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Comunidades indígenas de Guatemala siguen exigiendo justicia por las víctimas de Chiul

Iván Escobar
Colaborador

El parque central de la ciudad de Guatemala reunió a autoridades ancestrales de las poblaciones indígenas de esta nación centroamericana, este martes 21 de mayo, para conmemorar y exigir una vez más al estado guatemalteco justicia por las víctimas de la masacre de Chiul, hecho perpetrado en 1988.

Con una ceremonia ancestral las poblaciones originarias rindieron tributo a las 115 víctimas de la masacre, perpetrada el 21 de mayo de 1988, a manos del ejército guatemalteco, en el marco de la espiral de violencia que sufría el país centroamericano en ese entonces sumergido en un cruenta guerra civil, que dejó una estela de muerte y destrucción en la sociedad guatemalteca, principalmente indígena y campesinos.

La masacre se ejecutó en la aldea de Chiul, municipio de Cunén, departamento del Quiché, en Guatemala, en la que murieron niñas, niños, hombres y mujeres indígenas. La Asociación Memoria, Dignificación y Justicia Chiul ha trabajado desde finales de 1980 en la reivindicación de la memoria de las víctimas para que el Estado guatemalteco reconozca su responsabilidad en estos hechos.

La masacre se dio durante la administración del entonces presidente de esta nación Vinicio Cerezo, quien en 2021 todavía desempeñaba cargos a nivel regional como Secretario General del SICA, según los afectados, uno de los principales responsables y al no recibir castigo, solo deja en claro el atropello a sus derechos.

Las poblaciones indígenas fueron las principales víctimas durante los 30 años que duró el conflicto armado al sufrir el despojo de sus tierras ancestrales, así como la persecución y estigmatización por parte del Estado guatemalteco, que les tildaba de guerrilleros o izquierdistas.

“Nuestros abuelos nos han enseñado a luchar y vamos a seguir luchando”, expresó una de las lideresas indígenas que participaron en la jornada conmemorativa, en la cual además contó con la presencia de Arnulfo Oxlaj, único sobreviviente de la masacre, y una de las voces que ha elevado el caso a instancias internacionales a fin de clamar justicia por sus hermanos.

Actualmente, Oxlaj es perseguido por el Estado guatemalteco, y constantemente amenazado por ser una voz crítica, y mantener el tema en la palestra pública.

“Dejar en la impunidad crímenes de Lesa humanidad, no nos va llevar a nada…el problema es grave, es proteger a violadores, secuestradores, asesinos de niños, de niñas”, expresó Oxlaj, durante la ceremonia celebrada en horas de la mañana del martes, frente al palacio de gobierno, en el corazón de la capital.

“Dentro de mí hay una esperanza para que podamos transformar a Guatemala con una educación verdadera; y una verdadera educación será posible con la memoria histórica de los pueblos originarios, porque la memoria histórica de los asesinos engaña para matar a nuestro pueblo.

Desde este sagrado fuego saludo a los policías, a los guardaespaldas, ellos son nuestro pueblo, ojalá hubieran protegido a nuestros niños que fueron masacrados el 21 de mayo de 1988, queremos la paz, y solo será posible con la justicia. La justicia no es un juguete”, añadió.

En la ceremonia conmemorativa a las víctimas, las nanas y tatas externaron su preocupación, ya que a la fecha sigue prevaleciendo la impunidad en el caso. “Ellos (las víctimas) no estarán en paz hasta que se haga justicia. La justicia para el indígena, para el Maya no alcanza”, lamentó la lideresa indígena.

Por tanto, agradeció el acompañamiento de las comunidades, y en especial las delegaciones de poblaciones indígenas que llegaron desde El Salvador y Honduras en solidaridad con la resistencia de las poblaciones hermanas.

“Pedimos a todos los sobrevivientes de la violencia que se escuche su voz, porque lastimosamente son los perseguidos, son los señalados, son las malas personas, mientras que los asesinos andan gozando de la riqueza de nuestro pueblo, son ricos por los saqueos de nuestras comunidades”, reiteró.

Los participantes reiteraron que la fortaleza que les mantiene por ahora, son las enseñanzas ancestrales de las abuelas y abuelos. “Pedimos a todos los elementos de la naturaleza que nos sigan guiando, que le sigan guiando al hermano (Oxlaj), que es un ejemplo de lucha…los abuelos nos dijeron: se contaminará el aire, se contaminará la tierra, el agua, pero el único que nunca lo van a poder contaminar es el sagrado fuego…es el único que nos unirá”, reafirmaron.

Con esta ceremonia las poblaciones indígenas reiteran el llamado al Estado guatemalteco, a las autoridades actuales, a no continuar protegiendo a quienes perpetraron este genocidio que dejó luto en las familias mayas. Así como esta masacre se dieron otros hechos de violaciones a los derechos humanos a lo largo del país, los cuales las poblaciones indígenas esperan que un día se haga justicia.

“Sé que no solo Guatemala ha sufrido violencia, también otros hermanos, no digamos que solo Mayas, también hay hermanos mestizos, hermanos Xincas, hermanos Garífunas que son invisibilizados, luchemos por todo esto”, exclamaron.

 

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