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Luis Arnoldo Colato Hernández
Educador
La historia de Costa Rica es de agudo interés, pues constituye en nuestra región, dominada por la violencia y los desórdenes políticos interesados, una suerte de isla solaz esperanzadora.
Esto sin embargo no fue de la noche a la mañana.
Si ahora preguntamos a cualquier costarricense cómo lo lograron, su respuesta será simple y tajante: “no invertimos en inútiles ejércitos”.
Los ejércitos de nuestra región nunca se han distinguido por observar el marco legal, y siempre han constituido focos de inestabilidad y de inseguridad.
Esto porque su existencia responde fundacionalmente a los intereses de las élites, y no a los de las Repúblicas a las que teóricamente se deben.
Y estas élites solo se responden a sí mismas, por lo que nunca han tenido problemas en pactar con cualquiera que les asegure el poder.
Por supuesto esto también se aplica a Costa Rica, matizado por el hecho de que la sangría para su pueblo que supuso la existencia de sus fuerzas armadas, acabo en 1948, cuando las abolió, introduciendo de paso un nuevo régimen doctrinario para su sistema educativo, que diera paso a la construcción del estado de seguridad que todos apreciamos.
Por supuesto que no es perfecto y enfrenta desafíos graves, como por ejemplo estar sujeto a los vaivenes e intereses de EUA, que promueve la inestabilidad que padecemos y que también afectan a Costa Rica, pero en una mucho menor medida.
¿Cuál es la clave de ese aparente éxito?
Los recursos que antes dedicó a sus milicias, ahora son dedicados a educación, salud, seguridad e infraestructura, permitiendo a su población mejores y más dignas condiciones de vida, mayor seguridad social y estabilidad, en medio de una región característicamente inestable por intrusión de intereses exógenos.
Y es que los intereses de los EUA para nuestra región son graves, incluyendo conformamos por antonomasia como el corredor para la droga proveniente de Sur América, desde los días de Nixon y Reagan, dirigidos a inundar su mercado, lo que fuera un arreglo político establecido con los carteles, con el solo propósito de financiar sus operaciones negras.
Es decir; la inestabilidad de la región no solo se suscribe a su naturaleza, sobre todo es por los intereses de los EUA, con los Costa Rica lidia favoreciendo una política que flexibiliza sus propias tensiones sociales, facilitando su manejo, sin sostener un abierto enfrentamiento con aquel, mientras además alcanza mejores y más dignas cotas de convivencia social.
Todo un logro en sí mismo.
Entonces su receta es simple: erogar el inútil gasto militar, establecer una ruta de convivencia vecinal, asegurar su modelo de estabilidad, que, por derivación, también asegure la estabilidad social.
Verdaderamente simple.
Para las élites de nuestro país supondría suprimir al aliado que le asegura la desigualdad de la que se alimenta, el ejército.
Pero para estas privarse de su garante no es fácil, pues solo conoce el expolio, que le es asegurado mediante ese poder real.
Intentar otra cosa supone un verdadero salto de fe.
Que nunca tendrán.
