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¿Cómo nos afectan “esos” resultados electivos?

Luis Arnoldo Colato Hernández

Si las proyecciones enunciadas por la mayoría de medios y analistas en torno a los resultados de las elecciones en los EE.UU. se concretan, y el actual candidato demócrata, el señor Joe Biden asume la presidencia de aquel país, los efectos derivados no se harán esperar.

Pero antes, una breve reseña.

La conflictividad en el seno de la sociedad estadounidense que hemos apreciado en el marco de estas elecciones, si bien ha sido alentada por la retórica de ambas candidaturas, no han sido estas quienes la han generado, puesto que estas son consecuencia de la crisis estructural que hechos como el asesinato de George Floyd desnudaron; el resto es consecuencia.

La crisis en cuestión es tan grave -pues se evidencia en las extremas desigualdades político económicas hacia el interior de la sociedad estadounidense, en la que la riqueza se concentra en el 1 % de la población, mientras hasta un 8.5 % de la misma se encuentra en paro, el 13 % más vive bajo el umbral de la pobreza, y hasta el 11.2 % se encuentra en amenaza de caer bajo dicho umbral [PovertyUsa.Org/BBC], el peor índice de pobreza entre los países desarrollados– y que explota luego del asesinato del ciudadano afroamericano, durando hasta la fecha, es decir, varios meses.

Entonces, los radicales discursos desde los presidenciables, ausentes de propuestas, no hicieron sino agravar una crisis que por sí sola es ya grave.

Por otro lado, tanto conservadores como demócratas y con matices, son portadores en la actualidad de la doctrina Monroe de 1823, que ve en Latinoamérica su particular área de influencia, su “patio trasero”, en la que emulan desde entonces las políticas imperiales europeas, y que en su momento el actual ejecutivo estadounidense afirmara al subrayar que el petróleo venezolano es “pertenece de EE.UU.” (Fox News, oct/2019), como también en su momento la administración Obama practicara mientras ordenara el golpe de estado en Honduras, calificando entretanto de “amenaza” a Venezuela, aplicando las primeras sanciones contra el gobierno de aquel país, por razones económico ideológicas.

Dicho de otro modo, ambos estilos son una mera proyección del mismo modelo, el neoliberal, que promueven por la fuerza, por la que la injerencia en los asuntos internos de las naciones que son de su interés, ya sea por los recursos naturales que posean o por lo geográfico estratégico de sus territorios, seguirá siendo una constante independientemente de quién se convierta en el nuevo ejecutivo, puesto que tampoco esto es definido en las urnas y tampoco refleja la voluntad del soberano, puesto que el modelo electoral es apenas un formalismo, lo que las declaraciones de Rudolph Giuliani abogado del ejecutivo, confirmara cuando rechazara los resultados afirmando “…las elecciones las deciden los tribunales…”, no porque en aquellos se determine cuan legitimas son estas o no, sino porque en los tribunales privará el argumento que asegure la continuidad del modelo, raíz de las problemáticas sociales reseñadas, lo por definición es la antítesis de democracia, como también de lo vacío que es el modelo democrático estadounidense.

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