Gloria Orellana
@DiarioCoLatino
“La campaña Azúcar Amarga es para sensibilizar a la población sobre este gran problema de contaminación y afectación al medio ambiente”, dijo, Norma Carolina Mejía, de la Red Uniendo Manos El Salvador, quien en un esfuerzo colectivo esperan que cesen las prácticas de la quema rápida e intensa de los cañales en el país.La campaña “Azúcar Amarga”, fue lanzada al inicio de la “zafra”, que es la cosecha del monocultivo en el territorio nacional, y que para facilitar su corte y transportación aplican la práctica de los “incendios controlados”, con esto se elimina el follaje seco y se da entrada a los cortadores para preparar una nueva cosecha, pese a que esta práctica deteriora el suelo y contamina el aire.
Mejía agregó que “estos incendios por la zafra afectan la salud de la población, primero porque los pesticidas o madurantes generan en las personas la Enfermedad Renal Crónica (ERC), y luego la quema de la caña de azúcar, no solo afecta a quien vive en los alrededores de la zona, sino también la fauna silvestre y el medio ambiente”.
La tarea es de concienciar a la personas, ya que “queremos que la gente sepa que durante esos incendios las temperaturas son extremadamente altas y producen grandes cantidades de humo negro denso y hollín, que se puede desplazar por kilómetros y provocar enfermedades respiratorias agudas en la población”, añadió.
Mejía agregó que son altos los costos ambientales porque deterioran el suelo, destruyen el medio ambiente, la biodiversidad, alteran el microclima de los ecosistemas y producen gases de efecto invernadero que originan el Cambio Climático.
“Y con una institucionalidad débil, pues la prohibición gubernamental de no hacer quemas, no puede ser cumplida”, dijo Mejía.
Luis González, de la Unidad Ecológica Salvadoreña (UNES), señaló que la población salvadoreña tiene el derecho a que se respete la calidad de vida, frente a diversas problemáticas ambientales que les afectan y se debe debatir sobre como resolverlo y regular estas actividades a los que son expuestos.
Para González “una de estas problemáticas es la del monocultivo de la caña de azúcar que se manifiesta en el uso intensivo del agua afectando los cultivos de sobrevivencia de las comunidades, el uso de la tierra para un monocultivo que no produce alimentos pero afecta a manglares y áreas protegidas”.
Las quemas afectan los ecosistemas, también el uso intensivo de agrotóxicos, como el glifosato, que es herbicida prohibido en otros países y la Unión Europea y aquí lo tiran desde avionetas, dijo.
“Esto es preocupante, que este químico que se ha probado que provoca cáncer, insuficiencia renal y afectación al sistema reproductivo, siga siendo usado”, señaló González. La campaña Azúcar Amarga, agregó González, tiene la intención de “unir más voces” ante una realidad de contaminación amenazante y generar normativas para que se erradiquen o regulen este tipo de prácticas agrícolas vinculadas al monocultivo de la caña de azúcar.
Se necesitan también políticas públicas, la de Seguridad y Soberanía Alimentaria, la Previsión de Agrotóxicos, la Previsión de Riego por Avioneta de Pesticidas, que son propuestas presentadas, pero que poco han avanzado en la Asamblea Legislativa, dijo.
Con la reciente ley de Recursos Hídricos, se hará más difícil para la población y ecosistemas el acceso al agua y hay que decirlo, se ha ido desdibujando el Estado de Derecho, y las instancias democráticas, poniendo en mayor vulnerabilidad a las personas, afirmó.
Esta ley ha sido construida para beneficiar al sector empresarial nefasto. Si antes los cañeros recibían un permiso anual, ahora tendrán 15 años a favor”, sostuvo González.
Es de destacar, que históricamente, en el país los beneficios económicos del monocultivo de la caña de azúcar son para un reducido grupo de empresarios agroindustriales, frente a la pobreza extrema de miles de familias en las comunidades rurales de la zona de este cultivo, explicó José Acosta, de Voces en la Frontera.
El ingenio la Central de Izalco tiene la capacidad de procesamiento de 9,500 toneladas de azúcar al día, luego siguen los ingenios El Ángel, El Chaparristique, San Miguel, La Cabaña, El Jiboa y La Magdalena en Santa Ana.
Y las mismas tres familias que controlaban la mayor parte de los 23 ingenios azucareros, son las que controlan ahora estos ingenios”.
“Y si bien hay pequeñas cooperativas que manejan ingenios y cultivan caña, pero el control de la maquinaria, el crédito, el procesamiento, la exportación, sigue estando en manos de estas mismas tres familias y allí está la industria azucarera del país”, dijo Acosta.
Sobre la producción del azúcar en quintales, Acosta explicó que solo el año pasado, en el contexto de la pandemia se produjeron 18 millones de quintales de azúcar en el país. Producción que va al mercado internacional y solo China, consumen en un día, la producción de Centroamérica, son más de mil millones de habitantes y entre más demanda exista, exigirá mayor territorio nacional para producir, que según Acosta, no le conviene al país.