Ginebra / AFP
Nina Larson
El mensaje del Papa va más allá de la única comunidad católica, estima Olav Fykse Tveit, presidente del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) que recibe el jueves en Ginebra a Francisco, una «voz fuerte» que habla para todos los cristianos.
El Sumo Pontífice viaja a la ciudad de Calvino invitado por esta asamblea que reúne unas 300 iglesias protestantes, ortodoxas y anglicanas que representan unos 500 millones de creyentes.
«Es una decisión muy importante que tomó al aceptar la invitación, quiere decir que la Iglesia católica romana tiene las mismas prioridades que las otras iglesias cuando se trata de trabajar sobre la expresión de nuestra unidad cristiana y sobre el tema de saber cómo puede permitirnos responder a las necesidades del mundo de hoy», explicó Fykse Tveit a AFP, pastor noruego que preside el destino del CMI desde hace casi diez años.
El papa Francisco visita el CMI que celebra el 70º aniversario de su creación.
La visita representa, según Fykse Tveit, «una esperanza» ya que muestra «que incluso divisiones y conflictos profundos pueden dejarse atrás con el diálogo, tomándose cada uno en serio y concentrándose sobre lo que podemos hacer juntos».
Históricamente las relaciones entre la iglesia católica y las otras confesiones cristianas fueron complejas.
El movimiento de Reforma lanzado por Martín Lutero hace más de 500 años, que se transformó de manera estricta en el calvinismo desarrollado en Ginebra a mediados del siglo XVI, provocó siglos de diferencias, a veces traducidos en conflictos sangrientos, con la Iglesia católica.
Pero en los últimos 70 años «hubo numerosos cambios hacia mayor apertura», dijo Fykse Tveit.
«No es difícil hallar temas que dividen a los cristianos», afirmó subrayando los temas de «sexualidad» y «vida familiar».
Pero, añadió, hay «una especie de dinámica a favor de mayor unidad y esta visita del Papa es el testimonio» de ello.
«Muchos cristianos, católicos o no, lo ven como una voz fuerte que expresa lo que queremos decir como cristianos», estimó.
«Pedimos justicia, queremos trabajar para la paz y dar el mensaje del amor de Dios, un mensaje de esperanza para los que lo necesitan», dijo, agregando que «con ese espíritu habla por todos los cristianos».
Interrogado sobre el vocabulario de la Iglesia católica que se refiere a algunas confesiones cristianas calificándolas de «comunidades religiosas» y no de «iglesias», el secretario del CMI se muestra conciliador: «en la práctica, trabajamos juntos como iglesias».
Fykse Tveit se inquieta no obstante por tendencia de algunos a obrar en contra de la unidad, en particular en relación a una voluntad de mezclar política y religión.
«Hay, para decirlo de alguna manera, una batalla alrededor del alma del cristianismo», dijo Fykse Tveit, tomando como ejemplo la manera en que la religión es utilizada políticamente en Estados Unidos, país en donde la fe se convirtió en un «tema que divide».
«Todos fueron creados iguales», subrayó Fykse Tveit rechazando toda forma de racismo que constituye «una amenaza esencial contra la fe cristiana».
El CMI se mostró muy activo los últimos 70 años en el terreno de la paz, dijo Fykse Tveit, citando las intervenciones en la lucha contra el apartheid, en Europa del este antes de la caída del comunismo, o a favor del diálogo interreligioso en Irak.