Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
“Le llamamos cariñosamente El Cerrito de Quezaltepeque, un reservorio de agua natural dentro del corredor hídrico de nuestro municipio que abraza una diversidad biológica importante para la vida humana, plantas, fauna, flora y sus ecosistemas”, dijo, Mónica Castro, presidenta de la ADESCO San Francisco, en su llamado demandar del Gobierno nacional el cese de explotación de este monte.
Sara García, del Movimiento Ecofeminista de El Salvador; Victoria Chávez, coordinadora de NAYARIT Mujeres y Juventudes; Cidia Cortes, Mujeres Ambientalistas de El Salvador (AMAES) y Víctor Amaya, abogado litigante de AEPROTERRA, acompañan y apoyan las demandas presentadas por las comunidades.
Mónica Castro, presidenta de la ADESCO San Francisco, simplifica mensaje: que cese la destrucción del medio ambiente en la zona y la vulneración a la seguridad de más de 3, 900 personas que residen en sus alrededores.
El municipio de Quezaltepque, del departamento de La Libertad, con una extensión territorial de 52.54 Kilómetros cuadrados, y con una población de 65 mil 571 habitantes, se encuentra en el corredor hídrico, en el cual El Cerrito representa una fuente fundamental para el “buen vivir”, agregó Castro, al referir a que esa agua garantiza la existencia y permanencia de todas las formas de vida.
Los lugares afectados por la destrucción de El Cerrito de Quezaltepeque son las comunidades Santa Rosa Arriba, Santa Rosa Abajo, San Francisco y otros cantones. En total son más de 700 comunidades afectados directamente por la sobre explotación de este preciado bien natural.
“A partir del año 2015, las empresas extractivistas como: SALTEX S.A de C.V., PREFASA, Bloques la Peña invadieron el Cerrito con maquinaria pesada para continuar la sobre explotación de nuestra casa común. Y la crisis ambiental generada por estas empresas nos duelen en el cuerpo, nos enferma y mata, ante la amenaza de la escasez del agua, alimentos y la afectación y pérdidas de cultivos”, acotó Castro.
Victoria Chávez, coordinadora de NAYARIT Mujeres y Juventudes, manifestó que los impactos ambientales no están vinculados solamente al tema del agua, sino que existe toda una interdependencia con la diversidad de la naturaleza y, por tanto, del ser humano y su subsistencia.
“En el Cerrito, estas son realidades que las estamos viviendo y la problemática de Quezaltepeque -no se queda ahí- es una problemáticas a nivel nacional y esto nos debería competer a toda la población en el territorio nacional. Porque cuando escasee el agua, los impactos ambientales serán irreversibles y nos impactarán a todos y todas”, dijo.
“Cuando hay deslaves y derrumbes por las cantidades de agua que bajan del Cerrito, no sólo lo vive la gente de la zona, porque el agua lluvia ya llega a la Plaza Quezaltepeque, porque el pobre Cerrito por estar deteriorado no alcanza a filtrar toda el agua entonces esta corre de inmediato zona abajo”, explicó Chávez.
El Cerrito de Quezaltepeque muestra sus entrañas abiertas a cielo abierto, ante la actividad de la retroexcarvadora, cuyo brazo móvil con una cuchara al final extrae los materiales pétreos conocidos como balastro (grava roja y negra), utilizado para las obras de construcción como ladrillos y carreteras.
“Este reservorio que llevan todas las aguas lluvias a nuestros pozos -les comento- se están secando en esta zona y lo más triste que estos impactos no sólo es alrededor del Cerrito, sino que ya afectará a toda la población de Quezaltepeque. Y el otro año no tendremos maíz, porque las empresas que están aquí, han prohibido a la población a seguir cultivando y sólo les dijeron que este es el último año que van a sembrar nuestro preciado maíz”, indicó Chávez.
