Asociación Cultural Kuskatan El Salvador
Rafael Lara-Martínez
Professor Emeritus, New Mexico Tech
Abstract / Resumen
I. Inicio
II. Breve reseña de treintaisiete poetas
III. Conclusión
IV. Apéndice
Abstract: «My song resounds like a golden bell…» offers a commentary of the Poetic Anthology by the Kuskatan Cultural Association. The essay is divided in four sections. The first one discusses the recent coined toponym for El Salvador which names the Cultural Association in its poetic diversity. It opens an ignored debate on the multiple ancestral names of the country, only if regional autonomies are recognized with their own local speech, and their multiple maternal tongues. It suggests acknowledging several voices to promote democracy, following the anthology example. The second section proposes a brief review of the thirty-seven poets included in the anthology: twenty men and seventeen women. The numerous approaches to poetry confirm the initial suggestion to establish several viewpoints on the same topic. The third part summarizes the various poetic subjects: nature as mirror of culture, physical and sentimental love, joy of childhood, meta-poetic, politics, Christian and ancestral utopias, etc. The final Appendix displays the paradoxical name of El Salvador: Kuskatan. The root that identifies the country —ku(:)ka-t, côzca-t(l)— lacks the derivational depth shown in foreign regions with a different toponym. Only a dialogue with difference could enhance a poetic and ethical perspective on the Real.
Resumen: “Como cascabel de oro resuena mi canto…” ofrece un comentario de la Antología Poética de la Asociación Cultural Kuskatan. El ensayo se divide en cuatro secciones. La primera analiza el topónimo acuñado recientemente para El Salvador que nombra a la Asociación Cultural en su diversidad poética. Abre un debate ignorado sobre los múltiples nombres ancestrales del país, sólo si se reconocen las autonomías regionales con su propia habla local, y sus múltiples lenguas maternas. Sugiere reconocer varias voces para promover la democracia, siguiendo el ejemplo de la antología. El segundo apartado propone un breve repaso de los treinta y siete poetas incluido/as en la antología: veinte hombres y diecisiete mujeres. Las numerosas aproximaciones a la poesía confirman la sugerencia inicial de establecer varios puntos de vista sobre un mismo tema. La tercera parte resume los diversos temas poéticos: la naturaleza como espejo de la cultura, el amor físico y sentimental, la alegría de la infancia, la metapoética, la política, las utopías cristianas y ancestrales, etc. El Apéndice final muestra el paradójico nombre de El Salvador: Kuskatan. La raíz que identifica al país —ku(:)ka-t, côzca-t(l)— carece de la profundidad derivacional que se muestra en regiones extranjeras con topónimo diferente. Sólo un diálogo con la diferencia podría mejorar una perspectiva poética y ética de lo Real.
I. Inicio
El ensayo ofrece tres secciones medulares y un apéndice final (IV). La primera discute la necesidad de admitir una pluralidad de voces al hablar de El Salvador. El ejemplo de la antología se contrasta con el término único que anhela generalizar la cultura del país, Kuskatan (I). En segundo lugar, se elabora una breve reseña de la escritura de treintaisiete poetas incluidos en la Asociación Cultural Kuskatan (II). La conclusión insiste en resumir la variedad temática, la cual ejemplifica la apertura de la complejidad poética (III). Por último el apéndice documenta la riqueza creativa de la raíz kus-ka-t/côzca-t(l) que hoy acuña el nombre propio del país, paradójicamente, sin un empleo amplio y creativo, en su cuna ancestral (IV). Sólo la diáspora rastrea la transformación de la raíz en un extenso rizoma que se propaga sin fronteras precisas.
*****
La antología «Voces de Kuskatan» recopila un amplio coro de representantes de la poesía salvadoreña. Se reúnen treintaisiete poetas, cuyo equilibrio lo expresan veinte (20) hombres y diecisiete (17) mujeres. La poesía se dispersa en remedo de las gotas que las nubes oscuras esparcen para abonar la flor (Anthos), donde anthos-logos/antología glosa el tratado de las flores, la recolección (Logos) de pétalos. No hay brote primaveral sin esa diseminación que alimenta el entorno; nutre su fauna y su flora. Sin el llanto de las nubes, el retoño no tiñe la mirada, ni el fruto madura.
La lluvia gotea lo diverso para aconsejar que el mundo acepte lo plural. La unidad que se derrama sobre un solo territorio varía tanto como la costa de la montaña, la cumbre de la hondonada. Estas variaciones musicales del entorno también las suscita Côzcatlan/Cuzcatlán/Kuskatan, una región limitada que hoy se percibe en nombre único de comarcas dispersas. En verdad, ya no se re-co(n)-(g)nocen/reconocen los otros habitantes de esa provincia dispar. Desde antaño, se disgregan en migraciones primordiales. La reciente equivalencia de una jurisdicción náhuat con el país no sólo olvida documentar las hablas locales de esa misma lengua y su propio origen migratorio del norte. Tampoco entabla un diálogo con los demás idiomas maternos salvadoreños.
Si Côzcatlan/Cuzcatlan/Koskatan se equiparan, habría que averiguar su asiento en Cholula, estado de Puebla, México, a saber: côzcatlân *£ toponyme, situé au Sud-ouest de Cholula, sur la route commerciale qui menait à Oaxaca et Guatemala. Le Codex Borgia serait originaire de cette région (topónimo, situado al sur-oeste de Cholula, sobre la ruta comercial que conducía a Oaxaca y Guatemala. El Códice Borgia sería originario de esta región). Igualmente, la dispersión náhuat(l) desde México obliga a interrogar por qué razón en su cuna territorial, la raíz kus-ka-t/côzca-t(l) se reduce al mínimo. Se ofrecen las entradas para esta raíz en el diccionario clásico de Lyle Campbell (1985) y en el reciente de Werner Hernández (2016). Así se aprecia la discrepancia radical entre el empleo sumamente restringido de ese radical, en oposición a la riqueza de derivados en las variantes de México (véase IV. Apéndice).
