Colaboración Secultura
Ciudad Vieja está por cumplir 490 años; el sitio arqueológico está ubicado en la hacienda La Bermuda, a 10 kilómetros de Suchitoto, Cuscatlán. Fue el segundo asentamiento que ocupó la villa de San Salvador, tras el abandono del primero, a causa de un levantamiento indígena en 1526.
La primera villa de San Salvador fue fundada por orden de Pedro de Alvarado en 1525. “Es probable que haya sido más que todo una fundación formal y sin afanes de poblamiento, ni de trazado urbano […] era una punta de lanza de Alvarado, aunque fuera solo el caso de un real de carácter militar con indígenas auxiliares y no un solar donde se estuvieran levantando casas con propósitos de permanencia”, plantea el historiador Pedro Escalante Arce.
Luego del fracaso del primer asentamiento, “se sabe con certeza absoluta que la villa se fundó de nuevo el primero de abril de 1528, en el valle de La Bermuda. Al terminar el trazo, el 16 de abril de 1528, se repartieron los solares a los vecinos españoles. Ese día, la villa contó con 73 fundadores”, dice el arqueólogo estadounidense William R. Fowler en su libro “Ciudad Vieja”, el cual está basado en fuentes historiográficas y en sus propias investigaciones.
La ubicación (de la villa) fue elegida por Diego de Alvarado, quien había sido encomendado por su primo Pedro de Alvarado para “pacificar Cuzcátan. Esto resultó ser un operativo de dos años, muy duro y en ocasiones la lucha casi se decidió a favor de los pipiles. Las dificultades sufridas por los indios amigos (de los españoles) fue muy grave… de 300 que participaron en estas batallas, solo 50 sobrevivieron”, explica el arqueólogo Paul Amaroli en su libro Arqueología de El Salvador.
Al igual que otras ciudades coloniales, la villa se trazó en un plano de cuadrícula, con una plaza mayor y calles paralelas, y el cabildo (alcaldía), el cual “lo conformaban dos alcaldes ordinarios y siete regidores. Los primeros alcaldes fueron Antonio de Salazar y Juan Aguilar”, según indica el coordinador de Investigaciones del Departamento de Arqueología Julio Alvarado.
Además, se establecieron las casas de los vecinos y una iglesia dedicada a la Trinidad, donde se celebró el primer matrimonio religioso de la villa entre “Catalina, hija del artillero de Pedro de Alvarado, Diego de Usagre, y de una mujer mixteca llamada Magdalena. Catalina contrajo matrimonio con Francisco Castellón entre 1539-1540”, dice la arqueóloga Claudia Alfaro Moisa.
La presencia de peninsulares y de indígenas mexicanos que los apoyaron durante la conquista quedó registrada en documentos de la época, pero también en los restos arqueológicos, ya que “si bien es cierto que la historia habla de los españoles que fundaron la villa y residían en ella, la arqueología proporciona evidencias amplias sobre todos los habitantes, incluyendo sus habitantes indígenas”, argumenta Fowler.
Los datos históricos han sido confirmados a través de restos arqueológicos estudiados por especialistas salvadoreños y extranjeros, que han identificado los vestigios de casas, cocinas, calles, terrazas, puntos defensivos, y estructuras cívicas y comerciales, entre otras.
Diecisiete años después de su segunda fundación —en 1945— la villa fue trasladada al lugar actual de la capital salvadoreña a solicitud de los vecinos, quienes se quejaron de que en el lugar no había espacio para el desarrollo urbano y que las tierras eran estériles.
Aunque por muchos años el sitio estuvo abandonado y en manos privadas, ahora es propiedad del Estado y es administrado por Secultura, gracias a los esfuerzos de la Academia Salvadoreña de la Historia que promovió la compra de los terrenos en la década de los 70.
Desde 2014 se han desarrollado actividades tendientes a la preparación del sitio arqueológico Ciudad Vieja para la visita pública, entre las que sobresalen las consolidaciones y reconstrucciones interpretativas de los antiguos cimientos a lo largo del sendero, lo cual permite un mejor disfrute y entendimiento.
Ciudad Vieja fue declarada en 1975 Sitio Histórico Nacional por decreto legislativo, y forma parte de las propuestas de Secultura para convertirse en Patrimonio Mundial.