Por Odalys Troya
San Salvador, hospital 29 abr (PL) El comandante Feliciano fue uno de los mejores hijos del Frente Farabundo Martí para la Liberación (FMLN), afirmó el ministro de Agricultura Orestes Ortez, quien fue amigo y compañero de batallas del destacado luchador cubano-salvadoreño.
En una entrevista con Prensa Latina, Ortez, Damián Alegría y Rafael Benavides, conocido como el Comandante Ramón Suárez, todos exguerrilleros del FMLN, evocaron su cercanía a Feliciano a propósito del aniversario 35 de su muerte en un combate desigual contra las entonces tropas represivas de esta nación.
Cada uno recordó las distintas circunstancias en que conocieron a Tomás Roberto García Vargas, el comandante Feliciano -hijo de la salvadoreña Ada Vargas y del coronel retirado del Ministerio del Interior de Cuba Roberto García.
“Yo conocí a Feliciano en los albores de la formación de la organización armada del Partido Comunista de El Salvador que se llamaba Fuerzas Armadas de Liberación (FAL)” y que más tarde pasó a formar parte del FMLN, donde se aglutinaron otras cuatro organizaciones más, comentó Ramón Suárez.
Él estudiaba Economía en la Universidad de El Salvador, pero ya había egresado de la Escuela Nacional de Agricultura. Se destacaba en todo, llegó a ser campeón centroamericano de esgrima, además de ser un buen jugador de ajedrez, resaltó.
“Sus inquietudes lo llevaron a acercarse al Movimiento Revolucionario organizado en la universidad y fue parte de las primeras unidades de autodefensa de las FAL en la zona urbana”, rememoró.
Todos recuerdan que era brillante, un muchacho inteligente, carismático, muy apreciado por sus amigos y compañeros, además de ser un líder, lo cual le valió llegar a ser un dirigente de nuestras fuerzas.
En ese contexto la represión era muy fuerte en las ciudades y los centros urbanos se habían convertido prácticamente en cementerios de los revolucionarios, aseguró Suárez.
“Nosotros sabíamos que Feliciano era uno de los cuadros más conocidos por su trayectoria, y la dirección de nuestro partido y la Comandancia General del FMLN tomaron la decisión de enviarlo al frente de Guazapa para que se hiciera cargo de la conducción militar”, señaló.
Damián Alegría describió que “en ese tiempo el gobierno no tenía prisioneros de guerra, simplemente a cada guerrillero que capturaban lo mataban o lo metían en la medialuna, que era el sótano de la policía donde estaban los presos políticos en condiciones terribles, bajo torturas”.
En tanto, Ortez detalló que el mando superior les explicó en aquel momento que Feliciano estaba ubicado por la inteligencia militar del Ejército y era necesario sacarlo de la ciudad.
“Ya para ese entonces él era el comandante de toda la región metropolitana e iba a subir al cerro Guazapa para hacerse cargo de la dirección de la fuerza en ese territorio”, puntualizó.
El ministro, también destacado dirigente guerrillero, recordó que dos días antes de ir para Guazapa, uno de los principales bastiones del FMLN, “se va a mi casa donde conversamos sobre cómo deberíamos continuar los lineamientos, los vínculos con el frente rural, entre otros temas de la lucha”.
“Me dijo que quería ir a despedirse de su mamá, y yo casi le supliqué que no fuera (…), pero el caso es que se fue entre seis y seis media de la tarde del 30 de abril y de ahí continuaría a Guazapa”, añadió.
En opinión de Damián, Feliciano pasó por ese dilema de ir o no ir a su casa porque aunque le habían dicho que no fuera “irse al frente de batalla siempre significaba la posibilidad de que ibas a morir y a lo mejor pasó por su cabeza la idea de que si moría, no iba a volver a ver a su madre”. Tomó la decisión equivocada de ir a visitar a su madre y en cuanto llegó a su casa en el municipio de Mejicanos, departamento de San Salvador, el enemigo montó un operativo descomunal de unos 100 militares.
La diferencia de fuego era muy grande, destrozaron la casa y murió combatiendo. También la mamá y el hermano Raúl Antonio murieron, aseveraron.
Su cadáver nunca se recuperó y se cuenta que “lo llevaron por las principales brigadas del ejército para decir: hemos logrado dar uno de los golpes más grandes a la guerrilla”, recalcó Ortez.
El titular recordó que los militares que lo cercaron se enfurecieron porque Feliciano no solo les causó bajas, sino que nunca se rindió.
Muchos lo recuerdan como lo recordamos nosotros: juguetón, estudioso, inteligente, pero sobre todo Feliciano reunía las cualidades propias de un auténtico líder, no solo de un jefe militar, aguerrido, sino un auténtico líder político y social, expresó Ortez.