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Diego Maradona, luminaria histórica del fútbol pero ensombrecida por escándalos personales y adicciones, llega a los Dorados de Sinaloa, equipo propiedad de una poderosa familia con fuertes tentáculos políticos y por momentos señalada de nexos con el crimen organizado.
Los Dorados de Sinaloa, equipo de segunda división del que poco se hablaba, es propiedad de la poderosa familia Hank, que también tiene una red de casinos y un galgódromo en la fronteriza Tijuana.
Los Hank son dueños también de los Xolos de Tijuana de primera división, al que el también argentino Antonio «El Turco» Mohamed coronó campeón en el torneo de Apertura 2012.
Jorgealberto Hank se presenta como propietario de los equipos, pero no consigue deslindarse de su padre, Jorge Hank Rhon, controvertido empresario y político de 62 años que fue alcalde de Tijuana por el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Los Xolos fueron amenazados en 2011 con retirarles su afiliación en la primera división luego de que Hank Rhon fuera detenido 10 días tras encontrarse en su casa más de 80 armas, incluidos rifles. Para la Federación Mexicana de Fútbol, el político estaba directamente involucrado con el equipo.
Su hijo zanjó la sanción con el argumento de que Grupo Caliente, propiedad de su padre, era sólo patrocinador del conjunto pero que en los documentos de Xolos sólo aparecía su nombre.
Jorgealberto adquirió en 2013 a los Dorados de Sinaloa, equipo mediano que se descubrió al mundo con el fichaje de Maradona mientras los mexicanos ironizaban sobre las adicciones del futbolista –que asegura superó– y la casualidad de que llegue a ese estado, cuna de los mayores capos y paso y producción de drogas.
Hank Rhon ha sido señalado de operar sus negocios rayando la ilegalidad y de posibles nexos con el narcotráfico, pero al mismo tiempo goza de enorme simpatía entre los tijuanenses, especialmente los de bajos recursos.
«Es un hombre polémico sin duda, pero tiene mucha gente que lo apoya, es una especie de mecenas», dice a la AFP Víctor Clark, director del Frente Binacional de Derechos Humanos y catedrático de centro de estudios latinoamericanos de la universidad de San Diego, California.
«Hank Rhon tiene una faceta filantrópica de apoyo a necesitados, a diario hay gente en su oficina solicitando algún apoyo y se los da. Financia anónimamente operaciones, tratamientos médicos», añade.
– Temido entre la prensa –
En cambio, cuando los reporteros en Tijuana se topan al «ingeniero», como llaman al político y empresario, optan por la precaución.
«Siempre te da ‘nota’ si le pides cortesmente la entrevista, se porta amable, es muy hábil para responder. Pero siempre con mucho cuidado», relata a la AFP un periodista de Tijuana que pide el anonimato por su seguridad.
Los comunicadores no olvidan el asesinato, en 1988, de su colega Héctor «El Gato» Félix, del semanario Zeta, el único de Tijuana que se atrevió a investigar las actividades de Hank Rhon y grupos criminales.
Dos de los guardias de seguridad del político fueron condenados por el crimen. Uno salió libre en 2015 y volvió a ser guardaespaldas del político.
«Con el ingeniero no se habla del narco, de si en sus casinos hubo balazos o de si pagan impuestos. Le pides opiniones generales de cómo ve la política», añade el periodista.
Y, por supuesto, reconoce el periodista, a nadie se le ocurre ponerse a investigar sus negocios o posibles nexos criminales.
– Amante de los animales –
De estilo excéntrico, Hank Rhon se dice amante de las pieles y los animales. Su «animal favorito», dijo alguna vez, son las mujeres.
Se ha casado dos veces. El primer matrimonio terminó en divorcio y enviudó en 2012. Se cuenta que va por su tercera esposa. Dice tener una veintena de hijos, entre los propios y los de sus parejas. Uno se llama Tigre.
Una foto de Hank Rhon que circula en internet lo muestra con su esposa fallecida y una enorme boa que adorna el cuello del político.
En Tijuana corren rumores de fiestas de Hank Rhon en las que abundarían drogas, alcohol, hermosas mujeres y en las que hombres harían intercambios de esposas.
Ha sido señalado de tráfico de especies para su zoológico particular, algunas de peligro de extinción.
En 2009 las autoridades lo llaman para interrogarlo sobre su presunta relación con el asesinato de una mujer. A las siete horas se fue a su casa.
El patriarca de este poderoso clan fue Jorge Hank González, influyente político del PRI fallecido en 2001 y señalado como fundador del llamado «Grupo Atlacomulco».
Se cuenta que los priístas más poderosos son «atlacomulcos», desde el expresidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) hasta el actual mandatario Enrique Peña Nieto.
Hijo de un inmigrante alemán y de una mexicana, Hank González nació en el Estado de México, del que fue gobernador. Quiso ser presidente pero la constitución entonces exigía que el mandatario fuera hijo de padre y madre mexicanos.