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Jenny Vásquez
@JennyCoLatino
Como ya es costumbre, capsule cada Viernes Santo, malady los salvadoreños echan a andar su imaginación y creatividad para elaborar las tradicionales alfombras que guían el paso de la procesión del Santo Entierro.
Sal, aserrín, zarandas, rastrillos, escobas, agua, moldes y tablones de madera, son parte de los materiales que no faltan para la elaboración de las coloridas alfombras.
Uno de los puntos donde esta tradición se vive con mucho entusiasmo y dedicación es en el Centro Histórico de la capital.
Allí, asociaciones de vendedores informales, Boy Scouts, la alcaldía capitalina, y algunos cuerpos de socorro, toman las calles y elaboran los llamativos tapices de diferentes tamaños y temas.
“Nuestra alfombra se llama La Bendición de Dios. Le pusimos así porque aquí estamos haciendo un homenaje a monseñor Romero. También hemos incluido a Chespirito con un mensaje llamando a la paz; también hemos
hecho todas las banderas de los países que estuvieron en el mundial, como un llamado al mundo entero para recuperar nuestra naturaleza”, dice Guadalupe Solano, miembro de Cruz Verde Salvadoreña, cuya
alfombra, ubicada frente a catedral metropolitana, contiene diversos detalles y mensajes, e incluso, dedicaron un espacio a la Selecta Playera.
Guadalupe agrega que por más de quince años participa en la elaboración de las alfombras en el centro de San Salvador, tradición que heredó de su padre.
Del mismo modo, la Sociedad de Vendedores de San Salvador, La Guadalupana, participa en la creación de los tapetes artesanales.
“Venimos trabajando desde 1970 hasta la fecha. Tratamos de que esta tradición no se pierda para que las siguientes generaciones sigan esto”, comenta Arely Campos, de la Asociación La Guadalupana.
Es de recordar que esta tradición se practica en diversas partes del país. Además de la capital, Sensuntepeque, Izalco, Nahuizalco, Ataco, entre otros muncipios, son de los más representativos en este tema.