La restricción gramatical no parece entablar un diálogo entre la cultura y la naturaleza, tal cual aflora en regiones ajenas a Kuskatan. Ahí habitan los compatriotas «enjoyados», sin nombre equivalente en el terruño: kuska-takwatzi/chapulin/kusma(n). Esta contracción gramatical la enriquecería el diálogo con la diferencia. » Lo nuestro» amplia su filosofía en el «cozcacuicatl, canto precioso» de lo ajeno: lo kuska- en côzca- en su cozcatecayotl, variedad de canto.
II. Breve reseña de treintaisiete poetas
A continuación, brevemente, se describe la obra poética de quienes aparecen en la antología. La diversidad temática sugiere que cada comentario se personalice bajo el enfoque de la pluralidad poética. La multitud de voces no puede reducirse a un solo afluente ni corriente principal. En cambio, el torrente poético multiplica los enfoques de la crítica que ensaya comprender la diferencia. Al final de cada cinco poetas, se escribe el número, al igual que el de hombres (h) y mujeres (m)
*****
Jesús Alberto Pacheco Martínez recrea un neo-regionalismo que culmina en denunciar la depredación natural. Si hacia principios del siglo XX la poesía nacional exalta el entorno, dialoga con la fauna y la flora, el presente declara la contaminación de los ríos. Los peces flotan como hojas muertas; mientras el torogoz y el chonte corean el réquiem desde la montaña triste.
José Roberto Ramírez recurre a la meta-poética para expresar su versión de la historia. La ex-sistencia de lo Real la reconoce en la palabra. El nombre de la cosa revela la identidad que el sujeto hablante el otorga. En su caso, la esperanza transcribe el musgo de la piedra cuya «claridad» la oculta Babel. Ni el «pájaro dormido» ni la «paz fingida» cantan, ya que la «memoria» a diario desemboca en el caudal nocturno del olvido (meta-poesía/poética designa la poesía que habla de sí misma).
Ario E. Salazar asienta cómo la «grandeza» y el «poder» apabullan los ideales. Los recubren de noche sin Luna que ilumine el horizonte. Sólo una diminuta estrella —bajo el disfraz de «pulga»— se cuela invisible para inscribir el «escozor de la historia». La utopía repite «la pasión de Cristo» a cuyo «martirio» llama «patria», acaso sin resurrección inmediata.
María Beatriz Nájera Pérez afirma la madurez de lo «verde» que se oscurece bajo el dictado de la «envidia, soberbia y avidez». Predomina el afán masculino que, en acoso sexual, hace «sangrar la esperanza». El «amor» declina en «ceniza buscona», casi sin rastro, quien traiciona la voluntad del fuego. Contra ese eclipse que provoca la «Nada», el revoloteo de las «abejas» insinúa la flor y el sustento en «miel» de la utopía.
Mario Castrillo organiza un diálogo meta-poético con autores célebres. Acaso su lectura explica los problemas actuales. Mientras del cono sur emigran el «vértigo» y la «angustia», hacia el Occidente, la bebida, el tabaco y la guerra culminan en el asesinato amistoso. Otro poeta de renombre «entierra cadáveres», quién sabe si espera su retoño en «el levante». Persiste la revolución sinódica que destrona «zares» cíclicos también.
Santiago Vásquez denuncia la injusticia sin cese. La vida actúa una comedia burlesca de «circo». Ofrece pro-mesas sin mesas para saciar el «hambre» de la pobreza. Ya no importa el «dolor» ni el «número» creciente del horror. Nunca se aprecia a «la mujer es su trabajo». mientras crece el abuso autoritario.
Francisco Antonio Blandón Ramírez cree que hablar significa «pescar» palabras sueltas hasta hilvanarlas en escritura. Deben materializarse antes de disolverse en «espuma» de mar. Ante todo, en réquiem a una «vida arrebatada», esas oraciones transcriben la mirada muerta que observa a los vivos. Quizás su vistazo es el aire mismo que respiramos. El poeta prototípico conoce el polvo que reclama su legado durante la «ruta del cielo». Sólo el «santo» podrá tal vez recobrar el sentido al «sueño» patrio.
Ana Mercedes Cañadas de Navas exalta la niñez que juega como «ardilla» y habla como «urraca». Esos animales confiesan la mitología de la infancia. Luego, al paso furtivo del «cometa», esta equivalencia anímica se diluye en el encuentro del amante, cuyas manos «danzan» en aleteo de «palmera». Tal sería la alquimia que protegería a la poeta de sucumbir a «la guadaña de la violencia». La ilusión se desvanece debido al «genocidio» que obliga a borrar la memoria desde el exilio que las «lágrimas» escriben.
Eva Ortiz resiente la carencia de «historia» ante la «herida que no cierra». Sin embargo, hay un códice mudo que a la poesía le concierne interpretar en ese silencio de mujer. Así, salvaguarda el vuelo de las «mariposas» que absorben el néctar del «azahar». El «asombro de ti» la conduce a aceptar la derrota sin esperanza de patria. Su país es un «cristo muerto» sin voz del «vencido». Por ello, no queda otra alternativa que volverse «marioneta» de «madera»; no le importa la «joroba», mientras el «deseo insatisfecho» se transforme en «ángel» quien espanta el «desfile siniestro».
Carlos Bucio Borja declara su vocación de «astronauta» ya que anhela «buscar» un «amor» tan lejano como la estrella. De nuevo, muerto en combate, el arquetipo del poeta le concede el «equilibrio vivo» que resiste el «abismo del suicidio». Lo santifica como «Guerrero Colibrí» cuyo humor resuena al oponerse al «tormento». Él lo inspira a encontrar «lo desconocido» en el «sueño», pese a los obstáculos que le impiden inventar un «universos paralelo» que lo imagina como su «estrella».
Miguel Ángel Barrera Guevara reporta el «rumor» que señala el «mando oficial» para triturar la esperanza. Ahoga el «amor», pero persiste el deseo de «abrazar» el cuerpo de la amante prohibida. Las lágrimas de «lástima» lo apuñalan hasta conducirlo al desierto. No cree en la «paz» cuyo «simulacro» lo aprovechan los «oportunistas».
