.
¿Será? Hay más tela que cortar
en este caso en singular.
Fue la pasión, será la
violación…
Creo que hay algo oculto, creo
que es así.
Tecnología especial, GPS en
los vehículos del Estado.
Dónde está, dónde estuvo,
más de treinta minutos
estacionado,
pero el cuerpo no aparece.
¿Se habrá ido del país?
¿Podrá ser?
Su madre llora, sus hijos la
extrañan, inician las clases…
¿Quién les ayudará con las
tareas?
¿Será que el mismo Dios tiene
que mostrar
dónde están sus restos?
¿Qué tanto misterio encierra
este caso?
El seguro de vida no lo
reciben sus hijos.
Si no hay cuerpo no hay
seguro.
Hay algo más, casos de
corrupción, en lo laboral,
en el Estado.
¿Por qué fuiste a la
fiesta?, pregunta la madre.
“Si solo querías divertirte con
tus compañeros”.
Ahí estaba la muerte,
esperando transformarte
en un chivo expiatorio de la
corrupción.
Eres una más de los
desaparecidos.
Me pregunto si son los casos
que conocías del Alto Mando
o fue el calor de los tragos que
te llevó a la muerte.
Tus hijos quedaron en la
oscuridad
con lágrimas en sus rostros
y a tu madre con el
desconsuelo de no verte más.
Será nada, nada más será.
El sereno que vio dónde está
tu cuerpo mutilado
por órdenes del General…
Ubaldo Ramos