Alma Vilches
@DiarioCoLatino
Desde la Cripta de Catedral Metropolitana, donde reposan los restos del beato Monseñor Romero, el sacerdote Juan José Mendoza dijo que la sociedad debe comprometerse con la obra del profeta mártir, que es el reto para hoy y las futuras generaciones.
Mendoza indicó que no se trata solo de escuchar sobre Monseñor Romero, sino de conocer a profundidad su vida, obra y compromiso que adquirió en su tiempo con los pobres y menos favorecidos.
“Viendo la realidad nuestra, de corrupción y pecado, aquí tiene que venir el Señor a expulsar demonios, aquí vendrá Monseñor Romero con su intercesión, para que El Salvador sea liberado, porque en el país hay cosas espantosas”, afirmó el religioso.
Asimismo, externó que después de las injusticias y pecados cometidos contra el pueblo en el conflicto armado, no solo se trata de borrón y cuenta nueva, sino de una conversión y verdadera reconciliación, para lo cual es imprescindible denunciar el pecado y no seguir cometiendo los mismos errores.
“Somos cómplices de la corrupción cuando no la denunciamos, se trata de reconciliarnos, pero con un buen proceso. Si no hay obras de nada sirve la fe, y tener fe pero seguir pecando y haciendo el mal, tampoco sirve de nada”, sostuvo el padre Mendoza.
Monseñor es un legado para las generaciones actuales y futuras, ya que es un referente para todos aquellos que le apuestan a un mundo sin pobreza, a una sociedad reconciliada y en paz, haciendo de esa paz el piso de un futuro de libertad, de respeto a los derechos humanos y de tolerancia.
El profeta mártir adquirió un compromiso por una causa justa, lo cual ha quedado demostrado en sus prédicas, que de una forma valiente y congruente denunció los asesinatos perpetrados por el ejército en contra del pueblo más indefenso.
En la eucaristía y de una forma especial se pidió para que Dios elimine de cada uno el miedo, la cobardía de corazón y cure las cegueras y sorderas que paralizan a la sociedad. Asimismo, se pidió por la conversión de aquellos que siembran terror, planean tragedias, homicidios, destrucción, privatización y pobreza.