Noemy Anaya Rubio oscila del «amor» a las «huelgas» cuyos proyectos besa entre sonrisa. El miedo de la calle lo repara el amor quien suscita la recolección de la vida en palabras. En la noche, las velas mortuorias susurran en eco, el crujir de las ollas. A es misma hora, se le esconde el canto al «invasor» quien se apodera de las «joyas-palabras» que resguardan las «mujeres». Pese al desamparo, persiste la ilusión de recuperar las «preseas robadas», al menos en la expresión.
Efraín Clandestino identifica el arte a la locura. La insensatez lucha contra la cordura del poder represor, quien envía la diferencia a los «panteones». El emblema de esa «paz» mortuoria la encarna «el venado». La ofrenda de su cuerpo perdura en la poesía re-volucionaria. Según el giro de los astros, florece en la «isla» de la «mano» que escribe de los Muertos. Su alquimia equipara las letras a los elementos químicos.
Aquiles Mendoza Lemus exalta la gesta heroica de Anastasio Aquino, Feliciano Ama y Farabundo Martí, en su «espiritualidad ancestral» que los une al terruño. Su prédica resuena en el entorno del Oriente que —del Chaparrastique a Lolotique— «corona de nubes» la cumbre. El canto erige la poesía y sostiene la piedra donde duerma «la culebra», encarnación de la Tierra. Si en vez de «manipular votos», el recuerdo pudiera hablar sus idiomas, la «indiferencia» se llamaría «libertad».
Oscar Hernández Amaya entabla una relación amorosa que calca lo natural de los opuestos cotidianos del día y la noche, con sus respectivos astros. Así, se sumerge bajo el manto de «‘lluvia» de su amante para rescatar la «sangre sin espinas» de lo ancestral, disperso en el continente. El tiempo enterrado lo esgrime su mano que escribe y libera.
Juan Antonio Aguilera recuerda la «mochila guerrillera» —hoy ausente— contra la apariencia del «lujo». El «esclavo» lo admira por su vocación de «Mesías», ya que su alma «esconde» la utopía. En 2024, localiza este ideal en «Palestina» cuyo «genocidio» testimonia la distancia del dicho al hecho que realiza la «hipocresía».
Patricia Zuleta relata cómo el cuerpo se armoniza con la tierra; la sangre, con el agua. Por esta equivalencia, «pensar» es «cantar» el «dolor» de la «vida» en su «lucha». Extraña que del «descanso en paz (RIP)» corresponda a la Muerte. Por este sinsentido, la «cordura» sugiera conversar con los animales domésticos quienes responden sin pena de olvido. Ellos le inculcan el deseo de «liberar» los «hijos presos». Sin sor-presa, la mujer sigue cautiva en su hogar que la considera propiedad masculina: «señora de…». Hay que cantar.
Sandra Barrios del Mar describe la experiencia presente —carcelaria y migratoria— desde una perspectiva cristiana. La prisión y el exilio los piensa en revolución sinódica de la Pasión. Hay que «subir montes con cruces» y soportar la «corona de espinas» de la vida misma. La salida (ex-) equivale a «resucitar», al menos en el caso de la cárcel, el «infierno que resguardan los «guardias-demonios». En cuanto a la migración, la burro-Cracia le impone obstáculos a la «madre» quien conduce a niños fuera de la «patria injusta». La poesía define a «tapisca (Logos)» de esas vivencias.
Willians Alexander Amaya emprende el «camino» de la «vida». Lo guían los «astros» quienes le aconsejan «ver atrás» al recuperar el pasado que se repite. La poesía congrega la escritura que debería incentivar la acción política. Aunque no logre su cometido, genera la amistad y la «confianza». Debería ser una «lucha continua» contra el «orden» establecido al vincular la ciencia y al conciencia.
Ana Elizabeth Torres denuncia la «matanza en Ayotzinapa», México. Su fe la deposita en el «comandante» quien le inspira la «utopía» de recobrar la «historia del pueblo». Se llama «Camilo» cuyo doble es un ave quien expande la «ilusión colorida».
Juan Antonio Quintanilla Cruz compone una «poesía» con «estilo» para descubrirse a «sí mismo». El pasado lo restituye la palabra que rescata la tristeza de los «niños en venta» y la «lucha» del obrero. Acaso la utopía política acaba en la ilusión de la fuga que convierte las «lágrimas» en «estrella». La alondra también le inspira el poema que realiza una «sinfonía» de «besos» y de «ojos» fijos en la mirada. Entre el día y la noche, su composición transita de la «tertulia» en flor hacia el silencio, pero siempre se resguarda de los «escombros».
Luis Humberto Peñate practica la meta-poesía que rescata el «alma herida sin cuerpo». El verso lo «arrulla» —entre galanteo y siesta— para otorgarle el perfume del cerro y la emoción del pájaro cantor. Luego del rescate, reencarna el espíritu de la niñez gracias al «recuerdo» de las «calles». Vuelto sombra de sí mismo, recupera la vida en el espejo que le entrega a su «compañera».
Claudia Chávez acusa a la cordura de hacer «sufrir» al «corazón desdentado»: ¿decadente? La acecha la «tarántula» que le carcome los huesos, la «carcasa» del alma. El día transcurre entre el sol altivo y los «celajes» de su escondite. La consuela revivir el «amor» que aniquila la «traición» de «la muerte». Así renace su «esperanza» luego de tanto quebranto
Martha Arias confiesa que el vínculo entre la poeta y el amor resulta una simple teoría. En cambio «hoy», el verdadero «amor» exhibe la misma libertad que el aire. No habría ya constancia ni testimonio tardío. En cambio, expresa la vivencia pura e inmediata, quizás sin otra inscripción que el sentimiento corporal en sí mismo.
