Por: Licenciada Norma Guevara de Ramirios
Centro América alcanzo su independencia de España hace 203 años y, en el transcurrir del tiempo, cada una de sus parcelas, ahora Repúblicas, ha pasado por diferentes momentos de crisis.
El Salvador, la más pequeña de las repúblicas centroamericanas, no ha sido la excepción, y requiere superar la crisis múltiple que hoy le estremece.
Y es por eso que a la mayor parte de sus habitantes les corresponde elevar su voz, para reafirmar su anhelo de libertad, de verdadera independencia y condiciones para vivir con respeto a su dignidad como seres humanos.
Cómo llegamos a las condiciones en las que hoy vivimos es difícil de responder, pero lo cierto es que, con el uso del engaño, de la mentira, de la manipulación, llegamos a ser gobernados por una fuerza derechista, neoliberal y con rasgos fascistas y, durante su ejercicio, a experimentar una crisis múltiple.
Los retrocesos que experimentamos requerirán décadas de esfuerzo para recuperar pérdidas, Institucionalidad democrática, garantías y derechos constitucionales, derechos culturales y económicos, que han sido destrozados en los últimos cinco años, que llevará tiempo y mucha voluntad de luchar para recuperarlos.
Una expresión común que se escucha entre personas adultas, es que vivimos una realidad que se asemeja a la que nuestros antepasados vivieron en los años 20 o 40 del siglo pasado, especialmente por tener conciencia de cómo fue ganado palmo a palmo, con lucha de generaciones que antecedieron, cada cosa buena que luego se da por sentada, como si así fue siempre.
En el sepelio de una maestra escuche decir que ella fue de las que lucharon en la primera y segunda huelga, y que gracias a esas combativas jornadas existe Bienestar Magisterial; esto refleja que instituciones, derechos, obras, fueron casi siempre resultado de esfuerzo, y la democracia imperfecta que tuvimos después de la firma de los Acuerdos de Paz hasta 2019, fue así también, resultado de luchas.
Ver entonces cómo desaparece la presunción de inocencia, la libertad del periodismo, el derecho a la libre expresión, cómo desaparece la propiedad de la tierra de cooperativas o de comunidades, es lo que lleva a afirmar que los retrocesos son graves, que se llevan de encuentro sueños, vidas, esperanzas.
Así, el retrato de la pérdida de un estado de derecho, de irrespeto a los derechos humanos, de una operatividad manipulada de la justicia, lo refleja de manera cruda el informe de la Comisión Interamericana de Derechos, Humanos.
Entre las recomendaciones de ese informe está la de pedir al gobierno que suspenda el llamado estado de excepción, es decir, que recupere nuestro pueblo las garantías constitucionales suspendidas por más de 20 meses.
La evidencia de una crisis social y económica, lo contiene el informe del PNUD, sobre la base de indicadores medidos para cada uno de los 44 municipios en que se concentran los 262 distritos: la pobreza, el analfabetismo, la dependencia de remesas de una cuarta parte de familias, y tantas revelaciones que deberían obligar a encararlas para exigir políticas publicas que permitan disminuir las brechas de desigualdad que allí se recogen.
Cómo llegamos a tanto deterioro… es importante descifrarlo, pero más importante es preguntarse qué tenemos que hacer para superar las crisis que nos afectan a las mayorías explotadas, marginadas, reprimidas, atemorizadas.
La historia reconoce la importancia de pensar y actuar, y la importancia de la organización y la lucha, lucha que requiere reunir la mayor fuerza posible y la definición de objetivos comunes y prioridades.
Celebrar que un día 15 de septiembre se firmó la independencia de Centroamérica respecto a España, requiere recuperar la historia, en vez de borrarla o tergiversarla, y debe suponer aprender a leer la realidad de ayer, que determina o influye en la realidad de hoy y como de ella extraemos el nuevo aprendizaje para que nuestra sociedad sea mejor, ahora y mañana.