Isaac Bigio
Analista internacional
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El hecho de que el Congreso se haya zurrado de la constitución fujimorista que considera tan sacrosanta para aprobar una ley que inhabilita al voto de confianza, demuestra que los planes para ir hacia un golpe parlamentario se vienen avanzando. López Aliaga pide ya ir hacia la vacancia presidencial, planteo que varios congresistas de otras bancadas ya han hecho suyo. Mientras tanto, grupos de tipo fascista, como La Resistencia, siguen protagonizando acciones viulentas en las calles.
Nunca en la historia peruana ha habido un Gobierno electo en un balotaje que haya sufrido tantas conspiraciones golpistas como el actual. De hecho toda la segunda vuelta fue una campaña en la cual Keiko Fujimori demandaba sutilmente una dictadura anticomunista y antiterrorista, pues eso es lo que se desprendía de centrarse todas sus propuestas en demonizar al ganador de la primera vuelta como si “detrás del sombrero está Sendero”.
He analizado cientos de elecciones en lo que va de este milenio en todo el mundo y no recuerdo ninguna otra en el hemisferio occidental en la cual se halla terruqueado tanto al vencedor de las dos rondas presidenciales. Incluso, después que Castillo ha insistido innumerables veces que él no es comunista, chavista o terrorista, que nunca se ha proclamado siquiera como socialista, revolucionario, antiimperialista o antioligárquico (adjetivos que si fueron tomados antes por Juan Velasco, Francisco Morales Bermúdez, Alan García y Alfredo Barrenechea) ha seguido con semejantes acusaciones. Apenas Castillo y Bellido instruyeron que Abimael Guzmán sea el primer preso del mundo que después de casi 3 décadas bajo rejas al morir sea incinerado y sus cenizas dispersadas por el mar, la ex primer dama de la dictadura de su padre ha seguido terruqueando a ambos.
No importa que antes el fujimorismo quiso valerse de los maestros huelguistas como Castillo o Maraví para hacer frente al PPK, ahora deciden contradecirse a si mismos y seguir terruqueándoles.
Apenas se cerraron las urnas el 6 de junio y se dieron los primeros conteos rápidos, el fujimorismo sabía que había perdido. A pesar de que sabían que en todas las regiones del Perú estaban por lo menos 150 mil votos detrás de Castillo y que los votos de los Peruanos del Exterior no les alcanzaba para revertir totalmente esa tendencia, no dejaron de inventar nuevas acusaciones de fraude.
Medio mes antes de los comicios había venido a Lima y Arequipa Leopoldo López, el líder venezolano que auspició varios cuartelazos en Caracas desde el que logró sacar del poder brevemente a Hugo Chávez el 11 de abril del 2002 hasta la asonada dada 19 abriles después o la incursión de mercenarios estadounidenses en Caracas para capturar o asesinar al Presidente. Todas las acciones que tomaron los fujimoristas desde el 6 de junio mostraban la influencia de las tácticas de los golpistas de Venezuela y Bolivia: 1) hablar de fraude; 2) querer disputar las calles a la izquierda promoviendo grandes movilizaciones; 3) crear grupos de choque y violentistas; 4) tocar las puertas a los cuarteles y comisarías; 5) pedir la intervención de la OEA.
Sin embargo, el planteo fujimorista de hacer una mega-marcha de un millón que debiera ir desde el Callao hasta Chorrillos por la Costanera se redujo a algunos miles en el Campo de Marte. Por su parte la OEA había cambiado. Si en el 2019 Donald Trump la dominaba al estar en la Casa Blanca, ahora Joe Biden había visto los efectos negativos del putschismo contra él cuando Trump se negaba a reconocer que perdió por más de 7 millones de votos y quiso tomar el capitolio en el día de los reyes magos. Biden calculaba que si forzaba y alteraba los resultados electorales para favorecer a la ultraderecha peruana esta iba a implantar una dictadura que generaría grandes protestas sociales, lo cual desestabilizaría a toda la región. De allí que él prefirió apostar por reconocer los resultados electorales y la victoria de Castillo, un ex militante de Perú Posible que EE. UU. sabe que quiere atraer inversiones extranjeras y llevarse bien con su potencia, el FMI, el Banco Mundial y la OEA. Sabiendo que el profesor no controlaba siquiera un tercio del Congreso y que no tenía de su lado a las FF. AA. y al empresariado, Biden calculaba que le sería más fácil poderlo irlo “moderando” para que haga un Gobierno que no trastoque mucho de las macropolíticas económicas existentes, como antes había pasado con los gobiernos socialistas y centro izquierdistas de Chile, Uruguay y Brasil.
Pese a ello, la extrema derecha criolla ha seguido conspirando. Antes que el nuevo gabinete de castillo cumpla media semana la congresista Adriana Tudela ya estaba pidiendo la vacancia presidencial, mientras que Lourdes Flores, Jorge del Castillo y otras antiguas personalidades organizaban marchas pidiendo la insurgencia, la toma de palacio y la inmediata caída de Castillo.