José Roberto Mendoza Herrera invoca el «amor» cuyo «silencio» palpita sin cese en el llanto del verso. Las «diferencias» terminan en la «soledad». Pero, la primacía del encuentro inicial aún late en «las raíces». La tierna iniciación entona el «canto de las aves», ya que la mirada de la amante sonríe como un beso.
Lidia Georgina Pérez De Novoa diseña el Maquilishuat en flor (Anthos) quien le recuerda el pasado del «buen humor». La vida es la calle del «encuentro» con «(des)conocidos» cuyas «miradas» y diálogo alimenta su poesía. En su escritura el «verbo» se contrapone a la «razón», quizás de igual manera que la prescripción a la descripción. Sólo la ausencia del interlocutor le ocasiona la «penumbra». Sin embargo, con ella surgen los «sueños» que resguardan la «ilusión».
Josselyn Guillen se encarna en «viento» que sopla las «hojas» mojadas —de agua y tinta— destinadas al amante. De ausentarse, la poesía incendia el ayer hasta provocar un «nuevo comienzo». El inicio invade el cuerpo y el alma del ser amado. El ejemplo por seguir se lo ofrece el arquetipo del poeta cuya «flor» (Anthos) la ofrenda en «libertad» para abrir el camino de la «libertad». Aún no se saber si esas ideas inundarán los ideales futuros.
Claudia Lorena Parada Turcios alienta a la «curandera» quien engendra el «amor sin muros». La boca es un ojo de agua cuyo ritmo lo prosigue el río: son-Río. También evoca la lluvia limpia que tiñe las «sienes» en multicolores. El «viento» es «canto» múltiple en sinfonía de risas.
Cecilia Castillo ejerce una labor de escultor al cincelar una «mujer» tan «libre» como la «naturaleza», en el mármol de la palabra. Tersa, su piel se viste de «espejos» donde el «colibrí» absorbe el néctar y las «mariposas» hacen temblar el atavío de la piel, mientras los «dedos» escriben. El cuerpo es una «hoguera», pese a que su liquidez evoque la mar en su desnudez de ola y espuma. Entre las rocas brota el idioma del cual proviene el origen del Mundo.
Esmeralda Sosa deplora que los antiguos «besos» provoquen el «naufragio». La «ausencia» del amado sin nombre incendia la flor (Anthos), ya que la mirada refleja las constelaciones que iluminan la oscuridad. El amor arde como una verdadera chimenea de leños corporales que nunca se extinguen. Siendo ella «Luna», las caricias impulsan las flujos acuáticos —mareas de agua dulce. No en vano, el beso transfiere fluidos de la bocana hasta formar el astro del consorcio.
José Rubén Alemán Zaldívar exalta el «amor’ de su «compita». En ella visualiza la «flor» (Anthos), es decir, la poesía misma, así como el néctar que alimenta su vocación en el canto. La imagina «desnuda», acaso una página en blanco sobre la cual plasma su pensar, sus sueños e ilusiones.
Raquel Cañas piensa que la «lengua» es un «pincel» que pinta los días de su vivencia. Quién sabe si también come y besa, como si ese triángulo de actividades formara la unidad del sentido. Contra el «naufragio anónimo», argumenta la utopía cordial de Cuba que la mantienen en pie.
Enoc Rivas Padilla verifica la abolición de «la utopía», ya que las «masas»: carecen de «ideales». Prefiere «tender la mano» y com-Partir en vez de «traicionar». Bajo esta perspectiva, visualiza los «Acuerdos de Paz (1992)» como una impostura, ya que frustran el verdadero objetivo de la «sangre» vertida durante la lucha guerrillera. El ansia de poder ciega el propósito original al volcarse en las «finanzas». Somos «víctimas del olvido» y, por tanto, «mi voz» se opone al pensar el «regreso» paterno y maternos. «antes de la muerte». La escritura representa ese dolor de la partida y la alegría de encuentro.
Rosabel Trigueros recuerda la «mirada joven» cuando la «violencia» aún no se vuelca sobre su «vida». La protege el «amate» —árbol y papel— cuyas hojas —cogollos y papel de nuevo— guían el recuerdo de su escritura. Luego, la «vida» cambia, ya que la «violencia» tatúa los cuerpos y provoca su «desaparición», a veces fantasmal. Se organiza una búsqueda sinfín para atrapar a los «ladrones de vida». Se ignora el paradero de la «esposa», del «padre» y otros familiares, por lo cual el recuerdo del amate alivia la tormenta de lágrimas actuales.
José Mauricio Urrutia García relata cómo la deidad náhuatl «Xóchitl» propaga el «maíz de colores», acaso también la poesía por su carisma de flor (Anthos) y de canto. Gracias a su inspiración, el poeta compone un réquiem en coral cuya «oda» convoca la experiencia de los «muertos» a la presencia activa. (35) 19h + 16m
Danilo Vásquez edifica el «sendero del sueño» gracias a sus dotes de marinero que rema una «canoa» hacia el futuro. En el porvenir dialoga con el origen al encontrarse con la «pareja primordial» lenca. Tal es la utopía del navegante, quien anhela transcribir la conversación entre la flor (Anthos) y la raíz oculta que la crea.
Ada Membreño interpreta en canto de la cigarra en la montaña. Su «dolor» entona la pena de la periferia que anhela el respeto y el saludo melódico de la diferencia.
III. Conclusión
La descripción anterior sugiere concluir con una síntesis temática de los afluentes que se reúnen bajo una corriente única llamada «Asociación Cultural Kuskatan». La verdadera unidad (1) promueve lo diverso (n+1). En efecto, la democracia real la inaugura aceptar un mínimo de dos perspectivas distintas sobre lo mismo (4). No pretende falsificar el primer enfoque (2+2), para validar el segundo (3+1) y desmentir las sucesivas interpretaciones (1+1+1+1…). En cambio, todas las aristas convergen en el diálogo. La clausura resume este coral de voces en sinfonía:
1) el entorno natural ofrece un espejo que refleja los sentimientos poéticos. Se hable de su belleza o de su depredación, la fauna y la flora muestran su correlación psíquica con la emoción literaria. Los ejemplos más evidentes corresponden a la flor (anthos), al ave (canto), al árbol (hoja, papel), etc.
