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El manglar en bola de monte está muriendo debido a la falta de la mezcla de agua salada y dulce. Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez.

Comunidades del río El Aguacate afectados por la industria cañera

Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino

Héctor Alfonso Consuegra lamenta que los diques artesanales o la extracción sin control del agua, case coloque en un grave riesgos a la micro-cuenca del río El Aguacate, sovaldi sale pues el vital líquido se utiliza solo para la industria de la caña de azúcar y ha puesto en riesgo a muchas comunidades que viven de este ecosistema.
El Aguacate es un brazo de agua dulce que tributa el río Paz, en el municipio de San Francisco Menéndez, Ahuachapán, que proviene de Guatemala y sirve como línea divisoria con El Salvador. Un río de subsistencia que realiza un recorrido de 134 kilómetros hasta su desembocadura en el Océano Pacífico.
La cuenca de El Aguacate es importante para 18 comunidades, en la zona baja, donde se encuentra Garita Palmera, Bola de Monte y el Tamarindo, que viven de la pesca artesanal y cultivos de granos básicos para la subsistencia familiar, que ahora enfrentan a una industria cañera que afecta su modo de vida.

Pobladores, de la zona sur de Ahuachapán, extraen sacos con arena de la presa artesanal colocada por la central Izalco y cañicultores, para retener el agua del sanjón (cauce) El Aguacate e irrigar sus sembradíos.  Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez.
Pobladores, de la zona sur de Ahuachapán, extraen sacos con arena de la presa artesanal colocada por la central Izalco y cañicultores, para retener el agua del sanjón (cauce) El Aguacate e irrigar sus sembradíos. Foto Diario Co Latino/ Guillermo Martínez.

“Allá por 1964 el ancho de este río (Paz) era no menos de 20 a 25 metros, pasábamos en canoa, se usaba una balsa para el paso de carretas con cargamentos, pero desde hace unos 15 años para acá todo cambió, los cañeros han dragado, han hecho diques artesanales para desviar el agua y le han reducido el cauce a la microcuenca de El Aguacate, y usan grandes máquinas para sacar agua con caños de 6 pulgadas que bombean y eso es diario y sin control, ha dañado también el suelo del manglar”, relató Consuegra.
“Es por esto que denunciamos a la Central de Izalco, porque extraen agua y amenaza con secar la microcuenca de El Aguacate. Aquí en San Francisco Menéndez ( Ahuachapán) utilizan una bomba de 150 caballos de fuerza en la ribera del río Paz, con tuberías de 10 pulgadas, y riegan 12 manzanas de plantíos de caña de azúcar a diario”, comentó.
Galeano agregó que la bomba extrae 900 galones de metros cúbicos por segundo, que calculan en 2 millones de galones cada 24 horas, lo que calificó como un riego sin control.
“Aquí está sobre explotado este recurso porque ellos pidieron permiso para el riego de 100 manzanas y realmente están regando 307 manzanas, o sea 207 manzanas más y no pagan nadan por este recurso; y nosotros no estamos en contra que saquen agua, pero debe haber control y nos preocupa que con las represas artesanales que han hecho en la cuenca de El Aguacate para obtener más agua solo para ellos, dejen a las 18 comunidades sin agua”, denunció.
El río El Aguacate, como sub-cuenca, que depende del río Paz, es un brazo de agua dulce que le permite a pobladores extraer agua para consumo humano, cultivos, cría de animales y generar el equilibrio (agua dulce y salada) de la barrera del manglar; la intervención de la industria cañera ha generado que en los sanjones naturales de este brazo de río, el agua quede estancada y prive de la humedad a los ecosistemas de la zona.
“Esto es preocupante, porque ellos utilizan el agua únicamente para su sistema de riego. Esta agua que están substrayendo no es una canaleta, es una micro cuenca que da acceso al estero de Garita Palmera para dar abastecimiento a los ecosistemas y las especies de la zona; esto lo deben tener claro los cañeros”, agregó.
Galeano prosiguió que dragar el río hasta llegar a la bocana permitiría el agua para la población y el ecosistema.
Aunque el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) está haciendo un estudio sobre la situación, aunque ellos esperan un dragado y un control sobre el agua utilizada.
“Queremos que draguen al río porque la situación está tan mal, que el agua que quedó estancada apesta y que no es bueno ni para ellos (cañeros), ni para nosotros, solo queremos que trabajen junto a las comunidades. La gente que tiene una parcela o animales es bien difícil darles agua dulce, porque no tenemos o está salada, solo queremos el agua para la zona baja”, dijo.
El ingreso del agua salada al manglar, sin la combinación del agua dulce del río, ha causado severos estragos al ecosistema, señaló Rigoberto Monge.
“Aquí los manglares se están secando porque el agua retenida calienta y el manglar se pierde, – los afectados somos nosotros- porque se cierran las bocanas, y sin el agua dulce en el estero no habrá el equilibrio que necesita el bosque salado”, aseguró.
La barrera del manglar, añadió Monge es una área protegida, por tanto, llamaron al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y el gobierno local de San Francisco Menéndez a trabajar junto a la comunidad para recuperar y preservar la vida del bosque salado.
“El área del manglar que se ha secado es un aproximado de 6 manzanas, que se intensifica por la falta de equilibrio del agua salobre que necesita este ecosistema. Este lugar tiene una gran importancia porque es una barrera natural protectora anticiclónica. Como ISTATEN hemos limpiado el canal que quedó soterrado por ramas y basura de coco, botellas y arena, es por eso que pedimos a las instituciones que se acerquen a las comunidades para ayudarnos y trabajar juntos”, reiteró.
La Asociación ISTATEN también realiza una campaña de reforestación en la zona del Cuje Garita Palmera, lugar en donde se han habilitado los canales para que el agua dulce ingrese al bosque y la siembra de 40 mil candelillas de mangle rojo que recibe de forma permanente una vigilancia rotativa y comunitaria para su preservación.
Alvaró Galeano, dirigente de ISTATEN, agregó que cuentan con estudios realizados por biólogos donde se verificó que en la zona anidan 116 especies de las 175 aves migratorias a nivel nacional y que de las 6 especies de mangle que se conocen, 5 de estas se encuentran en la zona. ”Es por eso que estamos apostándole a recuperar estas áreas trabajando por recuperar estos ecosistemas”.
Gregorio Ramírez, de la Unidad Ecológica de El Salvador (UNES), consideró que la problemática de la cuenca El Aguacate evidencia la falta de regulación y cumplimiento de la Ley de Riego y Avenamiento, que tiene como mandato la utilización racional de los recursos naturales.
“Como UNES hacemos un llamado a la Asamblea Legislativa a que aprueben la Ley General del Agua, para no afectar a la población al contar con un marco regulatorio para garantizar que el agua para a la gente y ecosistemas se prioricen; además esta normativa permitiría que la población gestione el agua de manera comunitaria, y que cuente con herramientas necesarias para poder resolver estos problemas porque no hay regulación alguna”, puntualizó.

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