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Partidarios del partido de izquierda Podemos, celebran el resultado de las elecciones en España, en las que se puso fin al bipartidismo. (Foto Diario Co Latino/AFP/Pedro Armestre)

Complicada victoria para la derecha de Rajoy en España, partido antiausteridad se dispara

Por Anna Cuenca/Daniel del Bosque/Madrid/Barcelona/AFP

Los españoles sancionaron este domingo a la «vieja política», dando a los conservadores de Mariano Rajoy una ajustada ventaja que complicará la formación de un gobierno, e impulsando con fuerza al partido antiausteridad Podemos.

«Voy a intentar formar gobierno y creo que España necesita un gobierno estable», afirmó Rajoy, de 60 años, tras perder de forma estrepitosa la comodísima mayoría absoluta que obtuvo en 2011, pudiendo verse abocado a un inestable gobierno minoritario por un parlamento muy fragmentado en el que será difícil formar mayorías.

«Será necesario hablar mucho, dialogar más, llegar a entendimientos y acuerdos», agregó desde el balcón de la sede nacional de su formación, el Partido Popular (PP, derecha), ante los simpatizantes reunidos con banderas entre gritos de «¡España, España!».

Con más del 99,5% del escrutinio realizado, el PP obtenía 123 diputados en una cámara de 350. Nunca hasta ahora un partido ha gobernado en España con menos de 156 escaños.

Le sigue con 90 diputados el socialista PSOE, liderado por Pedro Sánchez, de 43 años, que ahonda en su derrota de 2011, cuando obtuvo el hasta entonces peor resultado de su historia (110 diputados).

Y la gran novedad de estas elecciones, las dos nuevas formaciones que irrumpen con fuerza acabando con más de 30 años de bipartidismo de PP y PSOE: Podemos y sus aliados con 69 escaños, y el centrista Ciudadanos con 40 diputados.

Crisis institucional

Los duros años de crisis y las dolorosas políticas de austeridad, el fuerte aumento del desempleo -que llegó a 27% a principios de 2013 y sigue aún en 21,18%- y los innumerables escándalos de corrupción desataron una crisis institucional que cristalizó en junio de 2014 con la abdicación del rey Juan Carlos I en su hijo Felipe VI y lleva ahora a una nueva generación de

políticos al parlamento.

Hoy «se inaugura una nueva etapa política en nuestro país», lanzaba el líder del Podemos, Pablo Iglesias, un politólogo de 37 años que fundó su partido hace apenas dos años, y vuelve a dar la sorpresa tras haber obtenido cinco eurodiputados en 2014 e impulsado la victoria en mayo de alcaldes «indignados» en ciudades como Madrid y Barcelona.

«Millones de españoles han decidido que esta España va a cambiar», aseguró el abogado Albert Rivera, de 36 años, líder de Ciudadanos.

«Ahora vamos a participar los ciudadanos españoles del cambio político en nuestro país», agregaba.

Estos comicios culminan un año de cambio electoral en el sur de Europa, tras la victoria de la izquierda radical de Alexis Tsipras en Grecia en enero, y la llegada al poder en Portugal en octubre de una coalición de partidos de izquierda, a pesar de que la derecha había sido la más votada.

‘Un desastre’

Este resultado es «un desastre, un desastre», decía en la sede del PP Carmen Terrón, una jubilada de 71 años, ante la posibilidad de que su partido no logre formar gobierno. «Sin Rajoy, España iría al caos total», agregaba.

«Es una victoria del PP, sí, pero podría pasar algo que es insólito en España que la fuerza ganadora terminara sin gobernar», explicaba a la AFP el catedrático de Ciencias Políticas Jordi Matas, de la Universidad de Barcelona.

Se podría «construir una mayoría alternativa a la derecha», afirmaba, señalando que los independentistas catalanes, que suman 17 diputados, se pueden ver atraídos por Podemos, tras su promesa de referéndum soberanista en Cataluña, donde fue, como en el País Vasco, la fuerza más votada.

«Este éxito de Podemos es como el resurgir (…) del poder del pueblo», se congratulaba con un globo morado en la mano Alejandra Leal, profesora de 29 años, en una fiesta de la formación en Madrid. Desempleada, tuvo que partir como muchos españoles en 2011 en busca de trabajo al Reino Unido, donde integró el movimiento de los jóvenes exiliados económicos.