2) obviamente el amor establece un tema omnipresente en la poesía. Del cuerpo al alma —de la sexualidad al sentimiento— la pasión y el afecto son dos aristas complementarias. También lo corporal se desdobla entre el consentimiento mutuo y el acoso sexual como dimensión política que impone el poder. El amor ideal imita la acción cotidiana del día y de la noche, quienes se enlazan en vaivén.
3) también la niñez describe la alegría original cuyo cometido se identifica con la utopía del sueño. La infancia entona el coral de las aves en el árbol florido.
4) la meta-poética refiere la poesía que habla de sí misma, la poesía en su recital. De poetas internacionales —A. Pizarnik, M. Lowry, W. C. Williams, etc.— a Roque Dalton, la lectura guía la escritura. Esta referencia convierte la memoria de los hechos en palabras, así como los muertos les ofrecen el paradigma a los vivos. En verdad, la «palabra» representa la «joya» única en su valor magistral.
5) lejos de ofrecer un enfoque objetivo del pasado, la poética redacta una historiografía más cercana al réquiem, en homenaje a los caídos. No sólo el «santo» escribe el proyecto de una «patria» renovada, sino la falta de una «voz del vencido» figura en el «Cristo muerto». La Muerte la reflejan la «estrella» y el «ave».
6) contra el «animal racional», la poesía propone la «palabra» misma y lo descabellado en reemplazo de la lógica. Ya se dijo (4) que el habla simboliza la «gema» humana en sí misma. Acaso el ideal establecería un balance entre la razón y la emoción.
7) en la esfera propiamente política, la poesía recuerda la lucha obrera y guerrillera. En su defecto, la escritura establece la amistad, ya que la lucha armada ya no existe. Verifica como los ideales revolucionarios se esfuman sin el resultado prometido. Ligado a este final, varios poetas califican los Acuerdos de Paz (1992) como traición al objetivo guerrillero disuelto. Hoy las nuevas cárceles injustas consuman la paz que aprovechas los «oportunistas». En lo internacional, se habla del genocidio en Palestina y de la matanza en Ayotzinapa, México, en decadencia de toda ilusión.
8) Hay también múltiples referencias cristianas a la utopía y a su descalabro. Las más sobresalientes son: el martirio, al cruz, la corona de espinas, la pasión de cristo, la resurrección y la hostia. Además, San Romero y Rutilio Grande remiten esa experiencia antigua al país, ya que el ideal poético convoca la vivencia cristiana renovada, en su mesianismo político. Ya se dijo en (5; véase el IV.VII), no hay documentos históricos transcritos en los idiomas maternos, sino sólo existe la visión del vencedor.
9) Hay también referencias a la mito-poética ancestral. Se habla de la pareja lenca primordial, de la Deidad náhuatl-mexicana Xóchitl (¿Anthos?), de una espiritualidad indígena indefinida, de la Culebra, acaso la Guardiana de la Tierra.
10) Por último, se repite el llamado a la democracia en sus múltiples voces dispersas, pero estas aristas pertenecen a un mismo Tratado (Logos) de Flores (Anthos). Regado en varios micro-ecosistemas, hay que reconocer las hablas locales en su singularidad. Según aquella consigna borgeana, «no hay libro completo sin incluir su contra-libro». Este axioma es tan simple al pensar el día y la noche —sus astros respectivos— como opuestos complementarios. En ese verso y re-verso, la exclusión mutila la mitad de sí misma. Según se discutió en la primera sección, Kuskatan exhibe el olvido de los otros topónimos que irrigan las comarcas salvadoreñas. Por ello, el encierro regional expone la paradoja de restringir la raíz de su nombre propio —kus-ka-t; côzca-t(l)— que no admite derivados. Así, desconoce su extensa familia desde el Altiplano central de México, Veracruz hacia el Soconusco y la costa pacífica guatemalteca, las otras provincias salvadoreñas, hasta llegar a Nicaragua. El «Apéndice» final documenta la amplia extensión de esa raíz en su creatividad poética que olvida la comarca de su nombre
IV.I Apéndice. Côzcatlan y sus parientes cercanos en el olvido
Mies chalchiuhcozcameca quenmatachtotoma: in nocuic, voy desatando mi canto como collares de joyeles preciosos…
Se juzgaría la presencia en espejeo —invertido siempre— entre el canon literario nacional y la revitalización del náhuat, Mientras los «héroes de la pluma» transponen el legado náhuatl mexicano —sin transcribir lo local— la actualidad opta por transcribir lo local, sin conocer las variedades lingüísticas de la misma familia. Sólo Campbell (1985) publica un diccionario que rastrea las correspondencias entre las hablas locales salvadoreña y las variantes mexicanas. Para desglosar un solo ejemplo, se indaga la raíz fundacional de Kuskatan en los diccionarios clásicos, los cuales transcriben un caudal de términos derivados que el náhuat salvadoreño parece ignorar.
En primer lugar, se transcriben las entradas para los topónimos en los diccionarios de la lengua clásica y de variantes locales (IV.I). En segundo lugar, se enlistan nombres de animales y plantas que enjoyan el entorno natural (IV.II). Luego, se amplía el número de topónimos con esa raíz, la cual puede acompañarse otros sufijos locativos (IV.III). En cuarto lugar, se transcriben varios sustantivos que incorporan la raíz para demostrar su riqueza gramatical, así como su vínculo con la descendencia y con la nobleza (IV.IV). La quinta sección enumera verbos compuestos que reiteran los múltiples derivados del radical en su sentido complejo, más allá del literal (IV.V). Por último, las secciones finales transcriben otro de los nombres de la región náhuat del país —Nequepio (IV.VI)— al igual que evidencia arqueológica sobre Cuzcatlán (IV.VII). Los archivos demuestran la paradoja de vivir en Kuskatan, ya que la raíz de su nombre propio carece del caudal mito-poético que adquiere en tierras lejanas.
