Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C. (2)
Pasado Imperator de AMORC
(De la Revista El Rosacruz, enero 1980)
Los pensamientos crean
Estas cosas las forman ustedes en su imaginación: lo hacen en forma constante, si bien rara vez se dan cuenta de ello. Si recapacitan un poco reconocerán esta característica peculiar de la mente humana, que permite al hombre crear cosas que jamás han existido. Desde luego, tendrán que admitir que crean mentalmente, antes de crear en forma material. Saben muy bien que antes de que un pintor comience a trazar su obra maestra sobre el lienzo, la visualiza primero en su mente; de hecho la elabora con tanto cuidado, que el proceso de pintar es realmente la transferencia de la creación de su mente, al lienzo. El hombre que va a construir un edificio de departamentos, desarrolla en la mente muchas de las disposiciones generales de la estructura antes de comenzar a trazar las líneas sobre el papel. Encontramos eso a lo largo de toda la historia.
Por ejemplo, imaginemos al primer hombre sentado sobre la rama de un árbol en las riberas de un río, o tal vez durmiendo encima del pasto seco que le sirve de cama para evitar que otros animales lo puedan alcanzar, comienza a pensar acerca de un hogar, lo que este sería, dónde se colocaría, su tamaño, y cómo lo protegería de los animales. Comienza a pensar acerca de los medios de seguridad, y lo ve todo en su mente antes de comenzar a levantar muros de madera y de pasto alrededor de la casa que va a construir.
A través de todas las civilizaciones, el hombre creó mentalmente las cosas que deseó, y continúa haciéndolo. No basta con crear mentalmente, visualizar, edificar en su mente algo que se crea perfectamente, y entonces, detenerse por qué eso no produciría nada. Si eso fuese así el hombre estaría aún viviendo sobre las ramas de un árbol en las riberas del río. Entre más trabajamos respecto al cuadro mental para hacerlo parte nuestra, más poder atraemos, y gradualmente lo construimos dándole existencia material.
Una actitud absurda
Por favor no piensen que trato de dar a entender que un hombre puede irse a recostar en uno de los muelles sobre un río, con un cigarrillo en la boca, y visualizar un puente que lo cruce y si se queda allí el tiempo suficiente, algún día el acero comenzaría a levantarse hasta que finalmente el puente quedara construido. Tal declaración sería un absurdo. Debemos trazar una línea entre el racionalismo y el fanatismo. Desafortunadamente algunos de los ideales del misticismo han caído en manos de fanáticos. Cuando escuchamos su interpretación acerca de la comprensión que tienen respecto a lo que la Orden Rosacruz trata de enseñar, hace que el misticismo suene como algo raro y carente de toda lógica.
No hace mucho una mujer llegó a mi oficina tratando de impresionarme con los méritos de la ciencia cristiana, y me dijo lo siguiente: “una vez que usted conozca y comprenda la ciencia cristiana, nada que sea de naturaleza material o física podrá afectarlo”.
Le contesté: “¿quiere usted decir que nada de lo que existe en el mundo material nos afectará?”. De inmediato supe que no me estaba hablando de la verdadera ciencia cristiana.
Me explicó que si ella fuera a la calle y la atropellara un automóvil, causándole heridas al grado de sufrir algunas fracturas, diría simplemente que el automóvil no existe y que no estaba lastimada; simplemente fue un pensamiento el que el automóvil la golpeara y le rompiera los huesos. Dicha declaración es absurda y esa persona dañará más a un movimiento digno, que el bien que posiblemente pueda hacer por el mismo.
Pero lo que sí quiero decir es que una persona que ha construido en su mente un sueño, y cada día le añade algo más, está magnetizando su imaginación con más vitalidad y está edificando tanto en el mundo material, como en el mundo mental. Esa persona atraerá gradualmente las condiciones que le ayudarán a realizar su sueño.
Solo basta que prueben con la inversa de esta proposición, para demostrar cuán verdadera es. Por ejemplo, consideren al hombre que se halla atareado en el mundo de los negocios, en su hogar, o en el mundo social y necesita algo; después de visualizarlo momentáneamente dice:
“Sí eso sería la solución de mi problema, si tan solo pudiera obtenerlo”. Podría tratarse de una ampliación en su casa, un nuevo puesto o un incremento en el salario. Supongan que lo piensa por un momento, lo visualiza y lo ve con todos los detalles y después dice: “es imposible para mí”, y deja de pensar en eso. ¿Existe la esperanza de que ese hombre atraiga para sí lo que necesita, mientras no le permita volver a entrar a su estado consciente de nuevo? Lo que estoy tratando de explicar es la inversa del cuadro.