Gloria Silvia Orellana
@SilviaCoLatino
“Ya no queremos que la gente venga y solo deje su basura”, afirma de forma contundente Miguel Alexander Hernández, estudiante de primaria, al mostrar su bolsa negra en la que recolectó envases, bolsas de golosinas, así como platos, vasos y cubiertos plásticos, que algunos pobladores lanzan en las márgenes del río Aseseco, en el municipio de Jutiapa, Cabañas.
Sus inusuales aguas cristalinas en donde habitan guapotes, plateadas, burritas, cangrejos, jutes y chimbolos, son protegidas por las comunidades del caserío Huiscoyol, y otros provenientes de los cantones la Calera, Santa Bárbara y Santa Olaya, de los municipios de Jutiapa y Teotepeque, departamento de Cabañas.
Con una longitud de 30 kilómetros, el Aseseco se desliza bajo frondosos árboles de chilamates, pepetos y achiotes, que son abrazados por las enredaderas de chupamiel y uña de gato, que conforman un hábitat natural, para la preservación de agua de consumo humano y tributario a la cuenca media del río Lempa.
“Yo me incorporé a la limpieza del río, para que estén sanos y limpios, para disfrutarlos, les digo a las personas que si vienen a bañarse aquí, no lo miren sucio, pero todos debemos colaborar y cuando vengan de visita, pues que si traen alimentos o bebidas, entonces que en sus bolsas echen la basura, para que se la lleven, y siempre dejen limpio al río”, sugirió.
Rosa Jeannet Echeverría Escobar, presidenta de ADI, Asociación para el Desarrollo Integral de Jutiapa, Cabañas, que junto a CRIPDES, realizan estas acciones sostenidas a través del Fondo FIAES, en las que participan grupos juveniles, hombres y mujeres.
“Al realizar la limpieza de los ríos, evitamos desbordamientos en invierno, a la vez cuidamos de una fuente de agua limpia en la zona. Se encuentran alrededor de treinta personas en el proyecto de reforestación, en los cuales participan comunitarios de Santa Olaya, del municipio de Teotepeque, población del casco y cantón Calera y caserío Huiscoyol”, afirmó.
La Asociación para el Desarrollo de El Salvador (CRIPDES), junto a las organizaciones comunitarias en Jutiapa, Cabañas, establecieron 40 hectáreas del “Sistema Agroforestal, en el Sector Sur del Embalse Cerrón Grande”, y particularmente en los cantones: Santa Olaya del municipio de Tejutepeque y Cantón Caleras del municipio de Jutiapa, departamento de Cabañas. Que inició el pasado 2 de mayo de 2018.
Y según los términos de este proyecto, se pretende conservar o restaurar la fertilidad de suelos, bajar el nivel de impacto de la sequía, que por ahora afecta al territorio nacional, Así como el cultivo de especies nativas frutales y maderables, para generar alimentos y más captación de aguas lluvias (fuente del secano) y mayor infiltración en mantos acuíferos.
De esta experiencia, Santos Patricia Rodríguez Martínez, del caserío Huiscoyol, cantón Santa Bárbara, Jutiapa, Cabañas, más que beneficiara, se considera una “mujer empoderada”, que puede aplicar su conocimiento adquirido en cultivos y conservación del agua. “Yo nací aquí y me metí a participar, ahora soy miembro de la ADI de Jutiapa, soy la vicepresidenta junto con Jeannet, y desde que nos avisó de estos proyectos nos interesamos junto a otras familias a participar con un proyecto de reforestación de árboles frutales y forestales. Y huertos caseros donde sembré tomate, chile (dulce), berenjena, plátano y güisquil”, manifestó.
En cuanto al proceso de reforestación, Patricia afirmó buenas experiencias en la siembra de árboles de guayabo, paterno, níspero, anono, naranja y mandarina, así como árboles maderables.
“Me encuentro agradecida porque nos toman en cuenta en estos proyectos, y gracias a FIAES y CRIPDES, que con su apoyo llegan a nuestras comunidades, y no tendríamos nada que nos ayudara a sustentarnos, como la cosecha de tomates que para navidad (diciembre) nos sirvió para hacer nuestros panes, también para hacer ensaladas y hasta para vender un mi dólar de tomates o un dólar de chile y eso nos ayuda, a la familia que es mi hijo y mi mamá”, expresó.
En cuanto a conocimientos adquiridos, Santos Patricia señaló que con la siembra de árboles maderables y frutales para reforestar la zona aprendieron métodos nuevos para el manejo del agua de regadío.
“Son herramientas nuevas de las cosas que aprendimos, como hacerles plazuelas (pequeñas zanjas) alrededor del árbol y en verano echar allí el agua, y es por esas zanjas que le llega la infiltración adecuada al árbol. Que igual, entendimos que esa zanja es para conservar también los suelos”.
“Con el huerto casero aprendí igual, nuevas cosas, como la técnica para la siembra del tomate, que es otra a la que utilizaba antes. Y primero Dios, voy a tener plátanos, por primera vez y claro todo depende del esfuerzo de cada quien, de cuidarlo, echarle agua para evitar que se sequen por el verano”, opinó.
La agroecología es una alternativa en la preservación de las especies nativas, aguas, suelos y la salud de los comunitarios de manera integral. Las nuevas competencias en cuanto a la siembra, abono y lucha contra las plagas, ha permitido a las familias beneficiarias contar con herramientas naturales y no invasivas de químicos.
“Aprendimos, con supervisión de CRIPDES, hacer el abono con la técnica del bocachi (fermentación de materia orgánica), que son fertilizantes para los cultivos y aprendimos a preparar el M-5 (manejo de plagas) que son fertilizantes, sin agroquímicos que son caros y que teníamos que ir a buscar hasta Ilobasco. Y ahora, estamos claros que una guayabita, un mango que nos comamos va a estar sano, como los tomates, las berenjenas y el chile, que ocupo en la comida de la casa, de mi familia”, sostuvo.
Ahora Patricia define el orden de sus expectativas a futuro. “Y todo esto (conocimientos) que nos queda a nosotros, nos sirve para seguir luchando, para volver a hacerlo y no importa que el proyecto termine. Ya podemos por nuestros medios salir adelante y vamos a seguir produciendo y tenemos todo listo para sembrar”, puntualizó.
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