Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
En el marco del décimo octavo aniversario de fundación, la Colectiva Feminista para el Desarrollo LocaL, celebró, además, que se ha convertido en un referente a nivel nacional en su trabajo de promoción de los derechos de las mujeres, y que buscan construir alternativas para sus proyectos de vida.
Fundadoras y lideresas comprometidas con el proyecto de la Colectiva Feminista, no solo han logrado crecer en su base organizativa, sino también extenderse en varios municipios del territorio nacional. Son historias de vidas de mujeres que le han apostado a los “liderazgos compartidos”, expresó Morena Herrera, lideresa fundadora.
Morena Herrera ha trabajado en la memoria y la construcción de estos “liderazgos compartidos”, -como lo llama- para señalar que fue una idea con la que surgió la Colectiva Feminista, la que se fue asentando junto al desarrollo local.
Esto les permitió trabajar con una visión más amplia con las mujeres en los diferentes territorios y a partir de sus propias demandas, porque eran diversas experiencias de su cotidianidad.
“La idea fue que necesitábamos más liderazgos en nuestro movimiento, pero no necesitábamos liderazgos únicos sino -muchos liderazgos- de los cuales aprender”, dijo.
“Una mujer puede alumbrar con su luz a otra mujer -entonces-, ellas dos brillan y las dos podemos compartir con otras y haremos una cadena para lograr estos liderazgo y esa ha sido mi experiencia y es lo que buscamos siempre”, explicó Herrera.
En cuanto a experiencias relevantes de la Colectiva Feminista, Herrera mencionó que acumulan “muchas vivencias”, pero dos que guarda por su plenitud del trabajo compartido es cuando ganaron la “Consulta Popular por el Derecho Humano al Agua” en el municipio de Suchitoto, Cuscatlán.
“Me dio satisfacción por el trabajo colectivo, el involucramiento de mucha gente. Y que luego, terminó convirtiéndose en una contribución importante para la población y la historia del país”, indicó.
“Yo también me he sentido satisfecha cuando he visto a las mujeres o una mujer recuperar su libertad después de estar procesada o condenada a tantos años de cárcel y logramos desde un trabajo conjunto revertir la voluntad penalizadora y criminalizadora del sistema de justicia son cosas que me dan mucha satisfacción”, agregó Herrera.
Actualmente, la Colectiva Feminista litiga en el Sistema Interamericano, junto a otras organizaciones pro derechos humanos, los casos emblemáticos de Manuela y Beatriz, mujeres rurales en extrema pobreza que han sido víctimas del sistema judicial por embarazos complejos.
Manuela experimentó una emergencia obstétrica y fue llevada al hospital público, pero fue tipificada por el personal de salud y judicial como “aborto”, por lo que fue Juzgada y condenada a más de 30 años de cárcel. Ella murió del cáncer que padecía y que no fue atendido su calidad de prisionera.
Mientras, Beatriz, quien padecía de lupus eritomatoso sistémico, agravado por una nefropatía lúpica (inflamación renal) y artritis reumatoidea, quedó embarazada (2013) y por su condición de alto riesgo y un diagnóstico de un feto incompatible para la vida, se recomendó la interrupción del aborto porque elevaba el riesgo de vida de la madre, pero le fue negado y tuvo que intervenir la CIDH, cuyo dictamen fue incumplido por el Estado salvadoreño y por el cual, tendrá que rendir cuentas ante la Corte IDH, el próximo año.
Preparar a las mujeres rurales para que cuenten con una voz global y organizada genera la movilización real por sus derechos, consideró, Milagro de la Paz Alvarado, lideresa y fundadora de la Colectiva Feminista, en el cantón San Marcos Lempa, municipio de Jiquilisco, departamento de Usulután, es un “fruto de los liderazgos compartidos”.
Milagro, recapitula de su trabajo que su compromiso era preparar a mujeres que enfrentan a diario y en características muy diversas al “sistema patriarcal”, por lo que debía encontrar a mujeres que no solo participaran en defensa de derechos o en procesos de incidencia. Lo importante, era que estas mujeres estuvieran construidas y fortalecidas desde un tejido asociativo, ya sea en el área urbana y rural.
