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Cómo la política de inmigración de Estados Unidos creó un peligroso cuello de botella en México

Tomado de UNIVISIÓN

Mientras el gobierno de Estados Unidos sigue tomando medidas severas para detener la inmigración indocumentada en sus fronteras, México no solo sigue acumulando una enorme carga de migrantes en centros de detención o albergues, sino que también debe otorgarles seguridad, alimento y alojamiento.

Hasta antes del 12 de octubre del año pasado, los migrantes que salen de sus países y se dirigen al norte llegaban a la frontera e intentaban cruzar ilegalmente o entregarse a las autoridades y solicitar asilo, un recurso legal disponible autorizado por el Congreso.

Pero a partir de ese día, la Casa Blanca de Joe Biden cambió las reglas del juego para los migrantes procedentes de Venezuela, que constituían la mayoría de quienes intentaban entrar al país, a quienes exigió a partir de ese momento contar con un patrocinador autorizado por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) y solo pueden entrar vía aérea con un pasaporte válido.

El 5 de enero de este año el programa fue extendido a migrantes de Cuba, Haití y Nicaragua, los otros tres países que encabezaban la lista de mayores procedencias y con ello el gobierno redujo los hallazgos (detenciones) en la frontera con México en casi un 95% entre los meses de enero y febrero.

Durante el año fiscal 2022, agentes federales estadounidenses llevaron a cabo 2,378,944 arrestos en la frontera con México, frente a 1,734,686 detenciones registradas en el año fiscal 2021, según datos de la Oficina de Aduanas y Control Fronterizo (CBP). Y el hecho que haya bajado el número de hallazgos entre enero y febrero debido al nuevo programa temporal de asilo, no significa que el flujo de inmigrantes hacia la frontera norte de México haya disminuido.

“La gente sigue huyendo, viniendo a México y tratando de entrar a Estados Unidos para pedir asilo”, dice a Univision Noticias Irineo Mujica, director de la organización Pueblos Sin Fronteras. “No tienen otra manera de encontrar un mejor futuro, están huyendo para proteger sus vidas, pero en el camino también la pierden. Mire nada más lo que sucedió en el centro de detención de Ciudad Juárez, donde murieron 38 quemados”.

Las medidas adoptadas por el gobierno de Biden entre octubre y enero no solo redujo los cruces en la frontera sur a los niveles más bajos en los últimos dos años, dijo que “han creado un cuello de botella” altamente inflamable a lo largo de la línea divisoria entre ambos países, reporta el diario The New York Times este miércoles.

Las detenciones de extranjeros sin autorización para ingresar a Estados Unidos entre puertos de entrada totalizaron 128,877 en febrero, cifra similar a la contabilizada en enero, cuando se produjeron 128,913 arrestos, se lee en un informe publicado la semana pasada por la CBP.

“Esto marca el segundo mes consecutivo como el mes más bajo de encuentros de la Patrulla Fronteriza desde febrero de 2021”, puntualizó la agencia.

Sin embargo, los aplausos que se generan en Estados Unidos contrastan con lo ocurrido el lunes en Ciudad Juárez durante una protesta en el interior de un centro de detención de inmigrantes y procesamiento de deportados administrado por el Instituto Nacional de Migración (INM) que finalizó hasta ahora con 40 muertos y decenas de heridos.

Los internos, la mayoría de ellos centroamericanos, habían sido detenidos e iban a ser trasladados a la Ciudad de México para luego ser deportados a sus países de origen. Muchos de los migrantes habían sido detenidos en los alrededores de los puertos fronterizos y muchos de ellos separados de sus familias.

La política migratoria temporal de Biden señala que aquellos migrantes que no tienen un patrocinador autorizado deben ingresar a una página digital de la CBP (CBP One) y postularse a cualquier programa legal vigente (como el asilo), reunir los requisitos y obtener una cita para presentarse en la frontera a una hora y fecha señalada para una entrevista.

Pero los migrantes protestan que el CBP otorga limitadas citas, apenas unas decenas, para miles de extranjeros que todos los días aguardan una oportunidad de ser escuchado y se les permita entrar a Estados Unidos a esperar la resolución de sus casos de asilo.

Si bien el DHS ha advertido que una vez concluido el Título 42, previsto para el 11 de mayo, seguirá deportando a personas que no tengan un permiso de entrada o se encuentren bajo el programa temporal de asilo del 5 de enero. Pero la advertencia y el fin de la controvertida herramienta de salud pública se ha convertido en una suerte de esperanza para miles de migrantes que creen, principalmente bajo engaño de coyotes, que después del 11 de mayo las cosas en la frontera volverán a ser como antes del 20 de marzo del 2020, cuando comenzó la pandemia.

“Directa o indirectamente, tanto México como Estados Unidos tienen culpa de la tragedia de Ciudad Juárez”, dice Mujica. “Los agentes del IMM tenían que cuidarlos y no lo hicieron, huyeron cuando comenzó el fuego y los dejaron morir”.

“Y también el IMM es responsable porque cuando estos migrantes estaban en el sur en la frontera con Guatemala, les dieron salvoconductos para que se fueran al norte. Y ya en el norte como hay tantos, los arrestan para regresarlos al sur. Los salvoconductos son para decirles que se vayan, nada más”.

El INM explica que los salvoconductos son documentos que permiten a los extranjeros transitar por el país y que puedan iniciar gestiones para obtener refugio por un año y una autorización de empleo. Pero los activistas alegan que el proceso para adjudicar una petición como refugiado demora meses, espera que condena a los extranjeros a vivir en la indigencia.

