Por Henry Morales Arana
Ciudad de Guatemala/AFP
Entumecido por el frío, rx Sebastián, patient un vendedor de flores, observa desde el otro lado de la acera la ceremonia maya que indígenas y activistas realizan para conmemorar los 35 años de la quema de la embajada de España en Guatemala, que dejó 37 muertos.
Es la primera ceremonia que se realiza en el lugar donde estuvo la sede diplomática, tras el fallo del 19 de enero que condenó a 90 años de prisión al exjefe policial Pedro García Arredondo, señalado de ordenar la matanza.
Arrendondo es por ahora el único condenado por lo ocurrido ese 31 de enero de 1980, cuando 37 personas murieron en el incendio de la embajada española que había sido tomada por indígenas, campesinos y universitarios para denunciar la represión a sus comunidades por el Ejército.
Con un abrigo rojo, casi parecido al color de sus flores, Sebastián cruza los brazos para encontrar calor mientras tres sacerdotes indígenas atizan el fuego de un altar de velas, pan y resina de árbol, frente al lugar donde en 1980 funcionaba la sede diplomática, en el sur de la capital guatemalteca.
Originario del occidental departamento de Quiché, de donde era la mayoría de víctimas del incendio, Sebastián Xon, de 38 años, cuenta a la AFP que cuando era niño su abuelo le mencionaba sobre la quema en la embajada española, aunque nunca pasó por su mente que trabajaría frente al histórico lugar.
«Mi abuelo me había contado de eso (incendio) pero nunca imaginé que iba a estar aquí donde estuvo la embajada de España», comenta Sebastián, quien desde hace 17 años vende flores frente al sitio que ocupaba la embajada y donde ahora funciona un banco.
Hace 35 años, los militares y policías quemaron la embajada en una acción considerada por grupos humanitarios como una de las peores atrocidades cometidas por los militares durante la guerra civil (1960-1996).
Entre las víctimas del incendio figura Vicente Menchú, padre de la Premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú; el cónsul español, Jaime Ruiz del Árbol; el exvicepresidente de Guatemala, Eduardo Cáceres y el excanciller guatemalteco, Adolfo Molina.
Solamente sobrevivió el entonces embajador español Máximo Cajal (que falleció en 2014), pues el único de los ocupantes indígenas rescatado con vida fue posteriormente secuestrado del hospital y su cadáver lanzado en el campus de la estatal Universidad de San Carlos.
Un exjefe policial tras las rejas
Luego de más de tres décadas de clamor de justicia por los familiares de las víctimas, un tribunal guatemalteco condenó a mediados de enero al exjefe policial señalado de ordenar la matanza.
En su resolución, el Tribunal le impuso a García Arredondo una pena de 30 años por asesinato, aumentada en una tercera parte por asesinato en grado de tentativa y delitos contra la humanidad.
Además, le fijó una condena de 25 años por cada uno de los dos estudiantes asesinados «en concurso real» cuando participaban en el funeral de las víctimas el 2 de febrero de ese mismo año.
«Siento que después de 35 años de venir buscando justicia la sentencia alivia un poco, porque no nos pueden devolver a las personas con vida», señaló a la AFP Sergio Vi, cuyo padre, Gaspar, murió en el interior de la embajada.
García Arredonde, que dirigía un comando especial de la policía cuando ocurrieron los hechos, fue capturado el 24 de julio de 2011 como responsable por otro caso, la desaparición del estudiante universitario Edgar Saenz en 1981, por el que fue condenado a 70 años de prisión.
«Lo que queremos es que lo que se vivió durante el conflicto armado interno no se vuelva a repetir, porque si no hay justicia este país no puede avanzar», agregó Vi, al momento que más indígenas se acercaban al fuego sagrado que era acompañado por una corona de flores y una pequeña cruz de madera.
La guerra civil guatemalteca dejó unos 200.000 muertos y desaparecidos, según una Comisión de la Verdad auspiciada por la ONU, que en 1999 publicó un informe sobre varios hechos ocurridos durante el conflicto y entre ellos consignó un capítulo sobre «La masacre en la embajada de España».
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Fotografía. Indígenas de Guatemala realizan un ritual Maya frente a la Embajada de España, por el 35 aniversario del asalto a la sede diplomática por fuerzas de seguridad guatemaltecas. (Foto Diario Co Latino/AFP/Johan Ordóñez)