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Magdalena Cortez, directora ejecutiva de Fundación Maquilishuat habló sobre los 36 años del nacimiento de FUMA. Foto Diario Co Latino/@SECPrensaSV

Comunidades empoderadas frente a los retrocesos en salud

Gloria Silvia Orellana
@GloriaCoLatino

Magdalena Cortez, directora ejecutiva de Fundación Maquilishuat, en el marco de 36 años del nacimiento de FUMA, afirmó que la pandemia por COVID-19 ha generado un proceso de deterioro del servicio de la salud, en especial a familias de escasos recursos económicos y de la zona rural. “Por lo tanto, el ejercicio del derecho humano a la salud, información, agua y alimentación serán los temas que tendremos que trabajar de ahora en adelante”, dijo en exclusiva a Diario Co Latino.

-¿Cómo nace Fundación Maquilishuat?

Nace con el objetivo de prestar servicio de salud a las comunidades en situación de vulnerabilidad de las zonas urbano-marginales del Gran San Salvador. Eso comienza haciendo FUMA y en ese incursionar de salud y atención básica y primaria va identificando otras necesidades de la población en situación de vulnerabilidad.

-Son 36 años de trabajo, ¿cómo ha transformado esto a FUMA?

Bueno, durante este tiempo FUMA ha hecho procesos de transformación en su caminar; es decir, comenzamos con servicios básicos de salud para atender a la población en situación de vulnerabilidad; esto los llevó a identificar otros aspectos sociales como la alfabetización de mujeres, así como la necesidad de la situación económica de las mujeres y se desarrollan proyectos para el acceso económicos de fondos para las mujeres.

Entonces, ya con programas de salud, educación y medidas económicas, generó que, en un momento determinado que FUMA también define que quiere hacer en el tema de salud, la gente se vuelva sujeta de derechos y pasar de una situación asistencialista. De alguna manera, al inicio se comenzó con el asistencialismo por el déficit de servicios básico, hablamos de los años ochenta, en donde no había servicios básicos, pero en la medida que va evolucionando todos estos aspectos. FUMA, sus socios y juntas directivas van analizando la necesidad que la población sea sujeta de derechos. Y empieza a promover procesos de empoderamiento y procesos de ejercicio de derechos plenos, siempre enfocados al derecho humano a la salud, del derecho humano al agua, derecho a la alimentación e incursiona en la gestión de riesgos.

-¿Por qué la gestión de riesgos?

Esto es allá por 1998, durante el huracán Mitch, donde FUMA, con las poblaciones que trabaja en Chirilagua sufre una embestida bastante fuerte en especial Chilanguera, allí digamos desaparece la comunidad entera. Y esto llama a la Fundación Maquilishuat a trabajar el tema de la Gestión de Riesgo. Y, luego, va evolucionando de Respuesta a los Desastres, se transforma después a Gestión de Desastres hasta la actualidad que trabajamos en la Gestión Integral de Riesgos, y es así, como vamos definiendo dos ejes de trabajo que es la Salud y la Gestión Integral de Riesgo.

-¿Cuáles son sus territorios de trabajo?

A nivel nacional tenemos lugares concretos, más que una cobertura nacional, y trabajamos actualmente con comunidades en Sonsonate, San Salvador, San Miguel en donde mantenemos relación con la comunidad de en Chirilagua, -debemos aclarar- que nuestro trabajo responde a los recursos de la fundación para cubrir las necesidades y las intervenciones en los territorios. De forma permanente hemos estado en Sonsonate, pero también hemos desarrollado iniciativas puntuales en El Paraíso, Chalatenango; en Morazán, en las comunidades de la Laguna de Olomega, La Unión, que se ha hecho un trabajo importante en un sitio Ramsár, con incidencia política, para que en el año 2010 se declarara un sitio de preservación del medio ambiente, pero también esto varía dependiendo de los recursos financieros como FUMA. Y no siempre podemos permanecer en los territorios; sin embargo, cuando hay oportunidad de hacer alguna apuesta con una iniciativa en los territorios lo hacemos.

-Con la emergencia por COVID-19, ¿cómo ha interactuado FUMA?

Con esto de la Emergencia Sanitaria se han hecho intervenciones en zonas en donde no podemos tener una permanencia, trabajamos vinculados a las municipalidades y, sobre todo, a los liderazgos comunitarios, que es lo más importante.

-¿Qué evaluación haces sobre la situación de la emergencia por COVID-19 y estos liderazgos comunitarios?

La situación es compleja porque podemos decir en términos de empoderamiento de las comunidades –que es lo que hemos venido promoviendo-, que las personas sean sujetas de derechos, empoderándose y haciendo valer sus derechos, en este sentido puedo decir, que la gente ha logrado empoderarse y nosotros solo facilitadores de este proceso. La gente ha participado activamente en estos procesos y fuimos unas de las organizaciones que impulsamos la Reforma de Salud (2010), fue desde FUMA que también apoyamos la Política de Participación Social en Salud, que lanzamos en conjunto con el Foro Nacional de Salud (FNS). Hemos, también, impulsado la estrategia para la disminución de la mortalidad materna y también impulsando la Estrategia Mujeres, Individuos, Familias y Comunidades, medida que se desarrolló a nivel nacional, en gestiones pasadas, donde se promueve que se debe de empoderar todos estos aspectos para impulsar esta meta de disminuir la mortalidad materna. Porque esta es una responsabilidad no solo de la mujer, sino de la familia y la comunidad, lideramos estos procesos de participación comunitaria y nos sentimos satisfechos.

-¿Qué resalta de estos liderazgos comunitarios?

Son liderazgos que no necesitan que FUMA esté ahí, para que ellos puedan exigir sus derechos, hacer sus planteamientos. Y ha quedado claro, con la situación de la pandemia, y su actuación. Puedo compartir que hubo liderazgos comunitarios que montaron sus propios cercos sanitarios –no militares- sanitarios que son conceptos que promovimos desde los espacios colectivos como el Foro Nacional de la Salud, la Fundación Maquilishuat, en donde coincidimos con las comunidades de la necesidad de respuestas sanitarias durante la pandemia, y no militar. Y la gente lo comprobó, porque comenzaron a establecer mecanismos de control de entrada y salida de miembros de la comunidad, no impedimentos, sino control. Así como, la higienización de las personas por los contactos que hubiesen tenido. Durante el tiempo de la cuarentena donde no hubo prohibición y la gente pudo salir, pues estos liderazgos, estuvieron controlando la salud de sus integrantes, ya sea junto a las municipalidades y otros, sin el acompañamiento del sector salud –es importante decirlo-; los establecimientos de salud abandonaron a la población durante la pandemia, sobre todo en el área rural y que nosotros tenemos conocimiento, porque todos los recursos médicos fueron removidos a los centros de contención. Y eso provocó el abandono de las comunidades, pero el liderazgo formado por Fundación Maquilishuat o las organizaciones que integran al Foro Nacional de Salud, tuvieron la posibilidad de tener un impacto menor con la pandemia, porque la gente estaba preparada porque conoce sobre la determinación social de la salud y prevención de enfermedad y eso es un logro.

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