José Roberto Osorio
Enseñante
En el marco de la crisis del país, es posible ver en estos días, escenas relacionadas con el inicio del año escolar, que constituyen una verdadera esperanza para el futuro de esta quebrantada nación.
Después del período vacacional se ha reactivado desde muy temprano en la mañana, el proceso protagonizado por madres, padres y otros familiares, que presurosos -algunos ya van “tarde”- cargados de mochilas, maletas, paquetes, bolsas y otras formas de transporte de útiles escolares y diversos enseres para la jornada escolar, acompañan con cuidado, amor y dedicación a sus hijos hacia los centros educativos. Hay distintas escenas, desde aquellas en que los estudiantes son llevados sin que ellos muestren mucha alegría por el asunto; niños llorando por lo extraño de su primera experiencia, escena que se completa con el llanto solapado de los padres que también sufren por la separación, pero la mayoría de cuadros expresan alegría, contento, entusiasmo y satisfacción de los aprendientes, quienes se reencontrarán con sus amigos de la escuela o colegio, según sea donde asisten al sagrado proceso de aprender.
Inequívocamente, las escenas son diferentes en el área rural que en la urbana. En las zonas rurales, es posible imaginar a familiares con sus hijos, caminando desde muy temprano por veredas, o callecitas llenas de polvo, subiendo y bajando pendientes, pasando quebradas y ríos para llegar a las pequeñas escuelas, donde sumarán su esfuerzo al de otras familias en situación de pobreza que, por amor a sus hijos, los conducen hacia los centros educativos.
En las zonas urbanas, el panorama es diferente y uno de los problemas es la “trabazón”, que se genera cuando los desesperados familiares no encuentran estacionamiento, dejan su carrito a media calle y corren hacia la entrada del colegio para que sus hijitos lleguen temprano, o a punto de cierre del portón.
Las mochilas son distintas, los uniformes de los centros privados son elegantes y vistosos, (también caros, dirá alguien por allí) y por la cantidad de bártulos los estudiantes casi parecen transportadores obligados de alguna mercancía, pero eso es también parte del ambiente, del conjunto de circunstancias en que el proceso transcurre.
Lo que corresponde destacar es por supuesto, la amorosa y responsable actitud de las madres y los padres que convencidos de la extraordinaria importancia de la educación para sus hijos, los conducen con fervor hacia las aulas. Esto es el principal factor para el futuro desarrollo del país. Las generaciones que se están formando hoy, constituyen los agentes de las transformaciones del mañana y ojalá de la profundización de la democracia y de la consecución de una paz, firme y duradera.
La otra cara de la situación es que muchos niños, no asistirán este año a las escuelas, por los factores causales y explicativos que ya se volvieron parte de la estructura. Cifras oficiales informan que en 2017, por ejemplo, la matrícula disminuyó en más de 50,000 niños y niñas, en relación con 2016.
Asimismo, el 69.3 % de los niños de 4 años no asiste a la escuela, tampoco lo hace el 37 % de los de 5 años; el 30.3 % de los adolescentes de 16 años y el 36 % de los de 17.
Los retos son fuertes, pero debemos seguir trabajando con inteligencia y principios éticos para que nuestros niños asistan todos a la escuela.