IV. I. Topónimo
Al hablar de Côzcatlan (Cuzcatlán/Kuskatan) casi nunca se refieren sus parientes cercanos: los Côzcatecah y Nonohualcah. Parecería que se anhela aislar el náhuat de El Salvador de sus orígenes norteños, sin reconocer la riqueza de derivados que provienen del sustantivo Côzcatl (Kuskat). Según la clásica controversia entre la memoria y el archivo, el presente elige cuáles documentos o recuerdos subjetivos le resultan más pertinentes para reconstruir el pasado y cuáles debe desechar. Esta selección arbitraria de archivos plantea una paradoja para todo proyecto de revitalización, desgajado del pretérito documental y aislado de sus raíces migratorias. Mientras la historia social y los estudios culturales desdeñan la episteme náhuat y su voz, la (etno)lingüística descriptiva olvida la amplia derivación de términos cognados en la lengua clásica. Queda pendiente averiguar la razón por la cual el topónimo reconocido en El Salvador —Cuzcatlán— no aparece en los diccionarios de la lengua clásica. Tal vez existe una discrepancia flagrante entre la indagación académica y su popularización educativa y comercial. Ningún autor salvadoreño clásico cita el topónimo actual.ni indaga las complejas ramificación de la presunta raíz fundacional.
Paleografía: COZCATLAN
Grafía normalizada: cozcatlan
Traducción uno: toponyme, situé au Sud-ouest de Cholula, sur la route commerciale qui menait à Oaxaca et Guatemala. Le Codex Borgia serait originaire de cette région. W.Lehmann 1938,124 note 3.
Traducción dos: toponyme, situé au sud-ouest de cholula, sur la route commerciale qui menait à oaxaca et guatemala. le codex borgia serait originaire de cette région. w.lehmann 1938,124 note 3.
Diccionario: Wimmer
Contexto: côzcatlân *£ toponyme, situé au Sud-ouest de Cholula, sur la route commerciale qui menait à Oaxaca et Guatemala. Le Codex Borgia serait originaire de cette région. W. Lehmann 1938,124 note 3.
Fuente: 2004 Wimmer
Paleografía: COZCATLAN
Grafía normalizada: cozcatlan
Traducción uno: *T
Traducción dos: *t
Diccionario: Tezozomoc
Contexto: COZCATLAN
Fueron todos los mayordomos con Petlacalcatl ate Tiçoçic, el qual estaua sentado su trono con el Çihuacoatl, y todos los mayordomos estrangeros comiençan a dar y presentar al rrey Tiçoçic Chalchiuhtonac los presentes, conforme es de cada pueblo: trançaderas doradas de cauello, dorados orejeras, beçoleras de oro y pedrería muy rrica, bandas de muchas maneras, manoplas de oro, llamados matzopetztli, y collarejos de la garganta de los pies con los caxcabeles de oro fino, mantas labradas a las mill marabillas de diuersas plumas doradas de pájaros nonbrados, çacuan, xiuhtototl, tlauhquechol, tzinitzcan, frentaleras de la frente puestas medias coronas o mitras, cuaxado de finas pedrerías de esmeraldas muy menudas, amoxqueadores de pájaros galanos de la costa de Cozcatlan, quetzaltotome, de a braça, muy bistosas y galanas, cueros de tigueres adouados y leones, onças y tigueres y leones blancos, meçedores de cacao de tortuga, anchos, engastonados de pieças de oro, llamados acuahuitl, tecomates para cacao, esteras llaman ezpetlatl, alahuacapetlatl, cuauhxicalli, cargas de cacao, cantarillos de miel de abexas, pilones de sal blanca, gamusas coloradas, blancas, azules, berdes, amarillas, cotaras (cactles) doradas, arcos, flechas, carcaxes dorados (f:078r.)
Abiendo rresçibido estos presentes, fueron despedidos para yr priesa a sus campos conforme abían dexado mandado, con sobra de todo género de matalotaje, para el camino largo como era, para los costeanos de Soconuzco y Cozcatlan y los demás pueblos, según queda dho arriba (f:110v.)
COZCATLAM
Y por su orden, curso de tiempo ganaron y conquistaron a Suchimilco, Cuitlahuac y Chalco y los aculhuaques tezcucanos y los de Tepeaca y Ahuiliçapan, Cuetlaxtlan, orillas de la mar de nra España, y otros pueblos comarcanos a estos de Cuetlaxtlan, y con ellos a Tuztla; que otros sin estos fueron ganando y conquistando estos balerosos mexicanos, poniéndolo todo cabeça del ymperio mexicano, y en curso de tiempo a Coayxtlahuacan, que es grande su prouinçia, y a Pochtlan y a Teguantepec, Soconusco y Xolotlan y Cozcatlam y a Maxtlan, Yzhuatlan y Guaxaca y Cuextlan, Huitzcoac y Atuçapan y Tuchpa y todos los matalçingas toloqueños, son grandes sus suxetos: Maçahuacan y Xocotitlan, Chiapa y Xiquipilco, Cuahuacan; todos los quales pueblos, tierras ganaron y señorearon estos mexicanos balerosos breue tiempo, de los quales y de sus rrentas de ellos traían de tributo lo más supremo y preçiado: piedras preçiosas, esmeraldas, otras piedras chalchihuitl, oro, preçiada plumería de diuersas maneras y colores, de diuersas maneras de preçiada abes bolantes, nombrados xiuhtototl, tlauhquechol, tzinitzcan, cacao de diuersas maneras y colores, todo género de manta rrica, labradas, grandes de a beinte braças, llaman cuauhmecatl, y de a diez braças y de ocho y de menos braças, los quales les era dado a estos tales prençipales por tributo de ellos, y preçiadas abes biuas llaman çacuan y toznene, papagayos de muchas maneras, y ayocuan, águilas traían los naturales de los pueblos de la costa y orillas de la mar; por lo consiguiente, anymales biuos y sus pellexos adobados, como leones, tigueres, onças y de todas suertes de culebras, géneros de bíuoras, la grandeza temeraria de ellos, como son sus nombres teuctlacoçauhqui, chiauhcoatl y nexhua, y culebras grandes blancas, temerarias su espanto y grandeza, y çolcoatl, mihuacoatl, y culebra la cola es como pescado de hueso hendida por medio, muy temerarias, que por tener sujetos a los naturales, no teniendo tributo que dar, les hazían traer alacranes, çientopiés ponçoñosas; y en partes y pueblos daua piedras de ámbar, cueros de turtugas duras y galanas, con hazían meçedores de cacao a las mil marauillas engastonadas en oro; finalmente de toda cosa se cría y hazen las orillas de la mar los naturales de las costas, y piedras xaspes y cristales y otras que llaman tlaltcocotl y nacazcolli, y todas las flores de colores de tintes para pintar q los tales tributarios traían (f:012v.)
