De acuerdo con el último informe de Cuba a la Asamblea General de las Naciones Unidas, en el cual denuncia el impacto del bloqueo se plantea que entre abril de 2019 y marzo de 2020 sobrepasa los tres mil 13 millones dólares, período en el que la Casa Blanca reforzó el bloqueo hasta niveles de agresividad sin precedentes.
Más allá de ese monto, el efecto disuasivo e intimidatorio de ese cerco ha provocado la cancelación de operaciones comerciales, acciones de cooperación y proyectos de inversión extranjera que se encontraban en diferentes niveles de desarrollo.
También repercute negativamente en instituciones bancario-financieras que se rehúsan a trabajar con entidades cubanas por temor a ser objeto de sanciones.
Por ejemplo, la medida adoptada el 18 de octubre de 2019 para impedir la reexportación desde cualquier país a Cuba de artículos producidos en cualquier nación que contengan más de un 10 por ciento de componentes estadounidenses, plantea un desafío significativo para las necesidades de importación de la isla.
Asimismo, la prohibición de utilizar el dólar estadounidense provocó pérdidas al comercio exterior cubano por un valor de 92 millones 883 mil 153 dólares, mientras que el incremento del costo de financiamiento/riesgo país se cuantificó en una cifra superior a los 25 millones.
Estos montos reflejan las dificultades para acceder a créditos bancarios o blandos por las restricciones del bloqueo, y en particular de su efecto disuasivo sobre la banca internacional, lo cual obliga a recurrir a créditos comerciales otorgados por los propios proveedores con términos financieros desventajosos.
Tales obstáculos conllevan a la utilización de intermediarios comerciales y al encarecimiento de las mercancías por los sobrecostos de fletes y seguros, que se deben pagar por la reubicación geográfica del comercio hacia regiones más lejanas con importantes afectaciones a la economía nacional.