Washington/PL/AFP
Los 538 miembros del Colegio Electoral de Estados Unidos se reunirán hoy para confirmar o cambiar los resultados de las recientes elecciones presidenciales celebradas en noviembre último.
Las reuniones se llevarán a cabo en los 50 estados y en el Distrito de Columbia, donde emitirán sus votos para el presidente y el vicepresidente.
En esta oportunidad, se especula que el Colegio Electoral confirmará a Donald Trump como el presidente número 45 de Estados Unidos, a pesar de no haber ganado el voto popular.
Esta entidad está integrada por ciudadanos elegidos por sus partidos políticos estatales, para que emitan sus votos para presidente y vicepresidente y entre ellos hay líderes partidistas y funcionarios electos.
El resultado de esta votación se refleja en un documento conocido como ‘certificado de voto’ y se envía a los Archivos Nacionales y al Congreso, para integrar los registros oficiales.
Ni la Constitución ni ninguna ley federal obliga a los miembros del Colegio Electoral a votar de una manera particular, aunque existen algunas leyes estatales que los conminan a votar según el resultado del sufragio popular en ese estado, y a otros a hacerlo por compromisos de su partido.
Bajo algunas leyes estatales, los llamados ‘electores sin fe’ que votan en contra de su partido pueden ser multados o incluso descalificados y reemplazados, pero hasta ahora, ningún elector ha sido procesado por hacerlo.
El viernes 6 de enero, los miembros de la Cámara de Representantes y el Senado se reunirán para contar esos votos, y se espera que el vicepresidente Joseph Biden, como presidente saliente del Senado, presida el recuento, durante el cual se anuncia el voto de cada estado en orden alfabético, y declarará ganador a quién tiene la mayoría de votos, por lo menos 270.
Los críticos de este mecanismo argumentan que el Colegio Electoral es antidemocrático y le da a algunos estados indecisos una influencia desproporcionada a la hora de la elección del presidente y vicepresidente.
En cambio, sus defensores sostienen que el Colegio Electoral es una importante y característica distintiva del sistema federal, y protege los derechos de los estados más pequeños.
Según una encuesta del sitio digital Politico y la empresa Morning Consult publicada este lunes, el 46 por ciento de los estadounidenses estima que el actual sistema electoral debe reemplazarse por uno de votación directa, mientras el 40 por ciento considera que debe seguir el actual procedimiento.
Numerosas enmiendas constitucionales se han introducido en el Congreso para que se sustituya el Colegio Electoral por un sistema de voto popular directo, sin embargo, ninguna propuesta ha logrado tener éxito.
Posibilidades escasas de los demócratas
Trump no fue electo directamente por los 136 millones de estadounidenses que votaron el 8 de noviembre sino por 306 de los 538 grandes electores.
Habitualmente, el voto de estos legisladores o militantes locales en su gran mayoría desconocidos por la opinión pública, pasa prácticamente desapercibido y no es más que una formalidad.
En esta ocasión, sin embargo, la personalidad de Trump, el tono extremadamente agresivo de la campaña y el hecho de que la candidata demócrata Hillary Clinton haya claramente superado a su rival republicano (por una diferencia de más de 2,5 millones de votos, según un recuento aún provisorio) dieron al pronunciamiento del colegio un relieve particular.
Para lograr su objetivo, los anti Trump deben convencer al menos a 37 grandes electores del Grand Old Party, como se denomina al Partido Republicano. Pero nada indica que lo vayan a lograr.
Hasta ahora, apenas uno, el texano Christopher Suprun, anunció públicamente que responderá positivamente al llamado a la rebelión.
En una columna publicada a comienzos de diciembre en el New York Times, Suprun señaló que no votará por «alguien que demuestra cada día que carece de las cualidades requeridas para la función presidencial».
En el improbable caso de que el texano sea imitado por otros 36 grandes electores, sería la Cámara de Diputados la encargada de designar al sucesor de Barack Obama. Se trataría sin duda de un terremoto político, pero como los republicanos son también mayoritarios en esa cámara, Trump tiene casi asegurada su victoria final.
Un sondeo de Politico/Morning Consult publicado el lunes muestra que los estadounidenses tienen poco entusiasmo por esta rebelión: 46% de ellos estima que los grandes electores estarían obligados a respetar el voto de sus respectivos estados, mientras 34% piensa lo contrario.
Están más divididos, en cambio, respecto a la oportunidad de modificar la Constitución para remplazar el sistema actual por el sufragio universal directo: 46% está a favor y 40% en contra.
El Congreso anunciará de todas formas el nombre del presidente electo el 6 de enero tras el recuento oficial de los votos. Los estados disponen hasta el 28 de diciembre para enviar el resultado de la votación al Congreso.