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Habitantes de la comunidad Taura, en el Bajo Lempa, San Vicente, limpian el terreno sembrado con árboles de cacao. Manifiestan que al realizar fumigaciones aéreas en los cañales cercanos (al fondo) los químicos utilizados matan sus sembradíos. Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez.

Comunidades del Bajo Lempa y el amargo sabor de la caña de azúcar

@SilviaCoLatino

El futuro es incierto” reflexionó Inés, quien a sus 70 años de edad, comparte su hogar junto a su familia en la comunidad Taura, en el cantón San Carlos Lempa municipio de Tecoluca, San Vicente, parcela que obtuvo, luego de la firma de los Acuerdos de Paz (1992). Su voz se pierde en la algarabía de las aves de corral que pululan en su patio, no sin antes lamentar la situación que viven, luego que la industria cañera se ha afincado en la zona.

“Tenemos como 24 años de vivir acá y fuimos felices como diez años, luego vinieron los cañeros fumigando venenos y quemando cañales, han contaminando el agua y el aire. Han matado animalitos del campo y dañado nuestra salud. Yo digo que mis nietos están ya contaminados, porque han muerto jóvenes de la comunidad  a sus 20 años y hasta niños tiernos por insuficiencia renal y esto es malo”, expresó.

El municipio de Tecoluca, San Vicente, su parque cañero ha llegado a las 10 mil manzanas afirman los habitantes. La caña de azúcar es una planta gramínea, con el nombre científico “Saccharumofficinarum”, de tallo leñoso y flexible  formado de nudos  y entrenudos, que alcanza alturas de 3 a 4 metros, de hojas ásperas lanceoladas y racimos ramificados de flores. Es la materia prima de los ingenios azucareros.

Tierra adentro, un bosque original cobija unas manzanas de cacao que pelean espacio frente a una extensa marea verde de caña de azúcar, que no rebasa la distancia de  10 ó 20 metros. Al medio de los terrenos, Esmeralda Villata, de CRIPDES, explicó la preocupación de los pequeños agricultores de Taura y Rancho Grande, por la situación de contaminación del Bajo Lempa, que debe enfrentar la siembra a gran escala de la caña de azúcar.

“Como podemos observar, tenemos la siembra de caña de azúcar por un método de cultivo convencional y al otro costado está la plantación del cacao que es producto orgánico, que cuida todos los parámetros de cero agrotóxicos, pero la distancia es tan mínima que la contaminación no se puede evitar y compromete los cultivos de cacao y marañón en su pureza”, afirmó.

El abuso de los espacios no tiene razón de ser, señaló Villalta, la existencia de una ordenanza municipal del gobierno local de Tecoluca manda y define en la normativa  los alcances de aplicación de agroquímicos de los cañeros que es un área aproximada de 300 metros, a manera de zona protección de bosques salados, de cuerpos de agua, de apiarios, así como, cultivos de granos básicos, frutales, hortalizas y otras actividades agropecuarias e incluye  los caseríos, escuelas, poblados, lugares públicos, tiangue, rastros y playas.

La extensión de 10 mil manzanas de caña de azúcar ha generado que el alcance de las fumigaciones del cultivo se extiendan más allá, de los linderos de los cultivos de la gramínea, ya sea por los vientos u otros elementos el veneno se dispersa  a las parcelas de pequeños agricultores que siembran granos básicos y las plantaciones agroecológicas de productos como marañones y cacao que son de exportación como productos orgánicos.

“Nosotros acompañamos a las comunidades desde CRIPDES, CORDES y el Movimiento de Agricultura Orgánica, nuestro empeño es que se haga cumplir la ordenanza de medio ambiente que tenemos,  aprobada y publicada en el Diario Oficial, a partir de enero de este año y que no ha podido hacerse efectiva.

“Que los productores y productoras la conozcan para poder denunciar y que se apliquen las sanciones a los que hacen  mal uso de agroquímicos, y también estamos exigiendo reformas a la Ley de Medio Ambiente para regular de una vez, estas malas prácticas de contaminación y quemas que se dan en la zona del Bajo Lempa que las contamina”, acotó Villalta.

La casi nula comunicación entre azucareros y líderes de las comunidades ha sido la tónica en esta situación reiteró Villalta,  después de algunas reuniones con representantes de los industriales cañeros que llegaron a la zona con promesas de visión social pero a la fecha la contaminación ha aumentado, el agua se ha profundizado para su extracción y las calles de las comunidades han comenzado a deteriorarse por el tránsito de camiones.

“Aquí hay alrededor de 800 a 900 familias, estamos hablando de entre 1 mil 300 a 1, 400 personas, que habitan este sector, pero el municipio de Tecoluca es más amplio y prácticamente el parque cañero está avanzando mucho más y ha llegado a la zona alta del municipio, donde estamos perdiendo bosque y esta tierra que se va erosionando azolva los ríos. Lo preocupante es que, se acercan al bosque salado y es otro tema delicado, porque las aguas saladas al contaminar el agua dulce están dejando sin recursos naturales a la gente de la comunidad. Y la gente no puede competir con los cañeros, ellos usan baterías de grandes dimensiones para extraer agua y poder regar los extensos cultivos, y esto son los problemas que han tenido los pequeños agricultores en sus parcelas, porque en sus pozos el nivel del agua está a 12 o 17 metros de profundidad, pero los cañeros con las tuberías que instalan hacen que sus punteras en minutos, saquen más agua y rápido y aquí no está solo el Ingenio Jiboa, viene el Chaparrastique y hasta la Central de Izalco que tiene siembras en esta zona”, explicó.

