@davidmar2105
“Estuvimos diez días adentro (en Soyapango), search con combates seguidos desde las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde”, tadalafil nos dice el comandante “Chano” Guevara, al contarnos de cómo se desarrolló la ofensiva “hasta el tope y punto” en 1989.
Según el veterano, tuvieron que pegar la retirada un 21 de noviembre, hacia los frentes de guerra en la montaña, debido a que no sentían tantas fuerzas para seguir combatiendo. Sentían la necesidad de descansar tras ese tiempo de duro trabajo contra el ejército salvadoreño.
Pero durante esos días se habían tomado colonias populares de Soyapango, donde no quedaron civiles, ya que todos habían abandonado sus casas, esto lo hizo la guerrilla para que no hubiera ni un civil muerto o herido.
Pero era tiempo de regresar a descansar y luego volver para seguir incursionando en la ciudad. Cuenta que esa retirada del 21 de noviembre la hicieron hasta el cantón Ramírez, a pesar de que el ejército les había puesto anillos de seguridad para que no salieran del lugar.
Eran de 3 a 4 barricadas las que tenían que pasar, por lo que se vieron obligados a campamentar en algunos lugares, además, en el que el comandante escribió una carta a los guardias que componían una barricada, a que no intentaran atacarles, porque el objetivo de la guerrilla era la toma de la ciudad.
“Les dije que no intentaran atacarnos ahí porque nuestro objetivo era simple y sencillamente tomarnos el poder, ustedes no son nada, si quisiéramos aniquilarlos a ustedes no tenemos ningún problema, pero no son el objetivo. Por lo tanto no vayan a intentar meterse con nosotros”, indicó que escribió en esa carta.
Y prosiguió: “y nos quedamos a medio camino porque la comandancia general nos dijo que volviéramos a incursionar Soyapango, pero antes incursionamos Tonacatepeque”, afirma, pues ese lugar era un objetivo militar fácil y lo hicieron en honor a compañeros caídos durante lo que se llevaba de la ofensiva.
Pero en sí, no les fue muy fácil tomarse el lugar, pues les costó tres incursiones para sacar a los soldados a quienes capturaron y les quitaron armas para tenerlas de reserva. Cuando lo tomaron dicen que era un orgullo hacerlo en nombre de sus compañeros.
Pero a pesar de ello, según cuenta el comandante, algunos jefes de tropa ya no estaban dispuestos a regresar a la ciudad debido al cansancio que tenían por diez días de combate sin parar, psicológicamente estaban débiles, pero aun así siguieron.
“Incursionamos el lado de la INSA y esa vez iba el comandante Camilo Turcios con su tropa, en esa dirección algunos jefes no iban, ya estaban con miedo, estaban agotados, cansados, algunos decían: Yo ya no voy, no fregués, y que alguien te diga así en plena guerra no es fácil, y ya no podés hacer nada, eso pasa”, comentó.
Cuando nuevamente ingresaron a Soyapango, cansados, cayeron en medio del batallón Atlacatl, con quienes no tuvieron combates, solo insultos, ya que también los miembros de ese escuadrón estaban igual que la tropa bajo el mando de “Chano”.
“Sabiendo que ellos estaban ahí, yo les puse una emboscada como a 300 metros (Ríe), lo que te quiero decir es que ya en la mañana, buscando objetivos cayeron en esa emboscada algunos, algunos se retiraron, pero los que cayeron, como estaban exhaustos, verdad, estaban dormidos y les llegábamos a tirar granadas para que despertaran y así pasamos por tres días para agotarlos y ya no volvieran a molestar”, expresó.
Eso hizo que siguieran incursionando, pero las energías ya se les estaban agotando cada día, pero siguieron avanzando hasta llegar a tomarse nuevamente la ciudad y las otras organizaciones lograron llegar más lejos en la capital, como tomarse el hotel Sheraton, donde estaba el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), que fue uno de los máximos logros de la guerrilla.
Pero solo se quedó a un paso de la toma del poder, donde tuvieron la logística, el armamento y todas las condiciones; aunque faltaba una, la educación total del pueblo para una verdadera insurrección, ya que faltó trabajo político ideológico en la ciudad.
“Creímos que el pueblo estaba preparado para la insurrección y fue un debate dentro de la comandancia, por eso es que metimos armas a la ciudad para que los jóvenes se incorporaran. Faltó trabajo político ideológico y de análisis, de los momentos del auge insurreccional por parte de las masas (el pueblo)”, aseguró con semblante serio Chano.
Por eso es que decidieron regresar a los frentes de guerra en los cerros, pero sin antes lograr un objetivo: la negociación con el imperio norteamericano y el gobierno salvadoreño, algo que estos últimos no querían.
Algo que muy pocos lo han logrado en América Latina, ya que el gobierno de ese entonces lo que querían era matar a los que participaban con la guerrilla. Pero también les dejó lecciones, la de educar ideológicamente a las masas para la verdadera toma del poder del proletariado, algo, que según Guevara, se puede lograr por la vía democrática.
“Pero hace conciencia que esto se logrará paulatinamente, con varios gobiernos del FMLN, ya que de a poco el sistema capitalista se está debilitando en la región de América Latina, por lo que se van dando pasos sustanciales, pero se logrará solo con la ayuda del pueblo”, concluyó el comandante Chano Guevara.