CUZCATLAN
Ay otras aues en las partes de la costa del mar, como es en Calpan, Cuzcatlan, Cuetlaxtlan, que ay unas abes del grandor de un pauón tiene esta pluma preçiada llaman quetzaltototl, y en aquellas partes ay otros dos o tres géneros de abes, que el uno es como un pato rreal, el pico chato de la mesma manera un pato rreal, llaman quetzalcanauhtli (f:073v.)
Abiendo dho esto, los unos y los otros abiendo dho que en tal parte, otros se segundase en Mechuacan, otros que no, sino a las costas de Cuzcatlan se abían rrebelado, aunque no estauan puestos la corona, stauan de por medio, yndeçisos (f:075r.)
Dixo Çihuacoatl: «Si no, mirá, hijo, rrecorré la corónica de este reyno, beréis como la destruiçión hizo mi hermano el rrey Monteçuma luego proueímos fuesen a poblar y ennobleçer los pueblos de Guaxaca y Yancuitlan, Cuzcatlan (f:102v.)
Rrespondieron anbos rreyes que era justo y que era dolor dexar tan noble tierra y tanta fertilidad como en ellas: «Y esta como a ymitaçión de lo hizo nro buen rrey y hermano Monteçuma la destruiçión de las tierras y gentes de Guaxaca, Yancuitlam, Cuzcatlan y lo demás [102v¾] de aquellas, tierras, biamos a nros basallos y de todas partes fueron, que son los que agora presiden, multiplicam, heran de estas partes, todos mexicanos, aculhuaques, Tacuba, Cuyuacan, Azcapuçalco, Xuchimilco, Chalco (f:102v.)
Fuente: 1598 Tezozomoc
Notas: Esp: (– Esp: )–
IV. II. Fauna y flora
De las palabras compuestas más prominentes: se citan las siguientes
Etnozoología
Côzcachapolin (Kuskachapulin) o chapulín de collar,
Côzcacuahtli (Kuskakwati) o rey zopilote, signo calendárico número diez y seis (16), asociado al sur y a la esfera semántica de la luna, los chichimeca, la caza, la obsidiana, el adulterio (véanse ilustraciones),
Cōzcacihuācuāuhtli, hembra zopilote de cabeza roja,
Cozcatototl, amarilla aves.
Códice Magliabechiano
Etnobotánica
Côzcacuahxihuitl (Kuskakwawxiwit) o planta (Peia moschata),
Cōzcatlacuātzin o tacuazín real/a collar,
Cōzcacuāuhxōchitl (Kuskakwawxuchit) o flor a identificar (seu luteo flore),
Xochicozcaocoxochitl, guirnaldas de la flor de ocote.
IV. III. Topónimos/habitantes
Se anota el olvido actual de nombrar Nonohualcah en sustituto de Côzcatecah, así como la existencia de otra etnia sin referencia en El Salvador. El término para el canto insiste en relacionar un tipo singular de poesía a la etnia que lo compone. De esta manera, podría cuestionarse la identidad mito-poética de las diversas regiones autónomas. También se interroga por qué se reconoce Kuskatan, pero se ignora Kuska(a)pan como región familiar.
Cōzcaāpan (Kuskapan) u otro nombre de lugar, los innumerables artesanos de collares y trenzados, incluso de collares trenzados como petates (Côzcapetatl/Kuskapetat), aparece en la leyenda de Quetzalcóatl,
Côzcatecah, etnia, igualmente nombrada Nonohualcah,
Cōzcatēcāyōtl (Kuscatekayot) u originario de Cuzcatlán/Kuskatan, variedad de canto
Cōzcacuāuhtenanco,
Cōzcatēuctlān, comunidad de la provincia de Tzicôâc, véase el Códice Mendoza, lámina 57, figura 3, que presenta un collar de jade, côzcatl, bajo un xiuhhuitzolli, insignia de un soberano o de un señor, têuctli.
IV.IV. Sustantivos
Del triple sentido primario de la raíz, la lista transcurre a relacionarla con la nobleza. Si la progenie vincula lo precioso a la descendencia, en seguida se anota su significación de nobleza y , por tanto, de poder político, sea por el asiento —la cátedra— o los adornos de la vestimenta.
Côzcatl, joya, soguilla, hijo,
Côzcatl quetzalli, hijos e hijas, in amocōzqui in amoquetzal, su collar, su pluma preciosa = el recién nacido
Cōzcayōtilia > cōzcayōtilih, etc, Côzcatl (Kuxkat), collar/joya/niño,
Tlaçocozcatl, collar precioso,
Çan teocuitlaxochincozcapetlatl, en la estera/petate de collares de flores de oro,
Cozcapetlatipan, en la estera/petate de joyeles (locativo),
Maquizcozcapetlatl, la estera/petate cual joyel precioso,
Cozcatepehuaque (teuctin), joya-vecinos/nobles señores, habitantes del monte (¿la ciudad?), como joyeles señores,
ma nel ye cozcateuh nehuan, que como collar fuera yo,
Cozcatozpetlac ninotecatiuh, en estera/petate de plumas preciosas iré a tenderme,
Cozcacuicatl, canto precioso/de joyeles, ofrecido a los visitantes de marca,
yn chalchiuhcozcatl teocuitlacozcatl, con collares de jade, de metal precioso,
Chimaliyaxochiincozcatica, el escudo con joyeles floridos,
IV.V. Verbos
El sentido primario de «joya» se relaciona a su fabricación, al galanteo noble de su vestido, al igual que al ascenso social. Su vínculo con la progenie declara el amor paternal por el hijo, así como la niñería. En seguida, designa un pensamiento superior, la ofrenda a la nobleza, al igual que su carácter efímero. Se concluye con nuevas referencia a la zoología real.