El agua no solo escasea, explicó el técnico del Movimiento de Agricultura Orgánica, Luis Áviles al afirmar, que también las 17 comunidades sufren los embates de las inundaciones, por los desbordamientos del río Lempa que anegan sus cultivos de granos

básicos o los cultivos orgánicos así como la pérdida de sus animales domésticos y aves de corral, debido al azolvamiento del río cuando su cauce no puede recibir más agua  debido a la erosión de tierras altas.

“En este momento el río Lempa sufre los embates de los cañeros, que no están respetando los límites y afectan a la fauna y la seguridad de las riberas del río y esto viene a ocasionar que aunque, contemos con una borda para detener la fuerza del río, la efectividad del dique protector no sirve de nada y el trabajo que se ha hecho en materia de prevención desde las comunidades se anula en totalidad”, señaló.

Para los colectivos agrícolas que trabajan exportando semilla de marañón orgánico, el problema se agudiza por los pedidos que han perdido con sus clientes en el extranjero al no completar los requisitos en su totalidad de productos con grado de pureza perdiendo hasta 150 manzanas de cultivo.

“¿Qué denunciemos dicen? , y para denunciar hay que hacer muchos trámites, como anotar la matrícula de la avioneta, identificar al piloto, identificar la empresa y para eso la gente no tiene el tiempo, ni el dinero pero haciendo la denuncia con los medios de comunicación, creemos que podemos dar a conocer este tipo de abusos. Que si sumamos los casos de insuficiencia renal, estamos quedando con gente ya no puede trabajar bajo el sol, porque se cansa mucho y otros, que deben ir al tratamiento dos veces por semana, lo que tiene costos más por el traslado a los hospitales”, manifestó.

Sobre  los “madurantes” que demanda la caña de azúcar, dijo  Avilés es más, un   veneno o herbicida cuya misión es concentrar la azúcar prematuramente de la gramínea en su tallo, con el fin de poder procesarla rápidamente en los ingenios para su producción.

El herbicida funciona concentrando el azúcar en su tallo  que es monitoreado por un técnico del ingenio, quien al medir los “grados brix”, que marca el valor o cantidad de sacarosa que presenta el fruto para su cosecha y llevarlal al ingenio, esto significa dar la orden que se queme el área.

“La caña de azúcar debe andar entre los 18 a 22 grados, para proceder a quemar el cultivo y luego cortarla ya seca, en este proceso es que terminan quemados animales silvestres. Esta concentración del azúcar es un proceso rápido, porque la caña de azúcar luego de ser quemada solo dura ocho días dentro del tallo y estos incendios afectan e oxígeno también el medio ambiente”, subrayó.

La azúcar “morena” puede considerarse entre las más puras, dijo

Avilés al comentar que luego de su extracción en los ingenios  la azúcar “se blanquea”utilizando comúnmente jabón en polvo y alumbre para aclararla, así como otros procesos químicos a los que son sometido en las tolvas de las plantas procesadoras.

“Entre más blanquita la azúcar  dicen de calidad, pero tiene más químico, y si consumimos el azúcar blanca estamos consumiendo los mismos agroquímicos con las que trataron el cultivo de la caña de azúcar. Ahí van todos lo químicos de los madurantes porque eso los  agarra el cultivo y lo traslada así, a su producción” aseguró.

Para Bernardo Belloso, de CRIPDES, que trabajan junto al MOPAO y CORDES expresó que acompañan a la población de las comunidades enfocando sus actividades e incidencias en cuatro leyes que están en la Asamblea Legislativa y que junto a otras organizaciones sociales han venido impulsando para que sean aprobadas. “Queremos que el órgano Legislativo apruebe en el menor tiempo posible una ley que prohíba definitivamente la explotación de la minería metálica para proteger al medio ambiente, y otras leyes que están pendientes, como la General del Agua y Saneamiento, la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y la Ley de Prohibición de los Agrotóxicos, pero los anteproyectos aún duermen el sueño de los justos”, reiteró.

Belloso reiteró el compromiso de las organizaciones para influir en el

rescate del río Lempa, uno de los más contaminados del país, al citar

uno de los estudios presentados por el Ministerio de Medio Ambiente y

Recursos Naturales (MARN).

“Reporta grandes cantidades de metales pesados, tiene plomo, cadmio, aluminio, mercurio que es el principal causante de insuficiencia renal, casos que se está viendo mucho en estos lugares y particularmente en las poblaciones aledañas

al río, se tiene que hacer algo de manera integral y de forma permanente”, aludió.

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