Alma Vilches
@AlmaCoLatino
El Colegio de Profesionales en Ciencias Económicas (COLPROCE) presentó a quienes recibirán los premios como economistas e investigador 2024. Esta premiación se dará como parte de las actividades en la Semana del Economistas, la cual se llevará a cabo del 12 al 16 de agosto.
A criterio del presidente de COLPROCE, Óscar Cabrera, la Semana del Economista se ha convertido en un espacio técnico-académico, para discutir y profundizar en temas que impactan la economía de El Salvador.
Cabrera detalló que Roberto Antonio Morán Argueta fue nombrado economista del año 2024; economista distinguida, Nathalie Chacón-Ortiz; Mauricio Campos Huezo como economista distinguido; Carlos Eduardo Argueta Muñoz y José Moisés Alfaro Alvarado, economistas investigadores.
Cabrera explicó que luego de una convocatoria abierta por medio de la red de COLPROCE, a través de redes sociales y revisar las diferentes hojas de vida y desempeños profesionales, se determinó los ganadores.
“Es una tradición que en la Semana del Economista damos a conocer los galardonados, entre el 12 y 16 de agosto vamos a desarrollar una serie de ponencias alrededor de un hilo conductor que hemos denominado Un nuevo modelo de desarrollo productivo, inclusivo y sostenible para El Salvador”, sostuvo.
La Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (FUDECEN), COLPROCE, la Red de Ambientalistas Comunitarios de El Salvador (RACDES) y el Centro para la Defensa del Consumidor (CDC) desarrollaron una investigación donde dieron a conocer las siete trampas en que se encuentra la economía salvadoreña; pero al mismo tiempo propusieron 44 medidas de política pública.
El presidente de COLPROCE manifestó que la Semana del Economista, un grupo de investigadores seguirán aportando al debate de esta investigación y agregar otros elementos y medidas de política pública.
El Salvador necesita transitar a un modelo de desarrollo más productivo, inclusivo y sostenible, dejando atrás el actual modelo de desarrollo neoliberal que sirve a una pequeña élite millonaria, beneficiada a costa de los derechos económicos, sociales, ambientales y políticos de millones de personas, saltándose los controles y el funcionamiento de la democracia.
El actual modelo de desarrollo neoliberal entre 2020 a 2023 ha configurado una economía con elevadas brechas de desigualdad y pobreza, que reflejan una incapacidad de las fuerzas sociales por alcanzar consensos mínimos, falta de oportunidades humanas, una profundización de la exclusión social.
Así como bajos niveles de inversión y productividad laboral que se manifiestan en un crecimiento económico bajo, una inadecuada y débil transformación productiva con elevados niveles de deuda pública y privada.
El modelo de desarrollo actual está sumido en siete trampas de desarrollo, bajo crecimiento económico por una ausencia de transformación productiva; valores, normas y prácticas que perpetúan la discriminación e intolerancia contra la mujer, pueblos originarios, juventud y LGBTQI+.
Además, elevados niveles de desigualdad y pobreza que imposibilitan la movilidad intergeneracional; amplios desequilibrios comerciales y de cuenta corriente como resultado natural de las discapacidades competitivas y tecnológicas diferentes. Tributación regresiva, elevados niveles de deuda que incumplen los derechos económicos sociales y culturales.
Otras de las trampas es significativos riesgos en la estabilidad del sistema financiero transmitidos por una elevada inversión en deuda pública; alta exposición y vulnerabilidad ante los fenómenos climatológicos y meteorológicos.