Moscú/Prensa Latina
El vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, Dmitri Medvédev, denunció hoy las más de seis mil 300 medidas punitivas impuestas contra el Estado y la economía del país por Occidente recuerdan a la inquisición medieval.
“Ellos mismos se inventan las acusaciones, son torturadores, jueces y queman al hereje”, indicó el expresidente ruso en la red social Telegram.
En su opinión, “estamos viendo con nuestros propios ojos lo que vio Europa prácticamente todos los milenios pasados y de lo que la Iglesia Católica se arrepintió a finales del siglo XX”.
Aclaró que las cuestiones espirituales eran lo último que les interesaba a los inquisidores, y subrayó que lo importante era aniquilar a personas que molestaban para robar, apoderarse del oro, de las propiedades y bienes de las víctimas.
El político denunció que a los burócratas de Estados Unidos y de la Unión Europea lo único que les falta es que propongan echar a la hoguera a los empresarios de origen ruso.
“No necesitan pruebas, son suficientes las sospechas de brujería (de tener contacto con las autoridades). Se aceptan testigos solo del lado del Gran Inquisidor (Estados Unidos y sus lacayos europeos)”, escribió.
Según Medvédev, enfatizó que los representantes de Occidente no admiten el careo ni la confrontación en el proceso inquisidor. Los empresarios rusos no tienen derecho a un abogado y eso es todo, enfatizó.
En las últimas semanas, las autoridades nacionales debieron lanzar una contraofensiva de medidas políticas, económicas y financieras para hacerle frente a las sanciones extranjeras contra el país, que aumentaron luego del inicio de la operación militar de Moscú en Ucrania el pasado 24 de febrero.
La base de datos Castellum.AI apuntó que desde mediados de febrero pasado se activaron más de cuatro mil 350 nuevas medidas restrictivas en relación con Rusia, en adición a más de dos mil 750 que ya estaban en vigor.
Estados Unidos, Reino Unido, Canadá, Australia, Japón y los países de la Unión Europea impusieron nuevas sanciones a Rusia a raíz de la operación militar en Ucrania, apuntando a sectores clave del comercio, las finanzas, la energía, las exportaciones, la aviación y el espacio.
Las restricciones incluyeron la desconexión parcial de bancos rusos del sistema internacional de pagos Swift, el cierre del espacio aéreo para sus aerolíneas, la paralización de las reservas internacionales del Banco Central de Rusia y el embargo a las compras de petróleo por Washington.
También fueron ampliadas al presidente Vladimir Putin, al canciller, Serguéi Lavrov, así como a otros altos funcionarios y empresarios del país, afectando sus propiedades, negocios y la posibilidad de viajar a muchos países.