Carlos Girón S.
¿La vieron, clinic la vieron ustedes?, search preguntó el fontanero Tomás, health uno de los que se reúnen en el Ágora Cuscatleca o Plaza Libertad, para esperar que lleguen trabajos.
— ¿Qué cosa? ¿Alguna nueva estrella o un cometa en el cielo, o algún OVNI?, respondió con otra pregunta, Rutilio, el carpintero que ya había llegado al mismo lugar.
¡No!, ¡No! Lo que yo pregunto es si ya vieron y leyeron la gran sábana publicada en los periódicos, el mes pasado, con el listado completo de nombres y firmas…
— ¿De los veteranos y lisiados?, inquirió Rutilio.
— N´ombre, nada de eso, sino algo vergonzoso, respondió Tomás.
— Explíquese, intervino Marta, la vendedora de café con pan, que se mostró intrigada.
— La sábana fue una publicación del Ministerio de Hacienda con los nombres de personas y empresas deudoras y evasoras de impuestos fiscales, que no han pagado al Estado y que suman muchos millones de dólares en concepto de impuestos no pagados, desde hace algunos años, en ciertos casos, expuso el fontanero.
— “Difícil de creer lo que he oído decir”, comentó Lorenzo, un vendedor de billetes, que se hizo las cruces.
— ¿Y cuáles son los nombres de la lista, alguien guardó, porque valía la pena, y anda llevando aquí esa página?”, acotó otro pasante que se interesó en la plática.
— Tomás expuso que no es una página, sino muchas, tanto como para hacer un folleto o un libro pequeño.
— “Bueno, aunque sean unos nombres que puedan mencionar, nos interesa conocerlos”, dijo la vendedora de café con pan.
— “Miren, yo recomiendo que no hagan eso, no piensen decir nombres, pues se exponen a acusaciones y hasta demandas judiciales ´por calumnia y difamación´, dijo el universitario que acostumbraba a pasar por este Ágora.
— “¡Ahhh!, pero si fuera uno de los que estamos aquí, entonces sí no habría ningún peligro, somos descalzos y no tendríamos cómo pagar un leguleyo para esa diligencia”, expuso Renán, el vendedor de hot-dogs.
— “¿Y por lo menos puede alguien decir cuánto es lo que tienen pendiente de pagar al Estado los de la lista del Ministerio, pues he oído decir que son unos milloncitos?”, se animó a preguntar la vendedora de bolsas de mango verde con chile y alguashte.
— “Yo recuerdo haber leído que pasan de 300, tres-cien-tos mi-llo-nes de dólares”, acotó Fernando, el vendedor de sorbetes de carretón.
Juana, vendedora de frutas varias embolsadas, preguntó si podía opinar. Todos le dijeron que “echara la piedra”.
“Miren, señores, métanle pluma, con ese pistal se podrían construir bastantes obras de CIUDAD MUJER en muchos lugares del país, pa´echarle el hombro a esa buena señora Guanda, que tanto bien ha hecho a tantas de nosotras las mujeres luchadoras, que defendemos a nuestras familias”.
–“Ajá; es cierto, el huevo es cómo hacer para que los morosos y deudores se toquen la conciencia y le paguen al gobierno, pues muchos de ellos dicen que operan con pérdidas en sus negocios. Pobrecitos, considerémoslos”, acotó el sorbetero.
El billetero fue de ese parecer, pero le preguntó ¿a usted quién lo considera cuando no vende mucho o nada y pierde la ganancia del día, el pan de sus hijos?
La vendedora de mangos dijo que no hablaran tanto y que allí mismo entre todos los presentes podrían iniciar una colecta para reponer algo de la deuda de aquellos señores, ingratamente señalados ante la opinión pública.
“Te quedas corta mamaita; lo que mejor hubieras propuesto es otra teletón para ayudar a los susodichos morosos”, dijo el de los hot-dogs.
— ¡Ecole, morrocuta idea!, corearon varios de los presentes.
— ¡Guan moment, muchachos y muchachas, adelantó el universitario. Y agregó: vayan despacio. Yo sugiero no precipitarse. Mejor esperen las demandas que los señalados como deudores y morosos están pendientes de interponer ante las instancias judiciales, probablemente incluida la Físcalía, contra el mismo Gobierno, o sea el Ministerio de Hacienda. Y aquí hay grave peligro de que el Estado pierda la batalla y hasta sea quien termine sentado en el banquillo…
— “El joven tiene razón, mejor esperemos a ver si las colectas y la teletón se hacen para el Gobierno, y consolar al Ministro Cáceres”, dijo Tomás.
–“¡Nada de eso, nada de eso! Hay que pensar en formas de exigir a los morosos deudores que paguen sus compromisos, ya que pueden hacerlo y si no lo hacen es por mala fe y mala intención de mantener en aprietos al Gobierno”, entró a opinar un transeúnte de traje que pasó por el lugar.
— ¡Correcto!, expresó otra voz ciudadana. “Miren que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional –a quienes la presidente Cristina Fernández, de Argentina, mandó al carajo con sus presiones y políticas turbias”.
— “Esos bancos mundiales harían bien en exigirles a que paguen sus impuestos a los grandes deudores y morosos con el Fisco aquí en nuestro país”, anotó el universitario.
La aprobación de esta idea fue general de todos los miembros del Ágora Cuscatleca.