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Ciudad Normal “Alberto Masferrer”(1/2)

Ricardo Olmos
Economista
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Fueron los años más duros  y de ascenso político cuando se fundó esta casa de estudios, allá por 1968. Eran los años de ascenso de la modernidad para El Salvador. Ya Europa venía de resurgir con sus propias luchas por la defensa de los derechos civiles. En los Estados Unidos, muchos mantenían el reclamo firme contra la guerra promovida por los sectores guerreristas contra el tercer mundo, y particularmente contra el pueblo heroico de Vietnam. La tecnología se iba imponiendo en los países centrales del primer mundo, sin embargo, El Salvador caminaba con los pies del atraso en los principales indicadores sociales y bajo un clima de dictadura política militar con gobiernos de “fachada” supuestamente elegidos democráticamente. La modernidad de la infraestructura se observaba y se creía que El Salvador había despertado con más desarrollo y crecimiento económico, creyendo que los resultados de los buenos precios del café eran suficientes para modernizar este país. Los recursos con los que contaba el Estado propiciaron el desarrollo de la infraestructura dentro de la cual algunos componentes ya requieren su ampliación, mientras  que a otros no se les ha dado su mantenimiento adecuado.

Ciudad Normal “Alberto Masferrer” aparece en el marco de la Reforma Educativa de ese año de 1968. Se fundan los bachilleratos diversificados y en lo que corresponde a educación, el bachillerato pedagógico con sus planes I, II y III. En efecto, el Plan I era el bachillerato regular que consistía en ingresar el primer año y luego realizar de manera continua sus tres años para obtener el título de bachiller pedagógico y de esa  manera directa, el Ministerio de Educación, le asignaba su centro educativo en la ruralidad del país.  El Plan II consistía en aceptar aquellos que habiendo finalizado su segundo año de bachillerato, ingresaban y realizaban su tercer año en Ciudad Normal, y luego, durante un año completo debían realizar la práctica docente en una escuela rural del país, para regresar a Ciudad Normal al final del año, a fin de finalizar su proceso de formación. Durante un año completo y con dos vacaciones de noviembre y diciembre para completar su formación docente.   

Otra modalidad de formación pedagógica fue el Plan III, mediante el cual ya siendo bachilleres, a los aspirantes a la docencia, se les ofrecía una corta formación continua y eran orientados para que se iniciaran como profesores debiendo asistir por tres años a Ciudad Normal de manera intercalada en el tiempo, para así finalizar su formación docente en las escuela, con el compromiso de labores de enseñanza para primero y segundo ciclo de educación básica. Así fue la formación de bachilleres con capacidades pedagógicas para educar a los niños y niñas de primero y segundo ciclo de educación básica, principalmente del área rural. Jóvenes que en su mayor parte estaban interesados y generaron una mística de trabajo a lo largo de los años.

Ciudad Normal, era un centro de estudios de primer nivel para formación de nuevos docentes, pero además para docentes en servicio, es decir que se les ofrecía programas de perfeccionamiento docente, así como cursos específicos para formación de directores de escuelas. Era pues, un lugar en donde prevalecía el crecimiento académico y formación docente, proceso lleno de mística por la formación de niños y niñas del área rural principalmente. Todos conociendo y aplicando las nuevas metodologías de enseñanza aprendizaje imbuidos en el proceso educativo con mucha teoría y práctica constante; pues no había uno de los ahí presentes, que desconociese la realidad educativa prevaleciente en El Salvador. Para el Gobierno de la época la formación de nuevos docentes a través del bachillerato pedagógico fue la opción menos costosa con grandes beneficios para el país.

Ciudad Normal, “Alberto Masferrer” era pues, el máximo centro de estudios ubicado en el cantón del Sitio del Niño kilómetro 32, que dio paso a lo que en ese año de 1968 habían sido las escuelas normales, las que habían cumplido años atrás su papel de la formación de docente a nivel nacional. Se concentró en este lugar, lo mejor de lo mejor en formación docente, profesores con nivel de doctorado en física, doctores en educación, doctores en educación física con el apoyo de la Cooperación del Japón que mantuvo  su espíritu y visión de formación de docentes de educación física, con la oportunidad de realizar sus estudios como estudiantes internos de ese casa de estudios. En síntesis, Ciudad Normal, gozó de tener al mejor “staff” de docentes dedicados a la formación docente, lugar que con sus casi diez pabellones y casi 80 aulas que de manera permanente lucían lo mejor que El Salvador haya generado en materia de educación del país! Las clases comenzaban a las 7:00 de la mañana y finalizaban a las 3:00 p.m. y a las 3:30 p.m. había un servicio de transporte para San Salvador.  También, había servicios de comedor común para todos los estudiantes y docentes; había una biblioteca de las mejores de la época e inigualables por el número y variedad de bibliografía que poseía en su haber; contaba esa casa de estudios con su centro de materiales de física, matemáticas, etc. que los docentes utilizaban para ejercer sus cátedras. Los estudiantes visitaban los diferentes centros escolares y se realizaban de manera coordinada y permanente las prácticas docentes con las escuelas rurales cercanas a Ciudad Normal. Fue una experiencia inigualable para quienes realizaron su formación docente durante esos escasos 12 años que funcionó Ciudad Normal, pues el año 1980 el régimen militar cortó la formación docente con la intervención militar, reduciendo a cero lo que el país había desarrollado. La privatización de la formación docente cercenó las aspiraciones de la modernidad de la formación docente en El Salvador. Se conoce que según el Art. 57 de la Constitución de la República de El Salvador en su tercer inciso se indica “…que El Estado podrá tomar a su cargo, de manera exclusiva, la formación  del magisterio”. Luego en el Art. 60 se establece que para ejercer la docencia se requiere acreditar capacidad en la forma que la ley disponga.

La formación docente se fue privatizando a lo largo de los años, y hoy por hoy, para que un estudiante de educación básica reciba educación, el perfil del docente debe de tener educación universitaria. ¿Esos costos adicionales son necesarios para educar a este país y para extender la calidad y la cobertura de la educación nacional? Este error aún se mantiene, y los titulares de educación actuales parece que padecen de alzhéimer precoz, pues en las políticas de formación docente no se crean estructuras que de manera permanente asuman de nuevo la conducción por parte del Estado, para que en efecto la alfabetización sea de interés social orientada y dirigida por el sector público, tal como está establecido en Art. 59 “La alfabetización es de interés social. Contribuirán a ella todos los habitantes del país en la forma que determine la ley” en la Constitución de la República de El Salvador, hecha por las derechas políticas del año 1983.

La educación es clave para el desarrollo de los pueblos. Hay que rescatar Ciudad Normal “Alberto Masferrer” y edificar otras para asumir la formación de los nuevos docentes, formación que no debe realizarse por las universidades privadas. La inversión en infraestructura escolar, equipo y personal debe de considerar la que sirva para la formación permanente de docentes y que sean centros de formación propulsores de cambios y que el país reclama. Todavía es posible realizar ese desafío Señor Ministro de Educación!!

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