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Caralvá
Intimissimun
Sabemos del dolor de las madres por sus hijos, de las esposas en busca de sus maridos, hermanos separados por fronteras invisibles que jamás se abrazarán en cenas familiares, la máquina destructora de sueños, la ruina fraternal al pronunciar la palabra guerra, es una realidad escrita en griego: “Morir por el Estado” “El retorno de la guerra” “El exilio armado”… anotado en sus cantos con: Aquiles, Hércules, Teseo, Hércules, Jasón, esa narrativa de muerte con sentido de sacrificio y libertad; a pesar que eran esclavistas de la peor estirpe, con una democracia excluyente, esas historias milenarias nos mencionan.
En el siglo pasado fuimos escolares voluntarios de la exploración literaria sin maestros, también los textos escolares que imprimieron un sentido mitológico muy parecido al Nuevo Testamento, pero se omitió el Popol Vuh tan simétrico a la resurrección que fue prohibido de nuestras lecturas matinales, en ese pequeño universo despertamos un día en América Latina, con nuevos mitos nuevas categorías que superamos con la realidad más subdesarrollada en la guerra civil, de aquella vorágine surgió otra poesía.
Con sed de conocimiento intervenimos en eventos históricos, una generación alzando el puño por la democracia, una esfera que creímos superada, pero nos equivocamos… si proclamamos “La primavera salvadoreña, recuerda España” por aquellos jesuitas valientes, ahora la democracia de 27 años desemboca en una administración que imita al Martinato, al autoritarismo, a la ilegalidad rampante; esa época tiene anotada la historia y literatura en ríos de letras desoladoras, peor que las tragedias anotadas por Juan de Salisbury, Santo Tomás de Aquino, Martín Lutero, Juan Calvino o Montesquieu: “No hay peor tiranía que la que se ejerce a la sombra de las leyes y bajo el calor de la justicia”…la historia que repetimos en nuestro siglo XXI.
En esencia el sentido de la humanidad y nuestra sociedad salvadoreña nos conduce a la autodestrucción, quizás vivimos condenados a repetir el mismo discurso, la misma justificación del mal, el mismo hades siniestro entre familias, el horizonte de los prisioneros políticos, las armas pariendo huérfanos; somos Sísifo empujando la roca en la montaña de la realidad virtual, repetiremos un infortunio similar a la pandemia del COVID 19.
Ya la noche nos envuelve con sus sobras inconstitucionales, la historia acude a nuestra ayuda con su oasis de inolvidables acciones ciudadanas, pensar que ya sabemos el futuro, como la película repetida por quinta ocasión y dan ganas de gritar en el Foro: “el asesino es Bruto” como spoiler del 2021.
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