Tomado de BBC
Mattew Wall
En 1987 el meteorólogo británico Michael Fish minimizó en su reporte televisado sobre el clima los temores que había en Reino Unido ante la aproximación de un huracán y se equivocó.
«Más temprano, aparentemente una mujer llamó a la BBC y dijo haber oído que había un huracán en camino. Bueno, si está usted viendo, no se preocupe, no hay ninguno», dijo Fish el 15 de octubre de aquel año.
La tormenta que horas después golpeó el sur de Ingraterra fue la peor en 300 años, causó 18 muertes y daños por un valor de más U$3.000 millones.
Sin embargo, pronósticos tan desastrosos como aquel de Fish -quien era y sigue siendo un respetado meteorólogo- son cosa del pasado, dicen los expertos.
La Oficina Meteorológica de Reino Unido (Met Office) dice que sus previsiones del tiempo de cuatro días son tan acertadas como lo era el pronóstico de un día hace 30 años.
«Ahora podemos predecir eventos climáticos extremos con entre cinco y siete días de antelación», dice Louis Uccellini, director del Servicio Nacional del Clima, parte de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés).
«Hace 20 años solo podíamos verlos un día antes».
Estas mejoras han sido posibles después de invertir miles de millones en mejores satélites, estaciones meteorológicas y supercomputadoras.
Por qué importa el clima
Pero esa inversión era indispensable debido a que más de un tercio de la producción económica mundial es vulnerable al clima, de acuerdo a Weather Analytics, especialistas estadounidenses en análisis de datos.
Desde la ropa que usamos hasta cuánta cerveza tomamos en un día caluroso, el clima afecta todo lo que hacemos.
«El transporte, la agricultura, la protección ante desastres naturales, casi toda la economía depende o se ve afectada por el clima», dice Chris Davies, científico de la Corporación Nacional para la Investigación Atmosférica de EE.UU.
Desde dónde colocar parques eólicos o solares, dónde bombear el suministro de gas, el mejor momento para promocionar una bebida, hasta dónde y cuándo transportar bienes por tierra y aire.
Todas estas son decisiones que dependen de pronósticos meteorológicos precisos y confiables tanto como de la comprensión de los patrones históricos del clima, según Emmet Soldati, de Weather Analytics.
Los pagos por seguros globales en relación al clima alcanzan los U$200.000 millones al año, de acuerdo al Banco Mundial, por lo tanto, los pronósticos tienen cada vez más importancia comercial.
Los ojos en el cielo
l mejoramiento de las previsiones a corto plazo se ha logrado gracias al enorme aumento de observaciones globales, mejores simulaciones computarizadas y el surgimiento de las supercomputadoras, dicen los científicos.
Los satélites de órbitas polares y geoestacionarias equipados con sensores junto a cientos de estaciones meteorológicas de tierra, mar y aire aportan alrededor de 2.000 millones de observaciones por día al Servicio Nacional Meteorológico de EE.UU. y otras autoridades climáticas de todo el mundo.
«Los instrumentos son de mucha mejor calidad ahora y tenemos muchos más», dice Simon Keogh, de la Met Office.
Por ejemplo, los satélites que usan infrarrojo pueden detectar y seguir las nubes de ceniza volcánica –la pesadilla de las aerolíneas internacionales- cuando son invisibles a simple vista.
«También estamos obteniendo datos mucho más rápido y con mucha más colaboración con otros países que recogen datos alrededor del mundo», dice Keogh.
Dar sentido a los datos
Toda esta información debe ser cotejada, clasificada, formateada por supercomputadores muy potentes, capaces de hacer mil billones de cálculos por segundos.
Esos datos alimentan complejos modelos matemáticos que son constantemente modificados y perfeccionados.
Cuanto más precisa sea la información de cómo se está comportando el clima ahora mismo, menos habrá que deducir en los modelos predictivos.
«Tenemos alrededor de dos horas y media para procesar todos esos datos y llegar a 20 escenarios posibles para un pronóstico, utilizando el procesamiento estadístico para seleccionar el más probable», dice Uccellini.
Una vez que la información está lista para ser analizada, «toma unos 40 minutos producir un pronóstico global de siete días», dice Paul Selwood, del área especializada en la optimización computacional de la Mett Office.
El tiempo en tu barrio
Los pronósticos meteorológicos también son más precisos en áreas más pequeñas, ya que los instrumentos registran muchos más niveles de detalle.
Por ejemplo, los expertos solían dividir el globo en cuadrículas de alrededor de 25x25km de tamaño.
«Ahora son de 17km», dice Keogh. «Y hay modelos de alta resolución que pueden centrarse en bloques de 1km».
Esto puede ayudar a alertar a barrios específicos del riesgo de inundaciones repentinas y tornados.
Ciencia imperfecta
Aunque extender la precisión de las previsiones a varios días no parezca un avance extraordinario para los más escépticos, hay que tener en cuenta que el clima es salvaje, extremadamente complejo y en constante fluctuación.
«Todos sabemos que puede estar diluviando en un pueblo, y soleado y seco en otro a pocos kilómetros de distancia», dice Selwood.
«Ese tipo de variabilidad se da en todo el mundo y a través de cada capa de la atmósfera».
Así que un pronóstico 100% exacto es imposible.
Aun así, «si dices que mañana el tiempo será igual que el de hoy, el 70% de las veces estarás en lo correcto», dice Simon Keogh.
«Ese el nivel de capacidad que tenemos que superar».
«No puedo dar un pronóstico perfecto y nunca podré hacerlo, pero puedo dar uno cada vez más confiable y exacto», admite por su parte Uccelini.
Más vale prevenir que curar, reza el dicho. Y mejores pronósticos ahorran dinero y salvan vidas.
(https://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/09/140925_ciencia_exactitud_pronostico_meteorologico_np)
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