Por Miguel Sánchez
Santiago/AFP
El Congreso chileno aprobó una reforma constitucional que permite el voto en el extranjero para elecciones presidenciales y plebiscitos, hospital hospital un hecho histórico que permitirá por primera vez a los chilenos en el exterior ejercer su derecho a voto.
La reforma -que ya había sido aprobada por la Cámara de Diputados y recibió el martes 28 votos a favor y cinco en contra en el Senado- permite a los ciudadanos «que se encuentren fuera del país podrán sufragar desde el extranjero en las elecciones primarias presidenciales, sale en las elecciones de Presidente de la República y en los plebiscitos nacionales».
«Es un día histórico para el país, para los que vivimos en el país como en el extranjero», dijo la ministra de la Presidencia, Ximena Rincón, tras la sesión de Congreso.
La aprobación de la norma va en beneficio de unos 500.000 de los 850.000 chilenos que viven en el exterior, según datos de la Cancillería de Chile, y que podrían votar a partir de las próximas elecciones presidenciales de 2017.
Un primer e importante paso
El siguiente paso será la elaboración de una «ley orgánica constitucional» que establecerá el procedimiento de la inscripción en el registro electoral y regulará los procesos electorales y plebiscitarios en el extranjero.
«Un paso importante, a nivel político muy relevante porque ahora hay un consenso general de la importancia que quienes estamos fuera podamos participar, sin condiciones», dijo a la AFP Francisco Fuentealba, coordinador del movimiento de chilenos en el exterior «Haz tu voto volar», que reúne a más de 25.000 ciudadanos a través de las redes sociales.
Fuentealba, radicado en Berlín desde hace siete años, manifiesta que a nivel práctico aún deben esperar la ley orgánica que el gobierno de la actual presidenta Michelle Bachelet debe enviar al Congreso, y de la cual, esperan ser partícipes.
«Queremos participar en la elaboración de la Ley orgánica, porque es ella la que regulará el cómo vamos a participar desde el extranjero», aseveró.
«El segundo objetivo es abrir el debate para que los chilenos en el extranjero tengan representación en el parlamento», agregó.
En Chile hay actualmente 13,4 millones de electores, de un total de casi 17 millones de habitantes, que están inscritos de manera voluntaria.
Durante las elecciones generales realizadas en diciembre pasado que ganó la socialista Michelle Bachelet, los chilenos en el extranjero realizaron sufragios simbólicos en ciudades como París, Barcelona, Sidney y California, y también por internet.
Un largo debate
El voto en el exterior fue tratado por primera vez por el Congreso de Chile en 1991, después de acabada la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), como una aspiración de las bancadas de izquierda, que agrupa a miles de exiliados que salieron del país luego del régimen.
Las bancadas de los partidos de derecha Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional, vinculados a la dictadura de Pinochet, siempre se opusieron a la implementación del voto en el exterior, ya que a su juicio, muchos de los chilenos avecindados en el extranjero ya no tenían vínculos con el país porque vivían muchos años fuera, por lo tanto, no tenían derecho a sufragar.
«Me repugnaría la conciencia que elijan al Presidente personas que no tienen vínculo con el país», indicó el senador Jaime Orpis (UDI) durante la sesión del Congreso.
Un 75% de los chilenos que viven en el extranjero salieron del país por razones económicas, trabajo o estudio, mientras que apenas un 13% son exiliados, según datos oficiales.
El ex presidente derechista Sebastián Piñera, decidió en el 2010 enviar al Congreso una reforma constitucional para el voto en el extranjero pero quedó trabada en el Senado, al no alcanzarse un acuerdo sobre el nivel de vinculación que los chilenos debían tener con el país.
Bajo el nuevo gobierno de Michelle Bachelet, las bancadas oficialistas de izquierda y los derechistas Renovación Nacional y Amplitud, acordaron antes de la aprobación de la reforma ampliar la posibilidad de voto en el extranjero también para las primarias presidenciales, inscribiéndose una única vez en los registros consulares para poder sufragar, lo cual permitió la aprobación de la reforma.