Por Santiago Torrado
Bogotá/AFP
Después de medio siglo de lucha armada, los rebeldes del ELN se acogerán a su primera tregua temporal y recíproca en Colombia a partir de primera hora de este domingo.
La tregua, que en principio se extenderá hasta el próximo 9 de enero, supone el mayor avance alcanzado por la guerrilla y el gobierno desde que abrieron en febrero unas difíciles negociaciones en Ecuador, con miras a terminar de cerrar el conflicto más prolongado de América.
«Ojalá pueda ser renovado y sea el primer paso para lograr la paz con este grupo guerrillero», expresó el presidente Juan Manuel Santos el viernes, al firmar el decreto que obliga a las Fuerzas Armadas a suspender sus acciones contra los rebeldes.
El jefe máximo del ELN, Nicolás Rodríguez, también impartió la orden a sus tropas de «cesar todo tipo de actividades ofensivas para cumplir cabalmente con el cese bilateral del fuego» a partir de las 00:00, hora local, del domingo.
La tregua viene precedida de una semana de ataques contra la infraestructura petrolera y la fuerza pública atribuida por las autoridades al ELN, con saldo de un militar muerto y tres atentados contra un oleoducto que¡ causaron derrames de crudo en varios ríos de los departamentos de Norte de Santander y Arauca, fronterizos con Venezuela.
Santos advirtió al ELN que el pacto le obliga «a dejar de secuestrar, de reclutar menores, de sembrar minas y de atacar la infraestructura».
Un mecanismo conformado por la ONU, el gobierno, los rebeldes y la Iglesia católica verificará sobre el terreno el cumplimiento de lo acordado, e informará mensualmente del resultado de sus labores.
Las ONU desplegará observadores en los 33 municipios con mayor presencia del ELN, mientras la Iglesia acompañará al mecanismo desde 20 diócesis.
El componente internacional será el encargado de facilitar el entendimiento entre guerrilla y gobierno ante eventuales desacuerdos.
Paz completa
El gobierno espera alcanzar con el ELN «la paz completa» para extinguir el último conflicto armado del continente, después haber sellado en noviembre un pacto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que permitió el desarme de unos 7.000 combatientes.
Surgido al igual que las FARC, en 1964, el ELN creció bajo el influjo de la Revolución cubana y la Teología de la Liberación, una corriente de la Iglesia católica que defendía la lucha a favor de los más pobres.
Los cruentos enfrentamientos que además de las guerrillas han involucrado a paramilitares, narcotraficantes y agentes estatales han provocado al menos 7,5 millones de víctimas, entre muertos, desparecidos y desplazados.
El ELN sostuvo diálogos preliminares de paz con todos los presidentes que han gobernado Colombia desde 1990, pero la de Quito es su primera negociación formal.
Es también la primera vez en su historia que el ELN, que cuenta con unos 1.500 combatientes según cuentas oficiales, se compromete a un cese al fuego recíproco, aunque ha suspendido su lucha con el Ejército de manera unilateral por períodos breves.
Por otra parte, está previsto que el gobierno mejore las condiciones carcelarias de los presos del ELN y fortalezca la protección a líderes sociales, blanco de ataques que dejan unos 190 muertos desde enero de 2016, según la Defensoría del pueblo.
Distinto de FARC
Algunos observadores apuntan que el cese al fuego con el ELN podría ser más frágil que el que en su momento rigió con las FARC.
Mientras que las FARC -ya convertidas en partido político- fueron una organización muy vertical, el ELN tiene una estructura federada.
Esto «le da gran autonomía operativa de mando y de control del uso de la fuerza a sus frentes y bloques», lo que dificulta la negociación, dijo a la AFP Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos (Cerac).
«Pese a la veeduría de la iglesia, que le da una gran legitimidad, el cese al fuego está precariamente estructurado y definido», advierte el analista, por eso las crisis serán más difíciles de resolver que las que se presentaron con las FARC.
El máximo órgano del ELN es el Comando Central (COCE) de cinco jefes, liderado por Rodríguez, conocido como «Gabino».
Los frentes pueden tomar decisiones militares de manera federal, pero el cese al fuego es una decisión política del COCE, señala por su parte el politólogo colombiano Víctor De Currea-Lugo, experto en la guerrilla.
«El ELN hoy por hoy está unido (…) todas las estructuras van a hacer caso», expresó a la AFP.
En su momento, las FARC centraron sus esfuerzos de negociación en el problema agrario, mientras que el ELN ha insistido en un acuerdo de paz que privilegie la participación de la sociedad civil.
El gobierno y su contraparte abrirán en medio del cese al fuego el cuarto ciclo de conversaciones en Quito el 23 de octubre.