Washington / AFP
Paul Handley
Como si la amenaza de la destrucción de la economía estadounidense no fuera suficiente, el presidente Donald Trump enfrenta otra crisis más personal: la de los hoteles, campos de golf y negocios inmobiliarios de la Organización Trump.
Sus hoteles de cinco estrellas en Estados Unidos y Canadá con más de 2.200 habitaciones están en su mayoría vacíos, sus campos de golf, incluidos los de Escocia e Irlanda, están bajo presión para cerrar, y su querida «Casa Blanca del Sur», el complejo Mar a-Lago en Palm Beach, Florida, está cerrado.
Al igual que otros hoteles en todo el mundo, Trump se ha visto obligado a despedir a la mayoría de los trabajadores, y se enfrenta al hecho de que los 435 millones en ingresos que informó la Organización Trump haber registrado en 2018, probablemente se evaporen este año.
Se desconoce cuán grave sería esta crisis para una empresa controlada sigilosamente por una familia notoriamente poco transparente sobre sus finanzas.
También se han planteado dudas sobre si las preocupaciones reales de Trump sobre su propia compañía están dando forma a su respuesta a la crisis.
Se cuestiona por ejemplo, si parte del gigantesco plan de rescate económico de 2 billones acordado durante la noche del martes en el Congreso terminará ayudando a sus negocios de hoteles y resorts, y si su intento de poner fin al aislamiento forzado por el coronavirus es parte de su estrategia para salvar a la empresa familiar.
«Nuestro país no está diseñado para cerrar», subrayó Trump el martes, pidiendo el fin de las restricciones para la segunda semana de abril. «Puedes destruir un país de esta manera al cerrarlo», señaló, acotando que evaluará la próxima semana el levantamiento de medidas.
El senador demócrata Chuck Schumer dijo el miércoles que el paquete de rescate económico no se utilizará para apoyar a las empresas de Trump.
«Escribimos una disposición en la que, no solo del presidente, sino cualquier figura importante en el gobierno, gabinete, Senado, Congreso, si ellos o su familia tienen la mayoría (de una empresa), no podrán obtener subvenciones o préstamos», declaró a la CNN.
– «Me está lastimando» –
Ni Trump ni sus hijos, que supervisan directamente a la compañía, han detallado el daño financiero que enfrentan.
Pero está claro: los hoteles en Nueva York, Washington, Chicago, Las Vegas, Vancouver y Hawai están prácticamente vacíos.
Del mismo modo, se les está ordenando a sus complejos de golf que se aíslen en cuarentena, incluso en la remota Escocia. El lunes, la organización Scottish Golf instó a «todos los golfistas de Escocia a abstenerse de jugar golf hasta nuevo aviso».
«Me está lastimando a mí y a Hilton y a todas las grandes cadenas hoteleras del mundo», dijo Trump el sábado.
Sin embargo, la Organización Trump se niega a cerrar por completo sus principales hoteles.
«El hotel está abierto, los restaurantes están cerrados, el spa está cerrado, la piscina está cerrada», dijo a la AFP una recepcionista del Trump International Hotel & Tower en Central Park en Nueva York, sin dar su nombre.
John Boardman, jefe de la rama de Washington del sindicato Unite Here, dijo que Trump International en Washington todavía estaba operando a pesar de los despidos de personal.
«Puede que no lo esté cerrando solo para poder decir que todavía están operando», señaló.
– Acusaciones de lucro –
Desde que asumió el cargo, Trump ha rechazado las acusaciones que dicen que se está beneficiando de sus propiedades debido a su cargo.
Ejecutivos de negocios, diplomáticos y reyes de Medio Oriente que buscaban su favor se hospedaron en sus hoteles, especialmente en el Trump International, a solo cuadras de la Casa Blanca.
El diario The Washington Post ha informado sobre las enormes cantidades que los saudíes han pagado para reservar las alas del hotel Trump, y las altas tarifas que cobra a su propio contingente del Servicio Secreto cuando se hospeda en sus propias propiedades, que incluyen decenas de miles de dólares en carritos de golf para los traslados.
Varias denuncias le acusaron de sacar provecho de su cargo, pero ninguna ha fructificado.
Pero por ahora la propagación de COVID-19 ha obligado a la industria hotelera del país a entrar en crisis.
La semana pasada, la industria, que proporciona empleo a unas ocho millones de personas, solicitó a la Casa Blanca ayuda por 150.000 millones de dólares.
Y ahora Trump podría entrar en ese paquete.