“Tampoco nadie se preocupa de ellos cuando los extorsionan, los roban, violan o se enferman”, dice Mujica. “Por eso le digo que ambos gobiernos son os responsables de esta situación y de esta tragedia”.

Sin capacidad de respuesta

The New York Times reporta que la situación en Tijuana y otras ciudades fronterizas mexicanas viven “un cuello de botella” debido al alto número de migrantes y las pocas vías u oportunidades para poder ingresar a Estados Unidos en busca de asilo. Hay miles esperando y siguen llegando más”, dijo al periódico Enrique Lucero, director de la oficina de servicios de migración de Tijuana.

Los 30 albergues de la ciudad tienen capacidad para 5,600 personas. Actualmente, sin embargo, hay unos 15,000 inmigrantes, indicó el funcionario. “La cantidad de personas que pueden acceder a Estados Unidos es un par de cientos por día”, precisó.

El incidente mortal que protagonizaron migrantes el lunes en el centro de detención de Ciudad Juárez no es el inicio de las frustraciones que se viven en la frontera. A mediados de marzo unas 2,000 personas, la mayoría de ellos originarios de Venezuela, avanzaron hasta la mitad del Puente Internacional Santa Fe, ubicado entre Ciudad Juárez y El Paso, Texas, para presionar y exigir a las autoridades estadounidenses que los dejaran entrar porque vienen en busca de asilo.

En el intento de ingresar a la fuerza los manifestantes sobrepasaron primero los controles del lado mexicano y luego intentaron romper el cerco tendido por los agentes federales estadounidenses, con respaldo de la policía de Texas. La avanzada no tuvo los resultados esperados.

A la pregunta respecto a quién organizó el intento por ingresar de esta manera a Estados Unidos, algunos migrantes entrevistados en el lugar dijeron que actuaron motivados por comunicados colgados en varias cuentas de redes sociales, principalmente Facebook y WhatsApp, donde les aseguraron que ese día iban a poder cruzar, principalmente familias con menores de edad.

A esto se agregó que, la mayoría de las personas quienes intentaron el cruce llevaban varias semanas, incluso meses, esperando en el lado mexicano de la frontera esperando una oportunidad de entrar a Estados Unidos y pedir asilo, un recurso legal disponible, pero severamente restringido desde el 5 de enero para cubanos, haitianos y nicaragüenses. Y desde octubre del año pasado para venezolanos.

“Vienen engañados, con información falsa”, dice a Univision Noticias Matt Adams, director legal del Northwest Immigrant Rights Project (Proyecto de Derechos de Inmigrantes del Noroeste -NWIRP-), en Washington. “Nadie puede garantizarles seguridad a estas personas. Lo único seguro es entrar por la puerta (puerto fronterizo), entregarse y decirle a los agentes que tiene miedo de que lo deporten a su país”.

Presionado por Estados Unidos, México aceptó el creciente número de migrantes devueltos por las autoridades migratoria estadounidenses y tomar “medidas” para ayudar a controlar el número de personas que cruzan por su territorio hacia Estados Unidos.

Pero los números aportados por autoridades y activistas locales no evidencian que la presión haya bajado significativamente en la frontera. Y en la medida que se acerca el 11 de mayo, fecha en que finalizará la vigencia del Título 42, todo indica que el tránsito de personas irá en aumento.

“Es desesperación”, dijo a The New York Times Ricardo Samaniego, juez del condado de El Paso, que se encuentra al otro lado de la frontera con Ciudad Juárez. “Cuelgas el final del Título de 42 y luego dices, ‘No importa’, y la gente se queda atascada”.

Samaniego dijo además que se había enterado a través de sus homólogos en México de que los albergues y los centros de detención en Juárez estaban casi al límite de su capacidad y que se preparaban para otro aumento en los días y semanas venideros con planes para levantar el Título 42.

Los defensores de los inmigrantes han estado advirtiendo durante meses que la situación se estaba volviendo explosiva. “Vendrá más gente, eso ya todos lo saben”, dice Mujica. “La situación en los países no ha cambiado, la gente sigue huyendo de la pobreza, la violencia y en busca de una mejor vida para sus hijos”.

“La lógica dice que sí habrá más gentes Creo que la lógica dice que si habrá más gentes antes del 11 de mayo en la frontera entre México y Estados Unidos”, dice a Univision Noticias Soraya Vásquez, directora de la organización Families Belong Together capítulo México, en Tijuana. “No es un asunto de elección, sino de salvar sus vidas. Ellos vienen huyendo de muchas violencias para salvar sus vidas y las vidas de sus familias y seguirán llegando”.

A la pregunta sobre los responsables de la tragedia de Ciudad Juárez, Vásquez dijo que “son ambos gobiernos, el de México y el de Estados Unidos porque han instituido estas políticas antinmigrantes muy criminales”.

“El estado mexicano es doblemente responsable por mantener la figura de la detención migratoria como una regla y no una opción. Incluso detiene a personas con estancia regular en el país. Y también por la omisión de no haber abierto las puertas del centro durante el incendio”, apuntó.

El INM, una dependencia de la Secretaría de Gobernación, dijo que “pondrá a disposición de la Fiscalía General de la República (FGR) y de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) los testimonios y pruebas diversas de las y los servidores públicos de la Estancia Provisional de Ciudad Juárez, Chihuahua, para el esclarecimiento de la verdad de los hechos”.

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