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¿Cómo bajar los precios de los alimentos?

Por Leonel Herrera*

Parece que a Nayib Bukele le faltan ideas para enfrentar la crisis alimentaria que sufre el país. Sí, porque es evidente que los precios no bajan amenazando y chantajeando a los comerciantes, ni prometiendo eliminar aranceles que no existen.

En su cadena de medios de comunicación hace una semana el presidente inconstitucional pidió a los importadores y vendedores de alimentos bajar los precios, advirtiendo con procesarlos judicialmente por “otros delitos que están cometiendo” si no lo hacen.

Más recientemente el gobernante ilegal anunció la suspensión “durante diez años” de los aranceles de importación de los alimentos, aranceles que no existen o son mínimos, ya que las frutas, verduras, granos básicos, lácteos, carne y demás productos alimenticios traídos de Guatemala, Honduras, Nicaragua y México entran sin estos gravámenes aduaneros.

Por tanto, se plantean a continuación cinco acciones que Bukele podría implementar si realmente quiere abordar con seriedad y realismo el problema alimentario, más allá de la propaganda y las soluciones falsas. Las propuestas se plantean en orden de practicidad e impacto.

Primera: Eliminar o reducir el IVA a los alimentos y a los insumos agrícolas. Bukele podría ordenar a sus empleados legislativos que aprueben una reforma tributaria que quite o baje el IVA a los productos alimenticios y a los insumos agropecuarios; y para recuperar esos ingresos, podría aumentar este mismo impuesto a los bienes y servicios de lujo.

Segunda: Regular los precios. Bukele podría instruir a su flamante ministra de Economía que establezca precios de referencia para los alimentos; es decir, precios promedio o rangos de precios, para evitar que los comerciantes pongan precios excesivos o que superen el valor real de los productos.

Tercera: Aumentar el salario mínimo. Bukele podría incrementar el salario mínimo para subir el poder adquisitivo de la gente y favorecer la compra de alimentos. Con las ínfulas de grandeza que siempre  exhibe, el autócrata salvadoreño debería sentir vergüenza de que el salario mínimo del país sea la mitad del de Costa Rica.

Cuarta: Eliminar las prácticas anticompetitivas. El Estado bukelista podría impulsar una ofensiva genuina de desmantelamiento de monopolios, duopolios, oligopolios y cualquier práctica de mercado que derive en altos precios de los alimentos. Esta medida debería ser para todos los ámbitos de la economía, no solo para la importación y comercialización de productos alimenticios.

Y quinta: Promover la soberanía alimentaria. El régimen bukeliano podría gastar menos en propaganda, lobistas, asesores, equipo militar, obras decorativas, oficinas lujosas, “eventos de primer mundo” y demás gastos innecesarios para destinar fondos a la producción de alimentos: apoyando la agricultura familiar, los huertos caseros, las cooperativas agrícolas y la construcción de sistemas de riego.

Con la cantidad de lluvia que cae, este país podría producir alimentos todo el tiempo si la guardara en reservorios de agua, los cuales -además- podrían servir como camaroneras y criaderos de peces.

Bukele no tiene ninguna excusa para no impulsar estas medidas: tiene la correlación legislativa, el control de todo el aparato estatal y el respaldo popular. Si no lo hace es porque no tiene voluntad política para resolver los problemas de la gente.

*Periodista y activista social.

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