Washington Prensa Latina
Delegaciones de Estados Unidos y China se reunirán la próxima semana en Shanghái, para abordar asuntos comerciales, afirmó el Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin.
Mnuchin, quien participará en el diálogo, manifestó a la cadena televisiva CNBC que espera progreso en el encuentro, pero a su juicio serán necesarias más rondas de negociaciones para llegar a un acuerdo.
Tal pacto pondría punto a final a la guerra comercial, desde el año pasado, entre las dos mayores economías del mundo.
Los comentarios de Mnuchin siguieron a la información divulgada la víspera por el servicio de noticias Bloomberg de que el representante comercial estadounidense, Robert Lighthizer, viajará el 29 de julio a Shanghái para los mencionados fines.
Hace más de una semana, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se refirió a un largo camino por recorrer para lograr un acuerdo comercial con China.
Dichas discrepancias se avivaron por la unilateral decisión del jefe de la Casa Blanca de imponer aranceles a las importaciones chinas debido a su descontento por el déficit comercial de Washington con Beijing.
Por otro lado, el mandatario republicano reiteró en una reunión con el gabinete en la mansión ejecutiva las amenazas de imponer nuevos impuestos a productos del gigante asiático valorados en 325 mil millones de dólares.
En la segunda semana de este mes, los negociadores de las dos naciones dialogaron sobre el reinicio de las pláticas bilaterales, a partir de la decisión al respecto de Trump y su homólogo chino, Xi Jinpinp, cuando se reunieron en Japón en el contexto de la Cumbre del G20 en junio.
Liu He, viceprimer ministro chino, conversó por teléfono con Lighthizer para intercambiar puntos de vista sobre la reanudación de sus contactos.
Ambos abordaron las vías para implementar, lo más pronto posible, el consenso alcanzado por Trump y Xi, quienes acordaron resucitar el diálogo y tratar de evitar una mayor escalada en el conflicto comercial.
Las conversaciones se afectaron en mayo pasado, cuando Trump elevó del 10 al 25 por ciento los aranceles impuestos a productos chinos valorados en 200 mil millones de dólares al año.
China respondió con medidas de represalia a ese nuevo paso, lo cual provocó inestabilidad en los mercados financieros y puso en alerta a legisladores, compañías y grupos empresariales estadounidenses.