El hecho que casi la cuarta parte de los firmantes del Foro de Madrid del ultraderechista VOX se encuentren en Lima, la misma que se ha convertido en el principal reducto de dicho bloque golpista, muestra que hay una coordinación para tratar de tumbarse a Castillo. Para tal efecto requieren el apoyo de los sectores más anticomunistas de EE. UU. y España.
¿Cómo evitar que se materialice el golpe?
Una táctica que viene empleando el maestro Presidente es la de crear buenos puentes con Washington. Castillo ha sido felicitado por Luis Almagro, el Secretario General de la OEA al cual Bolivia y Venezuela acusan de haberles organizado golpes, pero con quien el inquilino del Palacio de Pizarro quiere llevarse bien en agradecimiento a su rol de haberle reconocido su triunfo electoral y como un freno al golpismo. Para Almagro y la OEA es importante tratar de limpiar su imagen golpista mostrando su disponibilidad a evitar un cuartelazo en Lima. Castillo y Bellido, a fin de congraciarse con Biden, han suscrito el acuerdo de USAID y han autorizado ejercicios militares conjuntos con tropas extranjeras, incluyendo norteamericanas.
Castillo no solo debe estar buscando alianzas estabilizadoras con EE. UU., la Unión Europea, China, Rusia, la OEA y la CELAC, sino tratar de crear un puente con fuerzas del centro o de la derecha menos ultra, sobre todo dentro de la bancada de AP, SP, Morados y APP. No se puede descartar que el chotano quiera chotear al fujimorismo haciendo un gobierno de unidad nacional con varias de estas fuerzas.
Es importante demostrarle a estas fuerzas que un eventual golpe conduciría a una tremenda crisis social y económica que generaría más inestabilidad, caos, corrupción y retroceso de la producción y una serie de avances sociales.
Sin embargo, la experiencia demuestra que la mejor manera de hacer frente a intentos golpistas es la movilización de las masas. Fueron los jóvenes en las calles quienes derrotaron el golpe parlamentario de Manuel Merino (tan ligado a Maricarmen Alva) e hicieron que su mandato solo dure del 10 al 15 de noviembre del 2020.
El 11 de abril en que se dio la primera vuelta peruana fue el 19 aniversario del cuartelazo que hizo que las FF. AA. capturaran al Presidente constiutucional Hugo Chávez. Fueron cientos de miles en las calles quienes impusieron el retorno del mandatario bolivariano. En esa misma fecha, pero medio siglo antes en Bolivia (el 9-11 de abril de 1952) los mineros, fabriles y policías bolivianos lograron derrotar a un contragolpe de la dictadura militar con lo cual se produjo la revolución social más radical de la historia continental. En sucesivas oportunidades la Central Obrera Boliviana con sus huelgas generales y la confederación campesina con sus bloqueos supo repeler diversos golpes, como el sanguinario de Natush en 1979 o las juntas militares de 1980-82.
La principal razón por la cual Castillo logró vencer a toda la prensa, el gran poder económico y la partidocracia adversa en la segunda vuelta fue apelando a grandes concentraciones de masas, las mismas que se fueron dando durante todo junio para defender su victoria electoral.
Los sindicatos, las organizaciones campesinas, vecinales, magisteriales, laborales y de emprendedores, así como las rondas, los reservistas y las fuerzas institucionalistas dentro de las fuerzas armadas y policiales tienen una tarea muy grande para garantizar que en el Perú se impida otra aventura golpista que produzcan muchos muertos, la desestabilización social y económica y el retorno de una dictadura corrupta. El Gobierno y las organizaciones populares deben estarse preparando para dicha eventualidad. En dos meses el nuevo Gobierno ha ido reduciendo precios como los del gas y otros productos esenciales, ha ido masificando la vacunación, ha creado los bonos Yanapay y ha iniciado una segunda reforma agraria. Algo que puede avanzar esas medidas y darle más popularidad al Gobierno y para eso se pueden contemplar nuevas medidas que defiendan a la economía popular tales como:
1) Aumento de salarios (pues la remuneración mínima de 930 soles mensuales es baja y se mantiene igual desde hace 3 1/2 años cuando entonces valía casi 300 dólares y hoy es de poco más de 200 dólares) con lo cual se levantaría el mercado interno (aumentando la capacidad de compra de la población y generando demanda para los productos esenciales y para las Pymes, como las de Gamarra);
2) Crear bolsas de familia como en el Brasil de Lula mediante las cuales a los más pobres se les daban aceite, carnes, huevos, peces, legumbres, granos y otros productos para lograr el hambre cero y de esta manera el Estado adquiría la producción de las familias campesinas y los pescadores eliminando a grandes intermediarios;
3) Hacer que estas canastas sean distribuidas mediante comités organizados por los propios pobladores para evitar la corrupción y los favoritismos, para crear una democracia más directa y participativa y para educar a la población en la auto-organización;
4) Masificar las rondas y juntas vecinales como organismos contra la delincuencia y para fiscalizar.