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Los preparativos para instalar las tarimas que darán el soporte técnico a la ceremonia en donde se beatificará al padre Rutilio Grande, los laicos Manuel Solórzano y Nelson Lemus y el padre Cosme Spessotto están siendo instaladas en la Plaza las Américas, conocida como Salvador del Mundo. Previo a estos trabajos la alcaldía de San Salvador realizó limpieza en la zona.
Según han informado el acto se realizará el 22 de enero y han sido invitados funcionarios, invitados especiales, los presidentes de los tres poderes de Estado, cuerpo diplomático, entre otros.
Para Monseñor Rafael Urrutia “La Beatificación es presentar los fieles modelos nuevos de santidad, dando la vida por los demás se puede ser Santo, al estilo de Jesús. Para mi las cosas más importantes del Padre Rutilio es cómo ayuda a hacer comprender a la gente al decir la tierra es de todos, del campesino que la trabaja, pero esto nunca lo entendieron”.
Además, “le corresponde a las autoridades hacer las investigaciones necesarias de quienes los asesinaron. A nosotros nos corresponde determinar cuáles fueron las causas”, dijo el vicepostulador de la Causa.
El padre Rutilio iba el 13 de marzo de 1977 de Aguilares al Paisnal, y al pasar la línea del tren, lo interceptaron 8 personas, que llevaban la consigna de no dejarlo vivo.
Mientras que Spessotto fue asesinado en junio de 1980 en San Juan Nonualco, departamento de La Paz.
La ceremonia de beatificación también se extenderá a la Alameda Manuel Enrique Araujo y Paseo General Escalón.
Entre el 12 y el 17 de enero se van a montar las estructuras y tarimas.
Mientras que 18 y el miércoles 19 se harán pruebas de audio y se realizarán las pruebas de luces y alfombras y hasta el día 20 se efectúen las pruebas generales.
El diseño del templete es prolijo, sencillo y muy armónico, señaló el arzobispado, donde habrá un telón de fondo que recrea de una forma moderna, a los antiguos iconos parlantes Bizantinos, donde se representa a los santos San Francisco de Asís y San Ignacio de Loyola planteándose una pregunta entre ellos, y a la que San Óscar Romero responde con este texto tomado de Apocalipsis 7,13-14.