Côzcachihua, fabricar un collar con algo,
Côzcatlanehuia, gozar de una joya,
Côzcatia, nino, arrearse con cadenas de oro y joyas; engalanarse (nicnocozcati(a), me engalano/me hago un collar; tiquincoztati o in tla’chinolxochitl, engarzaste cual collares a las flores de guerra)
—. tētla–, ponerle algo a alguien como un collar
On nepapan in cozcanenelhuatica nicxeloa, los variados joyeles entreverados los separo,
Côzcateuh, tener gran amor el padre al hijo; se dice de quienes se forman en el Calmecac, Sah 6, 214
techoncozcatia, se nos vuelve un collar,
Côzcatilia, ser la joya de alguien, gustarle, obedecerle,
Côzolco, niñear, hacer cosas de niños,
Xicteoxiuhcozcozcatotomaca, desplegad vuestro pensamientos cual joyeles de turquesa,
Ticchalchiuhcuentaxcozcamacazque o anqui ye, le ofrecemos collares con cuentas de jade,
Ya nitlacuilolcozcaquetzaltototl, yo ave quetzal cual joyel de colores pintada,
Yan cozcatl chalchiuhteuh oncan xamanque, yn pipiltzitzinti tlapapalmaquizcozcatica, las joyas como jade se hicieron pedazos, los nobles con collares y brazaletes de colores
Tlapapalmaquizcozcatica, ídem,
Cōzcacuāuhnehnequi > Cōzcacuāuhnehnec, parecerse al zopilote rey
Côzacamilihui, ser anaranjado, en la descripción del perico.
IV.VI. Nequepio
Se copia otra hipótesis sobre el nombre del país. De nuevo, sin datos sobre la variación local, quizás se generaliza lo náhuat y quedan en suspenso los otros idiomas maternos.
«Entre Chiapas, que podríamos llamar Chorotega-Acalá, y Nequepio o Chorotega-Malalacá, intervenían las colonias o provincias nahuas, cachiqueles, popolucas y pipiles de Guatemala y El Salvador, como entre Nequepio y Managua intervenían los maribios y matiares, y entre Masaya y Nicoya las colonias nahuas de Nicaragua, ya aisladas y dominadoras del suelo como en Rivas, ya yuxtapuestas o mezcladas como los chorotegas, como en la península de Nicoya.
NEQUEPIO o Chorotega-Malalacá, Nacaome, Goascorán, Namasigue, Orocuina.
5° CHIAPAS o Chorotega-Acalá, Chiapa, Acalá, Suchiapa, Copainalá.
Los chorotegas hablaban la lengua de este nombre o mangue, rama, si no tronco y origen, del chipaneca, y se extendían Manuel María de Peralta y Alfaro Los aborígenes de Costa Rica 27 por Nicaragua, a orillas de los lagos, y por Nequepio, sobre el golfo de Fonseca o de Chorotega Malalacá, en lo que hoy forma el departamento de Choluteca (Honduras) y parte del de San Miguel (Salvador), hasta Chiapas.
Nicoya, en náhuatl Necoyauh, de necoc, de los dos lados, por una y otra parte; y de yauh, su agua, de i adjetivo posesivo de la tercera persona, suyo, su, suyos, sus; y de atl, agua: Necoc it atl, Necoyauh, Nicoya, país con agua por los dos lados”, como en efecto es la península de Nicoya. Nequepio tiene etimología chorotega (mangue) o chiapaneca y significa tierra, de nacapú en chiapaneca, o nekupu, en mangue de Nicaragua».
(Manuel María de Peralta y Alfaro, «Los aborígenes de Costa Rica», 2012).
IV.VII. Datos finales
- Yn yancuica oncan quixima Ipalnemoani ca ye Nonoalco Ahuilizapan i in teuctli yehua Nezahualpilli y yece ye oncan aya in Tlacochtenanpan Atlixco ayio
Por primera vez allá destroza el Dador de la vida a Nonoalco, a Ahuilizapan. Allá está el señor Nezahualpilli en la muralla de dardos, en Atlixco.
- Yyeho aye icnotlamati noyollo Zan ninonoalcatl Zan can nicolintototl241 o nocamapan aya mexicatl in cayio.
Por esto se aflige mi corazón, sólo soy nonoalca, sólo soy codorniz, en mi boca se halla el mexica.
Cantares mexicanos, Tomo I, XLVI
https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/cantares/cm02.html
Yn Chalchiuhtica ya onihcuiliuhtimani ya
yn atlo yen tepetl
…
yan i conicuilotlaque in nonohualca
intepilhuan an a.
Cual si fuera jade está pintada
el agua, el monte, la ciudad,
…
la hicieron pintar los nonohualcas,
los príncipes.
Tomo , LVII
Cantares mexicanos. II-tomo 1. Del f 1r al 42r, edición de Miguel León-Portilla; paleografía, traducción y notas de Miguel León-Portilla, Guadalupe Curiel Defossé, Ascensión Hernández de León-Portilla, Liborio Villagomez y Salvador Reyes Equiguas, México, Universidad Nacional Autónoma de México, Coordinación de Humanidades, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, Instituto de Investigaciones Filológicas e Instituto de Investigaciones Históricas/Fideicomiso Teixidor, 2011, 596 páginas. Disponible en línea: www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/cantares/cm02.htm.
chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/cantares/cm01/07_estudio_introductorio.pdf.
https://nahuatl.wired-humanities.org/content/nonohualca.