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Colombia ordena cese temporal de bombardeos contra guerrilla FARC

Por Alina Dieste

Bogotá/AFP

Colombia decidió suspender durante un mes los bombardeos contra la guerrilla comunista de las FARC, search sale anunció este martes el presidente Juan Manuel Santos, find un paso que busca acelerar el proceso de paz para poner fin a un conflicto armado de más de cinco décadas.

Santos comunicó en un discurso televisado esta medida sin precedentes, no rx destinada a acelerar las negociaciones que mantiene desde noviembre de 2012 en Cuba con las Fuerzas Armadas de Colombia (FARC), principal grupo rebelde del país.

«Para impulsar el desescalamiento del conflicto, he decidido dar la orden al ministro de Defensa y a los comandantes de las fuerzas de cesar los bombardeos sobre los campamentos de las FARC durante un mes», dijo.

El jefe de Estado, que hasta ahora se había negado a decretar una tregua militar antes de un acuerdo definitivo por considerar que fortalecería a la guerrilla, dijo que responde así al gesto de las FARC, que a finales de año inició un histórico alto al fuego.

«En cuanto al cese al fuego unilateral e indefinido que anunciaron las FARC el 18 de diciembre, hay que reconocer que lo vienen cumpliendo», indicó.

La medida será reevaluada con los mandos militares en un mes, señaló Santos, aunque aclaró que no implica una renuncia a ataques aéreos en caso de «amenaza inminente» y dijo que cualquier enfrentamiento surgido de patrullajes estará dentro de «las reglas del juego».

Santos, reelecto en junio pasado con la promesa de acabar con la conflagración interna, anunció además la creación de una Comisión Asesora para la Paz, integrada por políticos de izquierda y de derecha, en particular de partidarios de su predecesor, el expresidente Álvaro Uribe -férreo opositor a los diálogos con las FARC- además de religiosos, exguerrilleros, empresarios y líderes indígenas.

«Será un grupo de destacados colombianos (…) que me van a asesorar y a acompañar en la conducción de esta última fase del proceso de paz», precisó, no sin antes destacar el acuerdo con las FARC alcanzado el fin de semana para desactivar las minas antipersonales en Colombia, el país con más víctimas por ese flagelo después de Afganistán.

Según el politólogo de la Universidad Externado Jaime Zuluaga, esto muestra que se va «en la dirección correcta». «Es un avance muy significativo, de los más significativos en los últimos meses», dijo a la AFP.

«El tren de la paz»

Santos ordenó, sin embargo, intensificar las acciones militares contra el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), segunda guerrilla del país, con la que sostiene contactos exploratorios desde hace un año con miras a instalar formalmente una mesa de paralela a la de las FARC.

«La suspensión de bombardeos a campamentos de las FARC en nada afecta las operaciones en contra del ELN. Esta organización -en lugar de entrar en sintonía con el desescalamiento y la búsqueda de la paz- ha continuado, y hasta incrementado, sus actividades delictivas», dijo el mandatario colombiano.

Para el analista Ariel Ávila, de la Fundación Paz y Reconciliación, Santos busca presionar así a los rebeldes para la negociación.

«Es lo que cualquier presidente hubiese hecho», dijo a la AFP.

El ELN dejó en libertad este martes a cuatro geólogos que mantenía secuestrados desde mediados de febrero, luego de haber liberado al alcalde de la selvática localidad de Alto Baudó, Fredys Palacios, el 1 de marzo, y a un ciudadano holandés, en enero.

«Yo espero, de verdad, que al ELN no lo deje el tren de la paz», afirmó Santos durante su discurso.

El lunes, al conmemorar el 25 aniversario del desarme de la extinta guerrilla M-19, el mandatario había subrayado el papel de ese movimiento insurgente al abrir «un ciclo» de paz y dijo confiar en poder cerrarlo con las FARC y también con el ELN.

Fundadas en 1964, las FARC y el ELN, con 8.000 y 2.500 combatientes respectivamente, según las autoridades, son las únicas guerrillas de extrema izquierda aún activas en Colombia, donde operan esencialmente en zonas rurales.

El conflicto armado colombiano, el más antiguo de América Latina, ha involucrado a guerrillas, paramilitares, agentes del Estado y bandas narcotraficantes, y ha dejado oficialmente al menos 220.000 muertos y más de cinco millones de desplazados.

Acuerdo para limpiar minas

El pasado sábado el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC alcanzaron un acuerdo sobre desminado, un «paso gigante hacia la paz», primer logro del trabajo de una «subcomisión» conjunta conformada por generales y guerrilleros.

«El gobierno y las FARC hemos acordado solicitar a la organización Ayuda Popular Noruega liderar y coordinar la implementación de un proyecto de limpieza y descontaminación» de minas sembradas en zonas rurales en el marco del conflicto armado, dijeron las partes en un comunicado leído por el diplomático cubano Rodolfo Benítez, cuyo país es garante del proceso de paz para Colombia junto a Noruega.

Benítez indicó que las partes adoptaron este histórico acuerdo «en el marco del desescalamiento para avanzar en la construcción de confianza y con el fin de contribuir a generar condiciones de seguridad para los habitantes que se encuentran en zonas de riesgo por la presencia de minas, artefactos explosivos improvisados, municiones sin explotar y restos de explosivos de guerra».

«El gobierno y las FARC trabajaremos conjuntamente para limpiar algunos territorios rurales», declaró por su parte el jefe negociador del gobierno, Humberto de la Calle.

«Nuestro objetivo principal es poner fin al conflicto (…) y por eso la propuesta de desminado es un primer paso, pero un paso gigante hacia la paz», añadió.

Este acuerdo es el primer resultado del trabajo de una «subcomisión» conjunta integrada por generales y guerrilleros de las FARC, que inició sus labores hace dos días en La Habana, sede de los diálogos de paz para Colombia, iniciados en noviembre de 2012.

Receso hasta el 17 de marzo

La subcomisión sostuvo su primera reunión de trabajo mientras el proceso de paz atraviesa una dura prueba tras la negativa de las FARC a pasar «un solo día de cárcel», afirmación que complica al gobierno de Juan Manuel Santos, bajo la atenta mirada de la comunidad internacional que pide justicia para las víctimas del conflicto.

Las partes están debatiendo actualmente (desde hace siete meses) el complejo tema de la reparación a las víctimas y el desarme es el siguiente punto de la agenda.

Esta subcomisión fue creada hace meses, pero el inicio de su labor se retrasó por la interrupción que sufrió el proceso de paz en noviembre tras la captura por parte de las FARC del general Rubén Alzate, quien se aventuró a una zona selvática controlada por la guerrilla.

Alzate fue liberado dos semanas después, lo que permitió que se reanudaran las negociaciones, pero luego hubo un receso de 40 días por fin de año.

Las partes han consensuado hasta ahora tres de los seis puntos de la agenda y desde el 20 de diciembre, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) mantienen una tregua unilateral por tiempo indefinido, al que el gobierno no se ha sumado porque piensa que eso sería aprovechado por los rebeldes para reforzarse militarmente.

Las delegaciones de paz iniciaron el pasado sábado un receso y volverán a la mesa de diálogo el 17 de marzo.

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