Por Rolando Alvarenga / @bachibox55
Luego de no haber ofrecido conferencia de prensa sobre la participación de las delegaciones salvadoreñas en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y Londres 2012, ahora la expectativa periodística es si el Comité Olímpico de El Salvador (COES) ofrecerá, lo antes posible, una saludable y necesaria conferencia para despejar un resto de interrogantes sobre la actuación de El Salvador en los Juegos Olímpicos de Río 2016, que terminaron ayer.
Una conferencia que, por respeto, ilustración y transparencia, se merecen los medios de información y la gran familia deportiva olímpica en general. Los medios por haber generado expectativas desde el punto de vista del COES y la gran familia olímpica por tener derecho a conocer, específicamente, cómo el Comité manejó esta asistencia, tomando en cuenta a unos y marginando a otros.
Es que esta participación ha vuelto a dejar más dudas que respuestas como por ejemplo el resto de colas y chicles que aparecieron en el contingente azul y blanco el día del desfile inaugural. Detalle que hace un par de lunes se denunció en esta columna con sus respectivos ingredientes; además de la bofetada que recibió el periodismo local, que fue privado de un justo cupo para la cobertura de los nuestros. Algo en lo que bien se pudo incluir a un periodistas local como voluntario en este hermoso contingente.
Y nadie mejor que la cabeza del COES para responder tantas interrogantes que, de acuerdo a cómo se fueron dando los resultados en Río, fue lo más parecido al fatídico voltaje del sube y baja de una montaña rusa. Una actuación cuyo saldo agridulce volvió a convertir en una pesadilla el retórico sueño de la primera medalla olímpica.
Lo de la montaña rusa lo digo porque el nadador Marcelo Acosta, el judoca Diego Turcios, el pesista Julio Salamanca y, en menor grado, el velerista Enrique Arathoon elevaron las expectativas salvadoreñas y, en los momentos álgidos de sus competencias, los tres primeros se hicieron sentir hasta que sus nombres aparecieron entre las noticias destacadas.
Y por el otro lado, están los atletas que se desmoronaron en los instantes menos indicados, sepultando lapidariamente las predicciones del COES sobre sus posibilidades. Ellos fueron la tiradora Lilian Castro, la nadadora Rebeca Quinteros y los marchistas Yesenia Miranda y Luis López. Resultados que tendrá que explicar el propio COES, ya que en esta capital dieron suficiente material para la polémica sobre quiénes son los responsables.
Reitero, por transparencia, por honestidad, porque el nombre de El Salvador está de por medio y porque todos los involucrados en el deporte tenemos derecho a saber la pura verdad; habrá que esperar un tiempo relativamente prudencial para escuchar la versión de este cuestionado comité.
Caso contrario, habrá que abrir la caja de Pandora para desnudar las cosas que el periodismo sabe, como por ejemplo qué pasó con los tantos chicles y brochas en la delegación; y el caso de la chica que fue llevada muy verde a un evento muy fuerte para su nivel. Así pues, esperemos la reacción del COES.