Rosmeri Alfaro
@RosmeriAlfaro
¡Aveeee, avee, aveeee María! entonaban los feligreses al ritmo de la marimba y guitarra, para anunciar la “Salida Triunfal de Nuestra Señora María de la Asunción”, la patrona de la región de Izalco, desde la parroquia Asunción hacia la casa de la cofradía indígena del mismo nombre.
Por más de un siglo, la Cofradía Nuestra Señora María de la Asunción realiza la tradicional ‘bajada’, en la que la imagen de la virgen es llevada en procesión.
El 16 de agosto de cada año es el día más significativo de la conmemoración de esta cofradía, que también es conocida como una de las ‘Mesa Altar Mayor’ de Izalco. Por la mañana, las campanas anunciaban el paso de “la señora” por las calles del municipio, principalmente por la zona sur conocida popularmente como la zona ‘de abajo’, debido a la gran cantidad de indígenas que vivieron en ella.
Desde el 1 de septiembre de 1990 Alonso Quele es el mayordomo de esta Mesa Altar. Aseguró que han sido muchos los desafíos y triunfos en estos 27 años de lucha por mantener la historia tradicional de Izalco. “Qué triste y lamentable es que haya indiferencia social, eclesiástica y tradicional. Transmitan la historia, lleven sus costumbres y creencias, lamentablemente no hay nada cierto en el mundo. Todos vivimos de un dogma, un dicho, de una leyenda, la realidad está en cada uno que le da vida”, expresó Quele.
“Ya somos los últimos que hacemos eco de esta historia, es triste que ahora el protagonismo y la politiquería se hayan apoderado de nuestras creencias y culturas, es triste que las abuelas, los y las jóvenes sean antipáticos a ella”, agregó.
Para el mayordomo, la autoridad de la comunidad indígena no está en los políticos, grupos sociales, o católicos modernos, está en todo los que creen en la historia, cultura, y buscan continuar con el legado.
Posterior a la procesión, los asistentes degustaron del ‘chilayo’, una sopa preparada con carne de res, ayote, repollo, elote, yuca y sobre todo jugo de naranja agria mezclado con chile, lo que da el toque especial al platillo, considerado como una comida tradicional de los abuelos, y que fue recomendado según el mayordomo, por la patrona en una visión.
“La visión se da a un hacendado con fe y devoción, para que se lleve a cabo una comida en honor a ella, con hiervas de la madre tierra”, expresó. El platillo también es departido entre los abuelos y amistades de los compadres de las demás cofradías el 9 de agosto, Día Internacional de los Pueblos Originarios.
La cofradía Nuestra Señora María Asunción es la madre de las 22 mesas altares tradicionales de Izalco. Entre las principales también están la de Padre Eterno, Jesús Nazareno y Nuestra Señora de los Remedios.
Según Irma Cortés, mayordoma de la cofradía del Niño Dios de los Inocentes, las cofradías se mantienen con la colaboración del pueblo. “Las cofradías pertenecen al pueblo. Ellos ayudan, ya sea con víveres o limosna, eso sirve para darle de comer a las personas que visitan la cofradías”, manifestó la mayordoma que desde hace 10 años es la encargada de la cofradía celebrada cada 28 de diciembre.
Por tercer año consecutivo miembros de la Secretaria de Cultura acompañaron la actividad. De acuerdo con César Pineda, Director Nacional de Casas de la Cultura, apoyan diferentes proyectos con el fin de visibilizar y acuerpar los espacios de los pueblos indígenas, “la cara de El Salvador por la que hay que sentirse orgullosos”, afirmó.
Aseguró que aún faltan muchas cosas por hacer. Por el momento como Casas de la Cultura y Secretaría de Cultura están de cerca acompañando y “tratando de visibilizar y acuerpar estas tradiciones que tienen el sincretismo de las raíces de los pueblos originarios”.
“Recordemos que todo esto es un proceso de re significación simbólica, son más de 500 años en las que estas tradiciones y pueblos han permanecido invisibilizados, es hasta estos últimos periodos en los que se ha podido en nuestra constitución reconocer a los pueblos indígenas, como parte de nuestras raíces ancestrales, de nuestra población y que están vivos y presentes en la cultura”, señaló.
La jefa del Departamento de Pueblos Indígenas, Rita de Araujo, motivó a los izalqueños a que apoyen estas actividades para que no desaparezcan. “Cada uno tiene el deber de motivar a su familia, niños y jóvenes. No permitamos una muerte súbita de esta tradición, no seamos apáticos, motivemos al resto de habitantes de Izalco a su participación”, subrayó.
Ya pasaron 170 años desde que la comunidad indígena, representada por sus mayordomos, hacen eco de esta creencia tradicional e histórica cofradía en Izalco y aseguran que lo continuarán haciendo para mantener viva la devoción por la patrona.
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