“Era importante -para mí- contribuir a que las mujeres rurales, campesinas o comunidades mayormente empobrecidas en el país pudieran tener voz propia y poderse organizar“, señaló.
“Y no ver propiamente la pobreza como un fenómeno natural en sus vidas, si no que pudieran interpretarla como parte de un sistema patriarcal que genera opresión y discriminación en contra de la mujeres”, comentó De la Paz.
En cuanto a la esencia de la Colectiva Feminista, añadió, que la meta fue siempre crear un equipo gestor en procesos participativos y la construcción de propuestas de trabajo con las lideresas en diferentes municipios.
“La Colectiva empezó trabajando en 17 municipios, luego, se fue ampliando y durante estos últimos 18 años, ha significado que participen expresiones diversas del movimiento feministas. Y reconocemos las diferentes perspectivas territoriales lo que nos ha permitido integrar otros movimientos y poblaciones como la LGBTI o juventudes de cada territorio”, compartió, De la Paz.
Como mujeres empoderadas y defensoras, Rosa Lizeth Ramos Argueta, es un modelo propio de la transformación personal y el ilimitado crecimiento individual de una mujer. Residente en el caserío La Laguna, cantón La Guacamaya, municipio de Meanguera, Morazán, celebra haber salido del “círculo de violencia” que vivió por años y ha acompañado a otras en similares circunstancias.
“Mi primera experiencia fue conocer a la Colectiva Feminista, sabía que existía una organización de mujeres que estaba afuera de mi cantón y que se reunían para hablar de diversos temas. Y como en mi comunidad estaban ocurriendo muchas violencias hacia las mujeres, tomé la decisión de buscar auxilio y solventar el problema que aún es complicado”, recordó.
“Al principio no entendía que era ser defensora o pertenecer a una red de defensoras o qué era la Colectiva Feminista, nombramos a una representante y ella nos traía toda la información y comencé a comprender lo de los derechos de las mujeres”, recordó.
Ahora, como fundadora de la Red de Defensoras de Morazán, consideró que el apoyo de la Colectiva Feminista fue la “base fundamental” que les otorgó conocimiento y permitió que algunas mujeres salieran del “círculo de violencia” como ella estuvo.
“Soy soltera por mi decisión, estoy criando a mis hijos e hijas, tengo mi casita a mi nombre y continúo en el voluntariado en defensa de los derechos de las mujeres con quien comparto conocimientos”, aseguró Ramos.
Estos liderazgos se construyen “haciendo con otras”, reafirmó la joven lideresa Alejandra Burgos, que ha sumado 10 años de trabajo, que le han permitido coordinar el “Eje de Protección Integral de las Mujeres Defensoras”, vinculándose a la conquista social hacia una democracia con el reconocimiento de igualdad de géneros.
“Me siento agradecida de haber crecido aquí, llegué recién salida de la universidad tenía la ingenuidad de la inexperiencia -claro- no había pasado los procesos organizativos o laborales y creía que las cosas iban a pasar rápido y en menor tiempo”, reseñó.
“Ya dentro me di cuenta de la complejidad y dificultades desde la lucha interna para poder autosostenerse y contribuir a seguir construyendo, supe que sería más lento y ese fue mi primer aprendizaje”, compartió Burgos.
No obstante, Alejandra, señaló que fue aprendizaje de “realidad” y reconoció a otras mujeres lideresas su pericia y conocimiento en temas tan difíciles como la “gobernabilidad democrática en diversos ámbitos” del territorio nacional o para abrir espacios en donde las posibilidades son mínimas para maniobrar al debate.
“Sobre todo buscar niveles de diálogos con instituciones públicas y gobiernos locales a sabiendas de esos sistemas y desde donde provienen y que junto a la base social comunitaria arrastran todos estos resabios machistas, conservadores y fundamentalistas”, argumentó.
“Esas realidades me han permitido entender la complejidad de los esfuerzos en los procesos de transformación social y su lentitud, algunas transformaciones que quizás ni veamos,. Por eso, agradezco la enseñanza de realidad de la Colectiva Feminista”, puntualizó Burgos.
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