Brasilia/Prensa Latina
El comienzo de la transición de gobierno del derrotado mandatario Jair Bolsonaro al del presidente electo, Luiz Inácio Lula da Silva, descolló en Brasil en la semana que concluye hoy.
«El trabajo de nuestro equipo estará guiado por los principios de interés público, colaboración, transparencia, planificación, agilidad y continuidad de los servicios», escribió en la red social Twitter el vicepresidente electo Gerardo Alckmin, coordinador del equipo de transición de la administración de Lula.
Bolsonaro sostuvo el jueves un breve encuentro con Alckmin tras su fracaso electivo del pasado domingo que desató protestas de sus partidarios, empeñados en no reconocer el triunfo en urnas de Lula.
Pese a que el exmilitar se negó a reconocer el descalabro, su jefe de despacho Ciro Nogueira informó que recibió autorización para proceder con el proceso de cambio.
El excapitán del Ejército aludió a la disposición del «Gobierno federal para brindar toda la información, ayuda, de forma que tengamos una transición que esté guiada por el interés público», señaló Alckmin.
Una primera reunión del dispositivo de transición fue con el senador Marcelo Castro, responsable de la propuesta presupuestaria del gobierno para 2023.
El grupo coordinado por el vicepresidente electo podrá contar con hasta 50 integrantes, nombrados en comisión por la Casa Civil.
Tal equipo debe conocer sobre el funcionamiento de los órganos y entidades de la administración pública, pudiendo solicitar datos sobre cuentas públicas, programas y proyectos del Gobierno federal.
Además, debe dirigir los primeros actos del jefe de Estado electo y podrá ejercer funciones hasta 10 días después de la toma de posesión, programada para el 1 de enero de 2023.
Una comisión del Tribunal de Cuentas de la Unión debe seguir asimismo el procedimiento.
Una junta para el cargo fue anunciada el 31 de octubre y será coordinada por el titular en ejercicio de esa corte, Bruno Dantas.
En la primera ronda de sufragio del 2 de octubre, el aspirante al poder por el Partido de los Trabajadores ganó con 48,43 por ciento de los votos válidos, mientras que Bolsonaro, quien codiciaba reelegirse por el Partido Liberal, tuvo 43,20 por ciento.
Como ninguno de los políticos logró en ese pleito la mayoría absoluta de votos, es decir, más de la mitad de válidos (excluidos blancos y nulos), como establece la legislación para ser electo, disputaron el balotaje.
De manera muy cerrada, el extornero mecánico volvió a triunfar en el segundo turno del 30 de octubre con un 50,90 por ciento frente al 49,10 del exparacaidista.
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