En muchos colegios electorales, muchos votantes habían mostrado su ilusión ante el fin del bipartidismo de PP y PSOE reinante desde 1982, siete años después de la muerte del dictador Francisco Franco (1939-75).

«Me gustaría que hubiera un cambio, para que el nuevo gobierno mire un poco más la gente de la calle, el pueblo», afirmaba Juan José Rodríguez, de 43 años, en el popular barrio madrileño de Lavapiés.

«Lío general» para formar gobierno

Rajoy, se enfrenta desde este lunes a una misión que parece imposible: intentar formar gobierno tras ganar las legislativas sin mayoría en un parlamento fragmentado donde la izquierda ya se dispone a cerrarle el paso.

Una vez digeridos los resultados electorales, los principales partidos fijaron este lunes rápidamente sus posiciones: el socialista PSOE y el partido antiausteridad Podemos votarán en contra de un gobierno conservador, mientras el centrista Ciudadanos anunciaba que se abstendrá.

«Lío general», «Gobierno en el aire», se leía en las portadas de la prensa española, mientras la bolsa de Madrid caía casi un 3% con todos sus valores en números rojos.

La habitual estabilidad del sistema político español, basado desde 1982 en la alternancia en el poder del Partido Popular, de Rajoy, y el PSOE, queda muy dañada por la irrupción de dos nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos.

Esta anunciada defunción del bipartidismo deja un panorama incierto. El 13 de enero se debe formar el nuevo Congreso y ningún bloque -ni izquierda ni derecha- alcanza la mayoría absoluta: Ciudadanos y PP sumarían 163 diputados y PSOE-Podemos, 159.

Una vez constituido el Congreso, el rey Felipe VI se reunirá con los partidos para nominar un candidato a formar gobierno.

Éste debe ser investido por mayoría absoluta en primera vuelta o, si no fuera posible, por mayoría simple después. La oposición de PSOE (90 diputados) y Podemos (69), más la abstención de Ciudadanos (40) impedirían el éxito de Rajoy en ambos casos.

Si dos meses más tarde, ningún candidato ha logrado formar gobierno deberán celebrarse nuevas elecciones.

La izquierda dice ‘no’

«Corresponde a las autoridades españolas ver cómo España llega a dotarse de un gobierno estable que pueda jugar su papel en Europa», reclamó desde Bruselas el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Sin embargo, solo el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se mostró dispuesto a ceder para permitir la gobernabilidad de la cuarta economía de la Eurozona.

«Lo que necesitamos es una abstención del PSOE, una abstención de Ciudadanos y un gobierno en minoría que tendrá que tener la cintura suficiente para aceptar reformas», dijo.

Los socialistas se oponen: «el PSOE le va a votar ‘no’ al PP y a Rajoy», aseguró en rueda de prensa su portavoz César Luena. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, muy reforzado tras las elecciones, tampoco lo apoyará «ni por activa ni por pasiva», como era de esperar.

Ambos partidos podrían aliarse para formar una coalición de izquierdas, con pequeños partidos nacionalistas. Pero la opción parece casi inviable porque debería incluir a los independentistas catalanes que reclaman un referéndum de autodeterminación rechazado por el PSOE.

«Será necesario hablar mucho, dialogar más, llegar a entendimientos y acuerdos», reconoció Rajoy en la noche electoral.

Legislatura corta

Asfixiados por la crisis económica y escandalizados por los numerosos casos de corrupción de conservadores y socialistas, los electores españoles castigaron el domingo a los partidos tradicionales.

El PP cuajó su peor resultado desde 1989 y perdió 3,6 millones de votos, mientras que el PSOE se dejó 1,5 millones de apoyos, quedando en un mínimo histórico.

«La gobernabilidad queda muy tocada», señala la politóloga Berta Barbet, profesora de la Universidad de Barcelona y editora del web de análisis Politikon. «Los equilibrios serán muy complicados».

«Se vislumbra una legislatura corta, montada sobre pactos endebles», añade el catedrático de ciencia política de la Universidad Autónoma de Madrid Fernando Vallespín.

En cambio, no descarta una abstención socialista pero con un precio muy alto: la renuncia de Rajoy.

«Eso es casi obligado. Y si el PP no está dispuesto a eso, vamos a unas elecciones anticipadas», afirma.

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