En cuanto el inicio de una investigación diagnóstica, Cidia Cortes, integrante de Mujeres Ambientalistas de El Salvador (AMAES), manifestó que han encontrado una situación de crisis ambiental importante en la zona, que eleva el riesgo a la vida y al medio ambiente.
“Esta situación nos invita a luchar e insistir con el Ministerio de Medio Ambiente, el Ministerio de Economía, el Ministerio de Salud, a que paren ya a estas empresas en su explotación de materiales pétreos. Porque muchas, trabajan con estudios de impacto ambiental caducos (2003) entonces, ya no son vigentes, por lo que deben irse y abandonar el Cerrito de Quezaltepeque”, sugirió.
“Si el Cerrito desaparece, desaparece su ecosistema, sus animales y flora, luego, desaparecen las comunidades porque nosotros mismos somos ecosistemas en donde las mujeres juegan un rol importante. Es importante que el gobierno ponga atención, porque son 6 mil personas. Aquí un pozo cubre a 3 mil personas y el otro pozo abajo a 900, entonces, estamos son 3 mil 900 personas las que necesitan garantizarle sus derechos”, acotó Cortes.
La demanda por el Cerrito de Quezaltepeque, en el Tribunal Ambiental de Santa Tecla, sólo espera el Informe Oficial que deberá presentar la Jueza Ambiental Oneyda Cáceres, quien realizará una inspección en el lugar.
“Vamos a presentar este daño ambiental que no sólo se está generando al ecosistema, sino también a las personas que viven en sus alrededores. La vulneración al recurso hídrico, la garantía que la gente cuente con un ambiente sano y que todos esos derechos se están viendo vulnerados”, manifestó Víctor Amaya, abogado litigante de AEPROTERRA.
“Esto es lo que ha venido sucediendo en los último 50 años, en mayor medida si bien es cierto. Por costumbre las empresas estuvieron trabajando y han llegado al punto del abuso y de sacrificar a las personas que están a sus alrededores. Esta asociación (Aeproterra) realizará todas las medidas que estén a su alcance en la justicia ambiental, y apoyar todo lo trabajado por esta asociación de mujeres y lo trataremos de materializar en un proceso”, acotó Amaya.
Amaya insistió en llamar a las autoridades a que actúen según su mandato gubernamental garantizando a la población sus derechos, al señalar que el Ministerio de Medio Ambiente no puede seguir en su papel de “dar permisos”, recomendándole a realizar acciones específicas y encaminadas a suspender cualquier peligro o vulneración a las comunidades y su entorno.
“El MARN tiene su función de salvaguardar la vida en primer momento, no de dar permisos, -como en muchas ocasiones ha defendido- . Por lo cual, esta asociación (Aeproterra) representará a esta asociación de mujeres que han dedicado su esfuerzo en defender los derechos de las personas que viven acá, y pronto esperaremos una señal de las entidades del gobierno que han estado durmiendo”, expresó Amaya.
Las comunidades y organizaciones ambientalistas demandaron el cese inmediato a otorgar permisos y concesiones ambientales que ponen en riesgo los ecosistemas. Y a las empresas extractivas el cese a la sobreexplotación de material pétreo en el Cerrito de Quezaltepque.
“Está claro que a este gobierno no le interesan estos derechos humanos de las comunidades de las mujeres, las niñas, los niños que estamos aquí, porque es un gobierno que sigue actuando de manera descarada en cuanto a los permisos ambientales que da el MARN”, indicó, Sara García, lideresa del Movimiento Ecofeminista de El Salvador.
“Aunque el presidente (Nayib Bukele) diga que esto es desarrollo, le digo, yo que he vivido en la zona, nunca hemos visto el desarrollo como las comunidades quieren, porque no queremos casas con cuotas de 600 dólares; las comunidades no queremos centros comerciales, queremos agua y los bienes naturales y lo más importante queremos que el cerrito tengan vida y ese desarrollo del que habla sólo beneficia a unos pocos”, subrayó García.
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