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Rosario Rivas
@DiarioCoLatino
“Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay hombres que luchan un año y son mejores. Hay hombres que luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”, con esta frase de Bertolt Brecht, las comunidades recordaron la vida y muerte del comandante Dimas Rodríguez en un homenaje que le hicieron a 31 años de su muerte. Fue un 12 de diciembre de 1989 que El Salvador perdió a un hombre cuyo humanismo se reflejó desde muy joven y en la lucha armada que se libró en El Salvador durante la década del 70 al 90.
Este fin de semana la comunidad que lleva su nombre organizó un homenaje, en el Paisnal, donde se recordó al comandante con música y testimonios.
Su muerte, que ocurrió cuando se enfrentó a las unidades enemigas, en San Salvador, le puso fin a una vida, cuya historia de entrega aún vive en los corazones de quienes lo conocieron. Sobre todo porque es considerado como un revolucionario que desde niño mostró el deseo de ayudar.
Esto lo llevó a “grandes aportes que dio en la construcción y desarrollo de la vanguardia revolucionaria y de su Ejército Popular, tanto en la teoría como en la práctica”.
Dimas era su nombre de combate, pero su nombre real fue Nicolás Hernán Solórzano, como lo cita su partida de nacimiento y en la que se lee que nació el 20 de agosto en el cantón El Sitio de San Luis del Carmen, Chalatenango, en el año de 1950.
Su origen era humilde, su padre Nicolás Solórzano era un agricultor en pequeño y su madre Amelia Sánchez, fue profesora rural.
El fue un niño que creció junto a las necesidades de los habitantes del área rural, esto le fue generando conciencia.
“Fue un niño de campo que llevaba el almuerzo a los trabajadores, arreaba las vacas, recogía la leche; desde pequeño dio muestras de gran sensibilidad ante las dificultades del pueblo”, señalan datos sobre su vida.
Con sacrificio logró graduarse en 1968, a los 18 años de edad de profesor en la Escuela Normal de Suchitoto y en 1969 ingresa a la Universidad Nacional para estudiar en la Facultad de Derecho.
Era tanto su deseo de ayudar a quien lo necesitara que en 1972 sus familiares no supieron de él, y no fue hasta varios días después que lo encontraron en una comunidad muy pobre.
Dimas se había unido con otros “compañeros” para ayudar a reconstruir viviendas en el tugurio “Campamento 3 de Mayo” que había sido incendiado en esos días.
Su carrera en la política trascendió cuando Dimas Rodríguez se incorpora a las FPL, en 1973, convirtiéndose en promotor social de comunidades marginales.
Y así prosiguió dando su aporte con la firme convicción de que se iban a dar cambios en el país, se incorporó a los grupos de apoyo y durante los años 1975 y 1976 participa en distintas actividades armadas de los grupos urbanos. El comandante Dimas siempre se caracterizó por su sencillez, humildad, combatividad, heroísmo, capacidad de aporte y conducción.
